La reedición de los dos álbumes en directo que Thin Lizzy publicó antes de su estrepitoso finiquito no sorprenderá a la feligresía hard más veterana, que los elevó a su cromado altar desde el primer momento, en ambos casos con la bendición del cónclave periodístico especializado en estos sonidos. Tanto “Live And Dangerous” (1978) como “Life” (1983) son títulos clásicos del rock duro –facción en vivo– y siempre han gozado de inmejorable reputación en dicho territorio.
Además, delimitan el apasionante arco temporal comprendido entre la paulatina conquista del estrellato por parte del cuarteto dublinés –desde la publicación de “Jailbreak” (1976) en adelante– y su turbulento final, certificado en las semanas previas al lanzamiento de “Life”. Años de vértigo –en ocasiones, de náusea– para un grupo que avanzaba a trompicones pero al que siempre conviene reivindicar. Thin Lizzy tuvo que lidiar con una ardua dinámica interpersonal, pero nunca dejó de entregar canciones de influjo poderoso, capaces de permear más allá de la supuesta circunscripción genérica –también cronológica– que se le atribuía por defecto.
Iron Maiden y Kings Of Leon, Motörhead y Foo Fighters, Ash y Mastodon –además de Metallica, Imelda May o High On Fire– tienen en común la devoción por la banda del cantante y bajista Phil Lynott (1949-1986), un músico brillante y carismático a más no poder que absorbía con naturalidad influencias variopintas –folk, soul, blues, tradición céltica– para tamizarlas en un aguerrido crisol de rock callejero que ha dejado una huella mucho más profunda de lo que puede parecer a simple vista. Los repertorios que dan forma a estas reediciones lo confirman y nos ayudan a echar cuentas: Thin Lizzy hizo sonar su acorde final en septiembre de 1983, legando al menos una docena de clásicos populares.
Cuando “Live And Dangerous” llegó a las tiendas, Lynott y compañía se debatían entre el tormento y el éxtasis. El despido del audaz guitarrista Brian Robertson terminó en vodevil durante la grabación del triunfante “Bad Reputation” (1977) y su posterior gira, con el habilidoso músico escocés abriendo y cerrando la puerta del grupo hasta su cese definitivo. Fue ese último tour con “Robbo” el que proveyó de material al primer doble directo de la banda, que en realidad quería grabar un nuevo álbum en estudio pero tuvo que adaptarse a la exigente agenda del productor Tony Visconti, quien finalmente aceptó el encargo de seleccionar entre una gran cantidad de brutos y realizar numerosos pinchazos de mejora. Puede que esta sea una de las claves por las que “Live And Dangerous” se convirtió en inmediata referencia para los fans de Thin Lizzy, aunque los músicos implicados en el asunto aseguran que aquellos apaños de estudio tampoco fueron para tanto. En cualquier caso, el disco aporta nuevas dimensiones a un cancionero sin duda imponente, que desborda al traspasar su ecuador gracias a la terna “Cowboy Song”-“The Boys Are Back In Town”-“Don’t Believe A Word” y refleja el fogoso espíritu del grupo sobre las tablas. La reedición que nos ocupa también es apabullante: una caja con ocho CDs más libreto de cuarenta y ocho páginas en la que encontramos el original remasterizado y los conciertos grabados en Londres, Filadelfia y Toronto para abastecer al disco.
Durante los años posteriores a la publicación de “Live And Dangerous”, la popularidad de Thin Lizzy creció al mismo ritmo que su expediente de asuntos internos. El éxito de trabajos tan rematados como “Black Rose. A Rock Legend” (1979) y “Thunder And Lightning” (1983) no logró apaciguar los belicosos ánimos de una formación problemática, marcada por el ir y venir de guitarras siempre superlativas –las de Gary Moore, John Sykes y Snowy White–, por el interés de Lynott en activar proyectos por cuenta propia, por la marcha de su mánager y por el creciente nivel de tóxicos en sangre tanto del guitarrista Scott Gorham como del líder. Pero su obra nunca dejó de crecer, tal y como demuestra “Life”.
Este doble directo vio la luz en octubre de 1983, ya a título póstumo para la banda. Phil Lynott había decidido poner fin a tanto sindiós con una gira que pasó por el Hammersmith Odeon de Londres, lugar al que también fueron convocados Gary Moore, Brian Robertson y el guitarrista fundador, Eric Bell. De Snowy White se incorporan tres canciones grabadas durante el tour del irregular “Chinatown” (1980). Con “Life” –reeditado ahora en doble CD, sin extras– nos dice adiós un grupo en plenitud de facultades, que había sumado a su haber otro puñado de canciones señeras –“Waiting For An Alibi”, “Hollywood (Down On Your Luck)”, “Thunder And Lightning”, “Got To Give It Up”– y parecía capaz de apuntar en nuevas direcciones sin perder un ápice de su magnética idiosincrasia. ∎