Álbum

Sylvan Esso

No Rules SandyLoma Vista, 2022

Su propio listón estaba alto. Free Love” (2020) fue uno de los mejores discos de pop electrónico de aquel primer año pandémico, y no exactamente porque fuera nominado –al igual que su predecesor, What Now”, de 2017, de donde procede “Radio”, pieza central en la banda sonora de la película de Clio Bernard “Ali y Ava”, recientemente estrenada– al Grammy a mejor disco dance/electrónico, sino porque sublimaba una fórmula reconocible en una colección de canciones prácticamente imbatible, sin gramos de grasa ni minutos de la basura. Quizá en retrospectiva ellos lo vean como un producto previsible, envarado o excesivamente aferrado a su manual: esa burbujeante amalgama de clicks’n’cuts, ese synthpop de tacto doméstico, minimalista y con textos confesionales, esa ensalada de glitches siempre al servicio de melodías memorables, tratando de hacer de la electrónica al servicio de la canción algo irrenunciablemente humano, actualizando las enseñanzas de Dntel, The Postal Service, The Notwist o Lali Puna, que por algo hace ya casi veinte años que el vocablo indietrónica pasó absolutamente de moda.

El caso es que aquella autoexigencia también era, a su vez, su mejor virtud. Porque estos 16 cortes (seis de ellos son breves interludios) no fueron concebidos para engrosar un álbum, tan solo fueron fruto de tres semanas de retiro en un apartamento en Los Ángeles, lejos de su casa en Durham (Carolina del Norte), alumbrados bajo la premisa de la espontaneidad, la ausencia de hoja de ruta, la frescura del producto con escasa manufactura y el desdén por cualquier expectativa propia y ajena. Toda esa reflexión sobre su propio arte (y su lugar en el mundo) que los sucesivos parones escénicos han propiciado en muchos artistas. Y quizá por eso el resultado final se resiente. Parte de la magia se ha perdido. Tan solo “Moving”, “Echo Party” y “Alarm” están a la altura de los cortes de su predecesor. “Didn’t Care” acumula cerca de un millón de escuchas, pero es tan básica, tan simple, tan facilona, tan de atajar por el camino más corto, que no aguanta la comparación. Y “Coming Back To You”, cierre acústico, puede llegar a conmover, pero no es el registro que uno espera de ellos ni tampoco el que mejor dominan, la verdad.

Es como si la pareja que forman Amelia Meath y Nick Sandborn, enfrascados a su vez en otros proyectos paralelos (ella con Alexandra Sauser-Morning, excompañera en Mountain Man, en The A’s; y él con James Mapley-Brittle en GRRL x Made Of Oak, ambos con trabajos casi coincidentes en fecha de publicación con este de Sylvan Esso), hubieran destensado su discurso o aligerado su química. Y lo que antes rayaba en el sobresaliente ahora apenas vislumbra el notable, aunque se guarde –eso sí– unas cuantas balas para la recámara de sus cautivadores directos. ∎

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