Philip Selway

En comparación con sus compañeros de banda Thom Yorke y Jonny Greenwood, el batería de Radiohead, Philip Selway, podría parecer un mindundi: el típico batería intercambiable… ¡Pero no! Selway, que siempre hace su trabajo en la penumbra con su banda principal, sí merece atención. Aunque con perfil bajo, ya había publicado un par de álbumes en solitario a su nombre –“Familial” (2010) y “Weatherhouse” (2014)– y la banda sonora de “La huella del pasado”, película de la directora londinense Polly Steele –su título original, “Let Me Go” (2017)–. “Strange Dance” es su cuarto álbum: una colección de canciones de pop suave, en su mayoría melancólicas, que se derriten como el helado en la lengua, acompañadas muy apropiadamente por la voz del propio Selway, que no ha querido encargarse de la batería, por sentirse “desentrenado”: en su lugar encontramos a Valentina Magaletti, italiana residente en Londres, que ha tocado con luminarias experimentales como UUUU (con Graham Lewis, de Wire, y Thighpaulsandra, de Coil) o The Can Project, la banda formada por Irmin Schmidt con Thurston Moore y otros miembros supervivientes de Can para crear versiones instrumentales del legado de la banda fundamental del krautrock. En la web de Bella Union se puede leer que cuando “Philip Selway se puso en contacto con algunos de sus músicos favoritos para que tocaran en su tercer disco en solitario, les dijo que se lo imaginaba como un disco de Carole King si ella colaborara con la pionera compositora electrónica Daphne Oram y la invitara a tocar la batería en él”. La reunión de talentos se completa con una banda formada practicamente al completo por mujeres: Hannah Peel, Quinta (alias de Katherine Mann, integrante de Collectress), Marta Salogni (productora del disco y coproductora del nuevo álbum de Depeche Mode, “Memento Mori”) y la violonchelista Laura Moody, con el añadido masculino de Adrian Utley (guitarrista de Portishead).

Si consideramos que formar parte de Radiohead marca un determinado carácter, aquí encontramos composiciones con numerosas ideas rítmicas ingeniosas, complementadas con unas incuestionables habilidades como arreglista: en “What Keeps You Awake At Night” se toma su tiempo para introducir todos los motivos, que luego combina a su antojo, sin perder de vista la dramaturgia de la canción. La recompensa: un final maravilloso que despierta el deseo de más. “Picking Up Pieces” también comienza de forma discreta antes de que la música se vuelva cada vez más densa y termine explotando con la brillantez del violín. No todo es igual de elegante: “The Other Side” roza el borde de la cursilería; demasiado azucarada por su empalagosa línea melódica, pero aun así tiene una belleza envolvente. Por el contrario, la canción que da título al disco podría parecer un disparate en su mezcla de oscuridad y belleza trémula. El punto culminante del álbum podríamos situarlo en los arreglos orquestales de “The Heart Of It All”, en la que tras varios minutos de tensión, la canción estalla en colores brillantes en el último estribillo: vientos, cuerdas y sintetizadores se abren paso hasta alturas vertiginosas mientras el sol se eleva lentamente en lo que interpretamos como un hermoso amanecer. ∎