Álbum

Tony Allen

There Is No EndDecca-Universal, 2021

Disco póstumo del genial batería nigeriano Tony Allen (1940-2020), que solo tuvo tiempo de grabar las bases. Publicado el 30 de abril, justo un año después de su fallecimiento en París, se han encargado de completarlo los productores Vincent Taeger –que ya se ocupó de “Film Of Life” (2014)– y Vincent Taurelle –otro estrecho colaborador que también ha trabajado para Arthur H, Foals, Françoise Hardy, Oxmo Puccino o Bumcello–, que además tocan casi todos los instrumentos.

Allen no intervino en el proceso de elaboración, pero sí tuvo tiempo de dar el visto bueno a los músicos y vocalistas que participan en el proyecto, en el que destaca su prominente lado hip hop. Empezando por “Stumbling Down”, cuyo metronómico y dubeante ritmo se ve propulsado por el lisérgico fraseo de Sampa The Great, alias de Sampa Tembo, zambiana afincada en Australia con un álbum en Ninja Tune.

Otro momento destacado es el primer single,“Cosmosis”, el único tema grabado completo en vida de Allen, con la ayuda de Skepta, veterano del grime británico, el poeta nigeriano Ben Okri y Damon Albarn, reconectándolo con Gorillaz. El álbum está lleno de featurings vocals, una pléyade de raperos que incluyen a la nigeriana Nah Eeto, convirtiendo “Mau Mau” en otro de los momentos más cálidamente cool del álbum, a la londinense Ava Laurel, aka Lava La Rue, rapera queer que sigue las enseñanzas de Neneh Cherry en la groove “One Ina Million”, o al veterano Danny Brown, inyectando old school de Detroit en la alucinada “Deer In Headlights”. También procedente de la Ciudad del Motor, ZelooperZ es el contrapunto perfecto a los sintetizadores cósmicos de “Coonta Kinte”.

El apartado más experimental lo cubre Jeremiah Jae –que empezó carrera en el sello Brainfeeder de Flying Lotus– en “Gang On Holiday (Em I Go We?)”, y el californiano Dominique Purdy, aka Koreatown Oddity, incrusta su flow extravagante en la por otra parte soulera “Rich Black”. Y si tenemos en cuenta que la máquina de ritmo de Tony Allen sirvió tanto para el afrobeat de Fela Kuti como para el pop y los experimentos de The Good, The Bad & The Queen y Gorillaz, para la electrónica de Moritz von Oswald y Jeff Mills o para el jazz de Ernest Ranglin o Hugh Masekela, además de ser pasto del sampler –de J Dilla a Common, pasando por Missy Elliott, Nas o Mos Def–, esta inmersión en el hip hop sirve para completar el cuadro de una de las carreras más lucidas y fascinantes de la historia de la batería. ∎

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