Álbum

Pshycotic Beats

Soundtrack Without A MovieLog Lady, 2025

El quinto álbum de Andrés Costureras –sexto disco si añadimos el maxi “The Bleeding Songbook” (2020) con Pati Amor– no responde a la idea de banda sonora ficticia con un motivo musical que se repite hasta la saciedad. Se trata en realidad de una colección de ocho canciones muy diferentes entre sí alrededor de ciertas ideas conectadas (la enfermedad mental, el aislamiento, la desconfianza hacia cierto tipo de tecnología, la distopía). El músico madrileño parece estar imitando en la portada al David Bowie de “Heroes” (1977), versión chulapona, con gabardina weimariana incluida y gesto neutro como mandan los cánones.

Pshycotic Beats pretende luchar esta vez, no sin radiantes recaídas como el synthpop noctámbulo de “After You”, por desprenderse de la trazabilidad más obvia de su música –donde Bowie se muestra en el centro como inextinguible Pantocrátor, tal vez con Ralf Hütter a la derecha del padre–, ampliando el catálogo de influencias de este proyecto electrónico especializado en materias oscuras como “Dormihcum” (2013) –que era el nombre de un psiquiátrico imaginario escondido en un cementerio– o “The Black Sea” (2019) –situado estratégicamente tras esa institución mental–. Tras el cambio de tercio terapéutico que entrañó su cuarto álbum, “Festering” (2022), Costureras renueva sus razones con otro disco conceptual, seguramente el más maduro de su carrera.

“Silence” es un concepto recurrente en las letras de Pshycotic Beats –time is a healer, silence is the miracle”, decía en el disco anterior–. Comienza con una voz radiofónica en inglés (La tecnología está en manos de gente maligna) seguida de un manto de cuerdas sinuosas a lo Lex Baxter en “Jewels Of the Sea” (1961) y de arpegios fluorescentes, creando una de las composiciones más bellas de la colección. Costureras, que sigue cantando en inglés, da rienda suelta a su habitual vertiente cinematográfica adjudicándose el papel de convincente crooner retrofuturista. Los amantes de “Twin Peaks” sabrán muy bien quién es Log Lady o la Dama del Leño más elocuente de la historia del celuloide. Es el nombre que este artista independiente tan paradójicamente inclinado al mutismo dio a su sello discográfico. “In The Air”: Imaginad que la raza humana no volviera a decir ni una palabra, un sitio donde hay silencio en el aire, un lugar donde estar desconectado de internet es el nuevo lujo, más allá hay silencio. Su forma de cantar recuerda esta vez a las cantantes de góspel con el vibrato de un Lewis Baloue entre colchones sintetizados que firmaría Badalamenti, Theremines misteriosos, órganos y una voz fantasmal de cierre: “Smash your phones, smash your vices”.

Con la pianística “Vultures”, que habla de traiciones entre samplers y tonos que recuerdan al Mickey Newbury de “’Frisco Mabel Joy” (1971) con su pieza maestra “The Future’s Not What It Used To Be”, Pshycotic Beats cambia radicalmente de registro, al igual que con la suite neoclasicista de “Cycles”. Entre violines sostenidos a lo Boulez/Scott Walker y una melodía salvadora de violonchelo, su autor revive los vaivenes anímicos provocados por el trastorno bipolar que sufre desde la adolescencia (diagnosticado tan solo hace un par de años): “Necesitamos silencio para salir del infierno”, dicta de nuevo una voz artificial sobre el ruido de un motor en plena aceleración. El trip rock industrial de “Loner” suma aún más variedad a las texturas orgánicas predominantes en este disco-filme donde la lucha de contrarios encuentra otro tipo de dramatismo en “Slow Curtain”, debatiéndose entre la calma y la tempestad, como invocando el fantasma de Billy Mackenzie.

Compuesto, arreglado y producido por Andrés Costureras en los estudios Nomadi de Madrid, “Soundtrack Without A Movie” cierra con uno de esos hits de electrónica palpitante marca de la casa casi ausentes en esta ocasión. “God Wouldn’t Allow You To Believe In Him” es un lamento por el desastre de Gaza donde Costureras frasea como Stuart Staples y revela: “Un espíritu maligno vino a mí y susurró en mis oídos: Dios no te permitirá creer en él”. Todo parece terminar con una de las peores versiones del silencio, el cómplice, moraleja tecnológica incluida: “Offline is the new luxury”. El filme “La vida de Chuck”, lo nuevo de Mike Flanagan, vincula esa desconexión al apocalipsis, por lo que habrá que buscar un punto intermedio. A fin de cuentas, es solo arte. El que hace Pshycotic Beats en su camino a la excelencia. ∎

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