Como si de una especie de Ariel Pink en modo hip hop se tratase, el sueco Yung Lean regresa con un LP marcado por su indiscutible aroma ochentero en bases post-punk, como las utilizadas en “Bliss”, su brillante colaboración FKA twigs. Ritmos minimalistas, dinámicos y rotundos como en las producciones hip hop old school que le han servido de inspiración dentro de una firma que llegó a ser denominada comedy rap. Nada más lejos de la realidad: Jonathan Leandoer es un investigador de las formas pop; en su caso, dentro de una clara devoción por el flow y el fraseo tan desapegado de los arquetipos hip hop, que él traslada a un escenario diferente, donde la característica atmósfera apegada a sus orígenes se hace más que evidente en experimentos minimal como la brillante “Gold”. Esta última canción define sus intenciones dentro de una plantilla sonora colindante con las formas post-revival labradas por The Knife. En otro corte, como “Starz2theRainbow”, despliega la fragilidad neutra de su fraseo sobre una estela de sonidos oníricos que casi responde a una versión ambient de Cocteau Twins.
Temas como este último reflejan la curiosidad de Yung Lean por encontrar un lugar común de entendimiento entre la esencia rap y la inconfundible devoción sueca por el sofrito de la cultura pop ochentera british. La misma se hace presente en todo momento, siempre dentro de un carril principal: la conjugación de un estado permanente de comunión entre la belleza de los detalles, que trufan cada poro de sus bases, y su particular estilo vocal, liberado prácticamente de todo amago de inflexión.
A partir de esta pauta creativa, “Stardust” se percibe bajo el aura revitalizante de un ser que ha encontrado su oremus, tras haber sufrido una serie de desdichas personales, ejemplificadas en la muerte de su mánager. Después de haber sufrido una fuerte dependencia de las drogas, y tras su éxito en los Estados Unidos, se ha convertido en una figura lo suficientemente conocida como para haber colaborado con superestrellas del mainstream yanqui como Gucci Mane o Travis Scott.
En este sentido, el sonido conciso labrado a lo largo de las canciones que conforman este álbum responden a una cura total, en lo metafórico y lo personal, representada en el suave sabor eurodance que se palpa en “SummerTime Blood”, pero también en los ornamentos de barroca fragancia a lo The Cure con los que construye el tic-tac instrumental de “Nobody Else”. Los ejercicios de pulsión onírica alcanzan el summum en “Waterfall”, estremecedora hasta niveles místicos.
En definitiva, lo que transmite “Stardust” es un mural de armonías y bases sinuosas, hipnóticas, dibujadas en un perfecto segundo plano, hermanado con la propia forma de cantar de Yung Lean: MC pop en la sombra que, por medio de este álbum, ha depurado su fórmula hasta dar con un estilo intransferible. Y lo ha hecho a través de su demostración artística más ambiciosa, inspirada y pulida hasta la fecha. ∎