Álbum

Rhiannon Giddens With Francesco Turrisi

They’re Calling Me HomeNonesuch-Warner, 2021

La pandemia y el desarraigo marcan esta nueva colaboración entre Rhiannon Giddens y Francesco Turrisi, ambos añorando sus orígenes –USA e Italia, respectivamente– desde Irlanda. “They’re Calling Me Home” es en apariencia similar a “There Is No Other” (2019), el preciosista trabajo conjunto anterior (producido por Joe Henry), pero ahora planea una liturgia distinta.

El álbum se nutre fundamentalmente de composiciones de folk tradicionales –más norteamericanas que británicas– a las que se suman un par de piezas de la órbita de Francesco –“Nenna Nenna” y “Si dolce è’l tormento”, esta última un madrigal de Claudio Monteverdi del siglo XVII– y una “Niwel Goes To Town” con la guitarra africana de Niwel Tsumbu. En algunas predomina la espiritualidad tradicional, sin escatimar elegancia y originalidad en los arreglos aunque estos últimos sean básicos. Ahí está “O Death”, solo con coros y percusión, o el arranque de profundidad india sobre folk celta de una voz que conmueve en “Calling Me Home”, compuesta originalmente por Alice Gerrard en un entorno bluegrass. Sin olvidar la más convencional “Waterbound”, grabada por primera vez por Field’s Ward en 1929, a modo de homenaje al origen –Carolina del Norte– de Rhiannon y a su etapa junto a Carolina Chocolate Drops.

Como gancho para un público mayoritario destaca la versión de “I Shall Not Be Moved” –aquí conocida por la de Joan Baez en castellano traducida como “No nos moverán”, y por los nostálgicos de “Verano azul”–, y “When I Was In My Prime” de Pentangle (a quien interese: corre otra más estremecedora aún de una joven Nina Simone por YouTube). Pero la versión que da fe de la facilidad que tiene esta pareja para impactar con recursos mínimos es una instrumental de “Amazing Grace” donde ella se limita al humming. Cuando al final toma las riendas la gaita de Emer Mayock solapándola, nos deja rendidos a sus pies: todo un contrasentido teniendo en cuenta que una de las armas más poderosas de la norteamericana es su voz de cristal. ∎

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