Álbum

The Weather Station

HumanhoodFat Possum, 2025

Hay una sutil pero importante diferencia entre “Humanity” y “Humanhood”, que es como ha titulado Tamara Lindeman (aka The Weather Station) su nuevo álbum. La distinción supone entrar en terrenos lingüísticos, pero viene a cuento del mensaje que la canadiense quiere lanzar en su séptimo trabajo. “Humanity” es el término correcto, la “humanidad”, entendida como el conjunto de seres humanos que habitamos este planeta. “Humanhood” es una palabra que no existe en el diccionario, pero que se utiliza para entender esa humanidad como una comunidad de personas, relacionadas entre ellas. En un momento de polarización total, supone un ruego a tratar de encontrar la conexión que nos unen unos a otros y que nos conectan en un tiempo de conflicto.

Esa condición humana, concebida como seres con alma, atraviesa el disco de principio a fin. En ese sentido, su camino va desde lo individual a lo global. Lindeman parte de sus problemas de salud mental para hacerlos colectivos. ¿Quién no los tiene? ¿Es posible no empatizar en 2025 con alguien que se abre al mundo contándole sus dificultades? Esa “honestidad brutal” aparece en la mismísima línea que canta en “Humanhood”: “Me he acostumbrado a sentir que estoy loca, o simplemente vaga”, dice en Neon Signs”. “Por qué no puedo levantarme de este suelo”, se pregunta. Lo hace con su particular mezcla de pop vibrante y arreglos oblicuos. Tamara nunca coge el camino fácil ni en estructuras, ni en instrumentación. Es lo que la diferencia y eleva de otros proyectos análogos.

La concepción del álbum la fomentó desde la base: aunque The Weather Station tenga un trasfondo singer-songwriter, Tamara y la banda grabaron el grueso del trabajo en dos sesiones en las que se premiaba la improvisación, tratando de encontrar la magia en la espontaneidad. Los overdubs posteriores son los que añaden detalles sonoros al conjunto. Conceptualmente, hay un lado más melódico y otro experimental que pugnan por la atención del oyente y por ser el hilo conductor. La inicial “Neon Signs” (Descent” sirve como preludio instrumental) es un buen ejemplo de lo primero: engancha a la primera y dibuja una sonrisa inmediata en el oyente. Todo fluye fácil, con el marchamo de las grandes canciones. “Window”, single de lanzamiento, continúa la línea: melodía irresistible y enjambre sonoro con flautas y ritmos quebrados.

“Body Moves” es uno de los medios tiempos marca de la casa, de los que abundaban en Ignorance” (2021), el álbum que la lanzó a la fama internacional y que sigue siendo su trabajo más reconocido. El toque de jazz vanguardista le dota de una calidez especial gracias a los arreglos de viento, con ecos de Joni Mitchell e, insistimos, tomando siempre caminos inexplorados y misteriosos. En Ribbon” se acerca al terreno de Julia Holter, con un precioso piano impresionista que envuelve el registro agudo de la voz de Lindeman. La titular Humanhood” añade un curioso ritmo funk, mientras que la impronta jazzera se hace más evidente (los vientos, de nuevo, pero también la huida del concepto estrofa-estribillo).

La parte final de “Humanhood” presenta los extremos más alejados del conjunto. Si Irresistible Damage” es abiertamente un collage sonoro spoken word y Aurora” otro de los interludios instrumentales, Sewing” es quizá la balada más directa del álbum. Una emocionante manera de cerrar un disco poliédrico, bello y profundamente inspirador. ∎

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