Entre la capacidad evocadora de su música y la creciente presencia de la imagen en sus directos, era solo cuestión de tiempo que Jimmy LaValle, alias The Album Leaf, acabara componiendo bandas sonoras, que creara piezas originales en lugar de solo licenciarlas para películas y, sobre todo, series; los productores de “The O.C.” sobrexplotaron “In A Safe Place” (2004).
LaValle empezó creando scores para documentales, pero a mediados de la década pasada se pasó a la ficción revientamentes con “Spring” (2015), el inicio de su fértil colaboración con el dúo de directores formado por Justin Benson y Aaron Moorhead, cuyas historias inquietantes, en las que el tiempo es materia fracturada, le pedían complicar su paleta de sonidos.
En “Spring”, el compositor equilibró sus impulsos románticos con la experimentación drone ambient. En “El infinito” (2017), fue todavía más allá incorporando los descarriados sonidos de sintetizador de su batería habitual (y constructor de sintes) James McAlister. En “Synchronic”, cuya banda sonora se publica coincidiendo con la salida del filme en digital en Estados Unidos, es el propio LaValle quien estruja el sintetizador en direcciones chirriantes, sin dejar de ser él mismo: chapoteos y chasquidos electrónicos sirven para dar forma sónica a una droga capaz de desdibujar la distinción entre pasado y presente.
Como en las otras obras citadas, LaValle no se impone en exceso, no busca el protagonismo con melodías arrebatadoras; sobre todo intenta crear un clima. Pero es difícil ver la película –en Europa se pudo ver en el festival de Sitges de 2019– sin prestar atención a los citados chirridos de sintetizador, o a los sonidos de percusión ralentizados y estirados al límite que traquetean por debajo de ciertas escenas del crimen, o al uso del tono de Shepard al final de “Tara, She’s Missing”, momento de oscuridad elevadora, oxímoron muy querido por LaValle. Cuando lo que toca es dibujar relaciones familiares, gana un piano flotante como salido de “Into The Blue Again” (2006). ∎