Si la música es un estado mental, Superchunk son emoción electrizante. Su punk chisporroteante de primera calidad lleva dando caña desde 1989, y continúan sin dar muestras de agotamiento. Ahí siguen, plenos de vitalidad adolescente a sus cincuenta y muchos. Aunque Jon Wurster, batería desde 1991, dejó el grupo en febrero de este año tras más tres décadas de militancia, el resto continúan al pie del cañón, marcando estilo con la voz inconfundible de Mac McCaughan, la guitarra sabia de Jim Wilbur y el bajo robusto de Laura Ballance, aunque desde hace tiempo esta última no los acompañe en directo a causa de su hiperacusia, una dolencia que reduce considerablemente su tolerancia al sonido.
El doble disco que nos ocupa no es su primer recopilatorio de caras B, versiones y demás rarezas. Para algo McCaughan y Ballance regentan Merge Records, el sello referente de buena parte del mejor indie rock donde por supuesto han aparecido todos sus discos. Ya reunieron sus primeros EPs en “Tossing seeds (Singles 89/91)” (1992), después repitieron jugada en “Incidental Music 1991-95” (1995), más tarde llegó “Cup Of Sand” (2003) y ahora lanzan este “Misfits And Mistakes. Singles, B-Sides & Strays 2007-2023”, el mejor y más generoso de todos. Dos horas y media, cincuenta canciones de pura adrenalina grabadas a lo largo de los últimos quince años. Caras B que no desmerecen a las caras A a las que acompañaron, rarezas que valen su peso en oro y muchas, muchas versiones. Y de muy diferentes artistas, además. Por supuesto, ya que se les alude en el título, Misfits es la banda de la que se incluyen más reinterpretaciones, hasta tres (“Horror Business”, “Where Eagles Dare” y “Children In Heat”). Pero también hay trallazos de punk y hardcore clásicos (SS Decontrol: “Glue”; Neon Christ: “Bad Influence”; Circle Jerks: “Group Sex”; Corrosion Of Conformity: “Mad World”; Ramones: “Oh Oh I Love Her So”; Action Swingers: “Burn My Trip”), ejemplos del mejor indie rock primigenio (Minutemen: “Political Song To Michael Jackson To Sing”; Tom Robinson’s Band: “Up Against The Wall”), algo de un par de artistas indies más modernos (The Glands: “When I Laugh”; Wye Oak: “I Don’t Feel Young”), sorpresas del mainstream recicladas en clave punk pop (Bananarama: “Cruel Summer”; Destiny’s Child: “Say My Name), imprescindibles del –digamos– rock gótico (The Cure: “In Between Days”; The Sisters Of Mercy: “Alice”), clásicos del pop de la década de los ochenta (Klaus Naomi: “Total Eclipse”; The Go-Go’s: “Can’t Stop The World”) y un par de muestras de rock de autor de altos vuelos (Patti Smith: “Free Money”, en directo, con Eleanor Friedberg como cantante invitada; John Cale: “Child’s Christmas In Wales”). Lo más impresionante es que todas y cada una de ellas suenan a Superchunk, una cualidad que en ellos es como un superpoder.
No descubro nada al decir que estamos viviendo uno de los mejores momentos de la historia para la música en general. Al menos, para el oyente aficionado. Nunca antes hubo tanto al alcance de casi cualquier persona, y nunca antes hubo tal efervescencia creativa bullendo en cada rincón, disponible en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero, en medio de tanta oferta del todo inabarcable, Superchunk siguen siendo una tabla de salvación que siempre está ahí. No llaman demasiado la atención, no copan titulares ni portadas, pero quienes llevamos algún tiempo al tanto de parte de lo que se cuece por ahí sabemos que son un acierto seguro, un lugar al que volver. Este disco, tan generoso y tan estimulante, es una nueva muestra de su compromiso con la música, con su público y con su propia obra, además de una prueba más de que el rock’n’roll (aquí en forma de indie-punk-rock) retrasa el envejecimiento. Ojalá nunca dejen de existir. De modo que pincha este disco, sube el volumen y deja que estas canciones te lleven hasta ese lugar donde la electricidad todavía significa algo. ∎