Son Rompe Pera

El grupo mexicano Son Rompe Pera se ha hecho famoso por trasladar el sonido folclórico de la marimba tradicional –un instrumento de percusión de origen africano, muy popular en Chiapas y Tabasco, con el que se interpreta sones y canciones típicas– al terreno del punk. Debutaron con “Batuco” (2020), un álbum influenciado por su padre, un músico callejero junto al que aprendieron el oficio en su natal Naucalpan de Juárez. Así, el contenido son versiones de sus canciones favoritas y el título hace referencia al mote con el que era conocido José Dolores Gama Melchor. Fallecido el progenitor, decidieron honrar a la madre, Esperanza Pera, con el nombre del grupo. Es hora ya de decir que el quinteto está liderado por tres hermanos Gama: Jesús Ángel “Kacho” y Alan “Mongo” a las marimbas y Alfredo de Jesús “Murfy” a las percusiones. Completan el grupo Ricardo “Ritchie” López a la batería y Raúl Albarrán al bajo.

En el primer disco tuvo un papel destacado su descubridor, el chileno Aldo “Macha” Asenjo (Chico Trujillo, Bloque Depresivo, La Floripondio), que además les inoculó el bicho de la cumbia. Para su nuevo trabajo, “Chimborazo”, decidieron acudir a la fuente, grabándolo en Bogotá bajo la supervisión de Mario Galeano (Frente Cumbiero, Ondatrópica, Los Pirañas), que les ha ayudado a dar un firme paso adelante con un repertorio ya propio y a la vez sumamente colaborativo en el que, como dice la letra de “Cumbia pa tu madre”, “como la cordillera de los Andes, la cumbia es la reina sin fronteras”, que es lo mismo que decir que la cumbia se ha convertido en la lingua franca del baile latinoamericano y que Son Rompe Pera saben hablar con fluidez todos sus dialectos. Para dejarlo claro, en la inicial “Selva negra” conectan con el lado psicodélico de la cumbia peruana añadiendo unas guitarras bien chicheras.

El sentido del humor cáustico preside “La muerte del amor”, una peculiar y pegadiza canción de amor en la que invocan el regreso de la amada fallecida desde un cementerio. El lado punk asoma en el frenético primer single “Chucha”, que es como los Ramones con marimba, con un vídeo que ilustra el tema que lo inspira: una pesadilla que tuvo Mongo acerca de una abducción alienígena. Esta canción y la explícita “Cumbia Is The New Punk” ilustran a la perfección la energía que desprenden en directo, la mejor manera de comprobar su efectividad. Tanto es así que para el que esto suscribe uno de los momentos más memorables del pasado festival Vida lo protagonizaron ellos, transformando el bucólico bosque del recinto en un polvoriento torbellino de pogo. Aunque también saben brillar en el extremo opuesto, al convertir el tema titular “Chimborazo” en un delicioso interludio instrumental lounge-folclórico.

La única versión es “Toño y el demonio”, un rare groove cumbiero de Los Curramberos de Guayabal, que incorpora sabor colombiano con el acordeón de Felipe Orjuela. Otros invitados bogotanos que pasaron por el mítico estudio Mambo Negro fueron el trío femenino La Perla, aportando con sus flautas y voces sabor andino a “El tamal”, y el beatmaker y rapero N. Hardem, que insufla aire reggae-hop-dub a “Chico migraña”. No puede faltar Frente Cumbiero dando a “Batuco son”, con sus lujuriosos arreglos de viento, un tono verbenero y también algo jazzístico, a la manera de Nueva Orleans, por no hablar de un punto felliniano, a lo monstruo de feria.

La conexión chilena la mantienen Macha, encargado de remarcar la sabrosura de “Chata”, cuya letra, “a la orilla de este río yo vi bailar la cumbia / con bombo, marimba y güiro yo me voy a guarachar”, supone una declaración de principios, y el grupo Anarkia Tropikal, que insufla músculo rockero, en forma de reverberante chicha selvática y también a lo heavy, a “Cumbia pa tu madre”. Y su paisano de Oaxaca, Gil Gutiérrez, se encarga con la guitarra de aportar unos riffs que dan a “Proteus” una tonalidad entre el son jarocho, la música hawaiana y el rock psicodélico. Lo lisérgico en clave de chicha vuelve a parecer en “F.O.O.S”, aunque con un trepidante ritmo marca de la casa que sirve para confirmar que saben abrazar con gracia la tradición y a la vez desgarrarla. ∎