Álbum

Sabrina Carpenter

Man’s Best FriendIsland-Universal, 2025

El séptimo disco de Sabrina Carpenter, “Man’s Best Friend”, es puro vodevil pop con aroma a comedia romántica gamberra. Es como si Doris Day se cruzara con “American Pie”, como si Cole Porter hubiera crecido en TikTok, o como si ABBA hubiera tenido un lado guarro y autoparódico. Carpenter siempre ha demostrado tener sentido del humor en su música, pero aquí lo convierte en todo un manifiesto artístico. El álbum trata el amor, el sexo y los líos sentimentales como una comedia de enredos. En un panorama donde la mayoría de divas prefieren erigirse en heroínas trágicas o símbolos de empoderamiento, Carpenter escoge el papel de payasa. Y esa autoparodia, paradójicamente, es lo que implica que tenga el poder absoluto de la situación.

“Manchild”, el single de adelanto, abre fuego mientras ella dispara rimas del tipo: “Why so sexy if so dumb?”. Su “Oh boy!” de estribillo funciona a la vez como carcajada, gemido y coletilla de comedia musical. La burla y el coqueteo se mezclan hasta ser indistinguibles. Si otras estrellas han jugado antes con la ironía (de Lily Allen a Katy Perry), Carpenter recupera la tradición de la comedia screwball y la actualiza con tacos, autodesprecio y una producción pop monumental cortesía de Jack Antonoff.

La obscenidad es constante, pero nunca gratuita: detrás de cada chiste hay un trabajo de orfebrería pop. Carpenter y su equipo (Antonoff, Amy Allen y John Ryan) conciben cada canción como si fuese un número de Broadway, con cambios de tono, giros inesperados y arreglos que siempre sorprenden. “Tears” arranca con un “Me pongo cachonda pensando…” que parece conducir hacia lo obvio, pero se remata con “… que eres un tipo responsable”. El gag funciona, pero también lo hace el beat disco, con piano chispeante y una línea de bajo que resucita a Studio 54. La risa y la euforia se funden hasta no saber si estás bailando o partiéndote de risa.

Uno de los leitmotivs del álbum es la libido frustrada. “My ManOon Willpower” describe a un novio demasiado zen como para acostarse con ella: “Mis pijamas de guarra no le tientan ni un poco / ¿qué comedia romántica retorcida es esta pesadilla?”. En “Never Getting Laid” dramatiza el rechazo como destino trágico y cómico a la vez. House Tour” da una vuelta de tuerca a Diana Ross en clave sexualmente explícita: la casa que invita a visitar es, evidentemente, su propio cuerpo. “Go-Go Juice” bebe de la filosofía Kesha, fiesta y alcohol como remedio universal, mientras que “Sugar Talking” ridiculiza a los hombres que se esconden tras párrafos de WhatsApp (“Tus tochos de texto me dan igual / mueve el culo y ven a mi casa”).

Bajo su capa de chistes verdes se esconde un trabajo de producción minucioso, instrumentación cuidada y un sofisticado sentido del camp. Carpenter convierte la comedia en arte pop mayoritario y, al mismo tiempo, eleva el pop ligero al nivel de comedia inteligente. Si la industria sigue sin saber cómo premiar la risa, allá ella; lo cierto es que Sabrina Carpenter ha inventado un nuevo género: vodevil disco, comedia romántica en clave synthpop, sátira con beat bailable. En una época dominada por la solemnidad, ella propone algo mucho más arriesgado: reírse mientras coreas el estribillo. ∎

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