No hemos dejado realmente de escuchar a Sampha después de “Process” (2017), su revelador álbum de debut: ahí quedan todos esos featurings y/o créditos como productor o compositor en temas de Everything Is Recorded, Roses Gabor, Loyle Carner, Solange, Alicia Keys (maravillosa “3 Hour Drive”, bien desgranada en un memorable episodio de “Song Exploder”), Actress, serpentwithfeet, Mustafa, ¡Kendrick Lamar! (recuperen aquel gran “Father Time” en “Saturday Night Live”), Lil Silva, Laura Groves… Allí donde había sensibilidad e inquietud, seguramente Sampha tenía algo que ver.
Pero había ganas, muchas ganas, de nuevo disco del cantante, pianista y productor R&B revelado como remixer de The xx. Y “Lahai” nos ofrece todo lo que se podía esperar de él, la misma emoción, la misma riqueza musical, solo que desde un ángulo conceptual casi opuesto al del anterior disco. Si aquel era un lamento por la muerte de su madre, “Lahai” es una celebración de la vida, una exploración de sus ciclos e incluso de lo que podría haber más allá. De nuevo, es un elogio de su familia: Lahai se llamaba su abuelo por parte de padre; Lahai es, además, su segundo nombre. Pero Sampha ha cambiado la tristeza por la creencia en el presente y el mañana, la naturaleza y el cosmos, impelido por una especie de contagioso optimismo (afro)futurista.
La inicial “Stereo Colour Cloud (Shaman’s Dream)” ya remarca, incluso desde el título, las ganas de volar antes que de cultivar el hundimiento. Sonido en amplio, envolvente estéreo y más tecnicolor que color a secas. Ladies and gentlemen, estamos bailando footwork en el espacio. Su habitual Kwake Bass como coproductor, explorando la confusión entre percusión real y artificial. Todo el disco es un ejercicio de sagaz equilibrio entre lo acústico y electrónico, lo espontáneo y programado.
Menos solipsista que en “Process”, Sampha tiene aquí ayuda de otros muchos amigos. El Guincho participa como productor y/o compositor en un puñado de temas, incluyendo el juguetón e inspirador single “Spirit 2.0” (“la fe te cogerá, los amigos te cogerán”), con batería de Yussef Dayes, coros de las grandes Ibeyi y unas palabras finales de Yaeji. Algunos de los mejores temas, como el single hip hop “Only” o “Dancing Circles”, en la que un piano minimalista marca grácilmente el ritmo hasta el tercer minuto, son básicamente manos a mano de Sampha Sisay con Pablo Díaz-Reixa. De “Process” repite Laura Groves (no a los coros, sino en Rhodes y vibráfono) en “Jonathan L. Seagull”, titulada así por el “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach, que un hermano mayor solía leerle cuando era pequeño.
Durante un total de 41 minutos adictivos, que impelen al repeat, el mundo parece un lugar mejor donde vivir y se puede creer en la técnica de seguir caminando hacia adelante, un pequeño paso detrás de otro. “Can’t go back” (“no puedo volver atrás”), canta Sampha repetidamente en un tema jungle con dicho título que, al parecer, se nutre de investigaciones que indican que sería más fácil viajar al futuro que al pasado. Futuro, siempre futuro. ∎