Álbum

Vanishing Twin

Afternoon XFire-Popstock!, 2023

Vanishing Twin no romperán los moldes estéticos con su cuarto álbum, pero siguen decantándose valientemente, alguien dirá que sin poder evitarlo, por la experimentación en “Afternoon X”, un trabajo interesante donde abundan las muestras de sonido más variadas –un mariachi procedente de las calles de México, el coro de una iglesia capturado desde el exterior, por supuesto pajaritos, etc.–, empleadas con sentido y rigor –en general, esto es más raro–, y cachivaches especiales como el kit analógico Maplin 3800 –montado por el padre de Cathy Lucas, líder del proyecto, en 1979–, el sintetizador de voz Pink Trombone o un sampler Yamaha. A ello se suman las percusiones de Valentina Magaletti, el bajista osaqueño Susumu Mukai o las finuras –flauta y guitarra clásica– de Arthur Sajas, ya presente en “Ookii Gekkou” (2021). Mucho arte aquí.

Temas como “Melty” y “Brain Weather” muestran esa faceta exploratoria de Vanishing Twin, aunque su brevedad casi incidental las hace palidecer en comparación con piezas como “Marbles”. Durante sus seis minutos los londinenses suenan a Stereolab y a ese algo oriental que tenían bandas germanas de los años noventa como Kreidler. Rastros de Radiophonic Workshop pueden detectarse también con un poco de imaginación –un aspecto que la delicada música del ahora trío claramente promueve– en la exploratoria “The Down Below”. Registrada parcialmente en el vanguardista Cafe OTO de Londres, es un collage sonoro que eleva la apuesta a ocho minutos donde tienen cabida ligeros aromas flamencos, de bossa nova y tribales, incluidos ritmos jungle, hasta el folk bizarro de Magnet con un arreglo de violín en staccato similar al de “Willow’s Song”. Es un tema vibrante que sabe escapar con brillantez del mero pastiche improvisado.

La vertiente acid folk en Vanishing Twins es clara, aunque bien servida, sin sabores rancios. Por ejemplo, el ambient orgánico de “Lazy Garden” recuerda a los Eyeless In Gaza de “Avenue With Trees”. Cuando Lucas confiesa I’ve been in my lazy garden singing half songs” fomenta un mundo sosegado, psicodélico si se quiere, que se intensifica con “Lotus Eater” –un “comedor de loto” es alguien que vive sin preocupaciones– o en el cierre mágico de “Subito”. Desde las islas exóticas de Eden Ahbez, Lucas canta: “Unfreeze the water course, give me all that noise, I could die tomorrow”, mientras su propia voz corea como una sacerdotisa consagrada a algún culto remoto y benéfico. “Marbles” y otros cortes como “Afternoon X” contienen el groove necesario para evitar que este álbum tenso y en absoluto estridente sea calificado de electrónica indie experimental. Pasará de todas formas, aunque la calidad única de Vanishing Twin, como la de los recordados Broadcast, sus padres putativos más inmediatos, supera la media con creces. ∎

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