“I testified / My mama cried / Black people died / When the other man lied”… Todavía hoy sigue impresionando escuchar el vozarrón de predicador airado de Chuck D. En 1991, Public Enemy se encontraban en la cima del mundo, tras firmar una trilogía imbatible culminada con el espaldarazo de Spike Lee al convertir “Fight The Power” en himno/leit motiv de su celebrado largometraje “Do The Right Thing” (1989). Los primeros pasos comerciales del rap lúdico a finales de los años 70, a la sombra del eclecticismo discotequero y la incipiente cultura de club –con la necesidad de nuevo combustible por parte de unos pinchadiscos que dejaban de ser meros selectores y empezaban a incluir trucos efectistas a sus sesiones–, y la posterior globalización del fenómeno gracias a nombres que reivindicaban su origen callejero como Run DMC dieron paso en la segunda mitad de los 80 a una primera edad de oro del rap y la cultura hip hop con un abanico de propuestas en estado de gracia. Entre el conscious rap de Erik B & Rakim o Gang Starr, ligones a su manera como Big Daddy Kane o LL Cool J, el eclecticismo samplístico de De La Soul o Jungle Brothers, gamberros como Beastie Boys y hasta los primeros balbuceos del gangsta rap con Ice-T y NWA, Public Enemy se presentaban confrontacionales, combativos y amedentradores que no se dejaban amedrentar, bastante más temibles que los Boogie Down Productions de KRS-One. Rodeados de la parafernalia militar con su propias coreografías arma en ristre de sus acompañantes y supuesto equipo de seguridad S1W, reivindicando el ideario de los Black Panthers y Malcolm X, polémicos pero necesarios porque te enfrentaban a una cruda realidad de (más que) discriminación racial que sigue tristemente vigente. Y musicalmente arrolladores gracias a unas producciones a base funk hiperventilado, blaxplotation, breaks funky drummer, quejidos de James Brown y los centelleantes scratches del DJ Terminator X.
“Apocalypse 91… The Enemy Strikes Black” (1991) recogía ya sin sorpresas todo lo sembrado por “Yo! Bum Rush The Show” (1987), “It Takes A Nation Of Millions To Hold Us Back” (1988) y “Fear Of A Black Planet” (1990). The Bomb Squad, el equipo de producción que formaban Eric Sadler, los hermanos Hank y Keith Shocklee, y el propio Chuck D bajo el seudónimo de Carl Ryder, ya solo figuran como productores ejecutivos, pero el bombazo sónico sigue perfectamente engrasado en las manos de Stuart Robertz, C-Dawg, Gary G-Wiz y The JBL. Con el doble comienzo-presentación autorreferencial a modo de zapeo sonoro que forman “Lost At Birth” y “Rebirth” (“ahora el Ku Klux Klan viste trajes de tres piezas”), el disco toma velocidad de crucero con las irresistibles “Nightrain”, “Can’t Trust It”, “I Don’t Wanna Call Be Called Nigga” y “How To Kill A Radio Consultant”. El contrapunto entre un desatado Chuck D (“land of the free / but the skin I’m in identifies me”) y el pepitogrillesco Flavor Flav funciona a la perfección en su batalla contra todo lo que se menea. Apenas bajan algo el pistón rítmico con la hendrixiana “By The Time I Get To Arizona”, sobre la eliminación del día de Martin Luther King Jr. en ese estado, y, asumiendo su papel cuando proclamaron que el rap era el medio de comunicación de los jóvenes, vuelven sobre ello en “More News At Eleven” –un zapeo de noticias y réplicas en el que se defienden afirmando cosas como “Terminator X is not going solo” o “Flavor Flav is not in jail”, que irónicamente acabaron ocurriendo años después– y en “A Letter To The New York Post” (“ain’t worth the paper it’s printed on”). En el rush final, la tremenda “Shut Em Down”, con las líneas que abren esta reseña marcando el paso. Tras lo que serían los títulos de crédito en la dopante “Get The F… Outta Dodge”, el reprise junto a Anthrax retomando el “Bring The Noise” de “It Takes A Nation Of Millions…”, que los thrashers acababan de versionar para un recopilatorio de rarezas.
Ahora que el simple paso del tiempo propicia que cualquier día haga 25, 30, 45, 50 años de algún hito en el calendario de la historia de la música popular y que alguien se vea en la necesidad de recordárnoslo, se lanza una edición conmemorativa de las tres décadas que se cumplían este octubre. Quizá tenga algo que ver la reciente vuelta del combo a Def Jam, que ya tiene poco que ver con lo que fue entonces. Como tampoco es cuestión de fliparnos, tras el rimbombante subtítulo “Deluxe Edition” no hay ningún lujoso vinilo coloreado (o dos), ni siquiera un decadente compacto extendido (o dos) con maquetas o descartes inéditos y algún jugoso texto que nos sitúe en la época o nos cuente las circunstancias/entresijos de su gestación. Tan solo una modesta agregación en las plataformas digitales con trece anecdóticos añadidos que habían aparecido en los sucesivos singles: remezclas (de su coetáneo Pete Rock y colaboradores de entonces como Mike Bona o Gary G-Wiz), instrumentales o medio a capelas de siete de sus cortes, ocho de ellos por primera vez en digital, fíjate tú. Además, se nos informa de que los tres videoclips que se filmaron entonces se han subido en HD al YouTube del grupo. De ahí a conquistar TikTok ya solo queda un paso (o dos). Na, fuera de coñas, háganse el favor de rescatarlo o descubrirlo. Por desgracia, su discurso sigue siendo necesario; y, por fortuna, la forma en que lo difundían no ha envejecido ni un beat. ∎