Arthur Jeffes ha conseguido algo sumamente difícil con la Penguin Cafe, que no es otra cosa que alejarse de las sonoridades más reconocibles de la Penguin Cafe Orchestra –la banda liderada durante años por su padre Simon Jeffes (1949-1997)– sin que parezca una ruptura radical. De hecho, Arthur sigue no pocos patrones de instrumentación y arreglos respecto a los perpetrados por Simon, pero orientados hacia otros derroteros más elusivos, efusivos y distendidos. Esto no implica que la música de la Penguin Cafe sea hedonista con relación a la tensión dramática que muchas veces tenían los temas de la Penguin Cafe Orchestra, pero sí que abraza unos aires más joviales sin apartarse de ese estilo de avant-pop y folk minimalista y repetitivo con juguetería de cuerdas que caracterizó al responsable de discos como “When In Rome…” (1988).
Este aire resuelto es manifiesto en “Welcome To London”, la pieza de apertura de su sexto álbum, “Rain Before Seven…”; los puntos suspensivos que delatan incógnita, misterio o continuación gustan a los Jeffes, ya que el segundo disco de Penguin Cafe se titula “A Matter Of Life…” (2011). Sin embargo, en la siguiente “Temporary Shelter From The Storn” la sensación es que el hijo rinde tributo o remembranza al padre: un tema untado hermosamente por la denominada síntesis granular, una ordenación de sonidos de uno a cien milisegundos de duración. Claro que lo que viene a continuación refuta más el espíritu lúdico que anida en el pequeño Jeffes: las percusiones, balafón y ukelele de “In Re Budd” –en homenaje al desaparecido Harold Budd (1936-2020)– nos trasladan de manera sosegada a una playa jamaicana donde intuimos la celebración de los cuerpos danzando al sol, mientras que la combinación de cuerdas, caja de ritmos y de nuevo el balafón en “Find Your Feet” resulta de una viveza contagiosa, y “Galahad”, con su título que evoca a uno de los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo en busca del Santo Grial, transita sus violines, violas y violonchelos por espacios de estima y festividad sin renunciar a un cierto aire de muzak contemporáneo.
Ninguno de los músicos que participó activa o tangencialmente en la aventura de Penguin Cafe Orchestra entre 1976 y 1993 (Helen Liebman, Gavyn Wright, Steve Nye, Geoffrey Richardson, Dave DeFriers) está presente en esta otra aventura sonora liderada por Jeffes hijo con la excepción del contrabajista Andy Waterworth, que en temas como “Might Be Something” asume el peso regio y el sostén rítmico. El espíritu de la época minimalista a lo Michael Nyman está bien presente, cocinado a fuego lento y espasmo melancólico, en cortes como “No One Really Leaves…”, y las cuerdas en abismo de “Lamborghini 754” y la sonoridad campestre de esos mismos violines y violas en “Goldfinch Yodel” nos recuerdan de dónde procede esta onda de pop sin pop que anidó durante años en sellos como E.G. y Obscure Records. ∎