Yamaha nos ha puesto en la puerta su último modelo de eBike, la BOOSTER Easy, y no hemos podido resistirnos: nos la hemos llevado a dar una vuelta por los rincones más Rockdelux de Madrid. Había que probarla en el mismo entorno para el que ha sido diseñada: para superar los obstáculos que a veces nos ponen el tráfico y la propia configuración de las ciudades, para recorrer una urbe frenética que no para de expandir su centro de gravedad cultural, para llevarla de arriba a abajo por las cuestas y calles empedradas que definen el centro de la capital. Su configuración es ágil y ligera, unos neumáticos gruesos de 20x4 pulgadas para amortiguar las superficies irregulares y un dibujo que facilita el agarre en distintas situaciones. Sus frenos de disco de 180 milímetros de diámetro son ideales para facilitar y suavizar las frenadas en el a veces difícil entorno del tráfico urbano. Todo ello la convierte en una opción versátil y perfectamente diseñada para las necesidades de la movilidad urbana moderna.
Con un diseño contemporáneo que no pasa desapercibido, esta eBike de nueva generación viene equipada con la unidad motriz Yamaha PW-S2, con un peso reducido de 2,85 kilos y una batería de 630 vatios y 36 voltios que ofrece en usos estándar hasta un máximo de 120 kilómetros de autonomía, con una velocidad máxima asistida de 25 kilómetros por hora, pensada para facilitar la conducción en ciudad al proporcionar asistencia en cada pedalada, algo que se agradece especialmente en pendiente. Cuenta, además, con un modo de asistencia automática –al que se puede cambiar con tan solo pulsar un botón– que equilibra todas las características de la bici –par de pedaleo, velocidad de marcha, rotación del cigüeñal, ángulo de inclinación– para las necesidades concretas del trazado urbano.
Y como la vamos a usar en Madrid, que es una ciudad que nunca duerme y en la que muchos empalmamos más eventos vitales de los que nos gustaría –del curro al gimnasio o a yoga y de ahí a un concierto y de ahí a un bar de copas y de ahí a casa, con parada intermedia o sin ella–, no solo viene con luces y faros LED y una sencilla interfaz de pantalla LCD de gran tamaño –que muestra en un formato fácil de entender la información básica: velocímetro, batería, autonomía, cuentakilómetros parcial y total– con su propia iluminación. También con un portaequipajes trasero, por lo que pueda pasar, y más accesorios originales que se adaptan a tus necesidades. ¿Te vienes a dar una vuelta?
En Noviciado está quizá la tienda de discos de referencia en el Madrid de la actualidad. Un espacio cuidado, con un catálogo amplísimo que abarca todos los géneros y todas las épocas, más una sección de segunda mano en la que perderse durante horas. Aquí se organizan firmas de discos, showcases acústicos, presentaciones y listening parties como la que recientemente protagonizó “Javelin” (2023), el último trabajo de Sufjan Stevens. Un punto de encuentro nacional e internacional imprescindible en el Madrid más musical.
Este japonés especializado en fusión peruana y española viene avalado por expertos salidos de las cocinas de Kabuki o DiverXo. Su concepto es el de los japoneses tradicionales: prácticamente todo sucede en la barra, no hay rotación de mesas y no se admiten reservas, así que toca hacer cola cuando pasan lista, antes de abrir a las 21.00, para dar los veinte asientos de que disponen. Solo si lo consigues entenderás que habrá merecido la pena: platos siempre maravillosos que incluyen baos de echar la lágrima, dumplings y nigiris exquisitos, su inconfundible sándwich Mr. Chan, su bacalao Kill Bill o una excelente propuesta fuera de carta.
La vida nocturna de la capital es mutante e impredecible, cambia constantemente según las tendencias y, más aún, según las direcciones tomadas por el circuito de clubes a nivel mundial. De la época de las macrodiscotecas de perfil holandés que marcaron el nuevo rumbo post-ruta a la edad de oro de los clubes reducidos. Desde entonces hasta ahora muchas cosas han cambiado, pero hoy existe una oferta sólida en la que ha aparecido The Basement para absorber las ya clásicas fiestas de Nox, famosas por el techno melódico y energético, y para completar la oferta que ya ofrecía la consolidada Mondo Disko. Pero también recuperan peso las discotecas del extrarradio, del LAB en el que se convirtió Macumba a la sala MUV de Vallecas, que entre otras cosas acoge las fiestas berlinesas de AlterEgo.
Sportivo es una de las primeras tiendas independientes de moda que se asentaron en la Calle Conde Duque, a día de hoy un spot fundamental para aquellos interesados en la moda de lujo y el tratamiento de proximidad. También fue la primera en introducir un coffee corner, a cargo de la gente de Toma Café. El catálogo de firmas con las que trabajan ofrece una cuidadísima selección de diseñadores entre consolidados –los francés Lemaire y Mizuno, por ejemplo; o el icono danés del streetwear Norse Projects– y emergentes –Dandelion, Kardo o Wales Bonner, que entran a partir de 2024–. Un lujo, valga la redundancia.
El cine de la Fundación SGAE en el corazón del barrio de Argüelles –que, por cierto, está a disposición de los socios audiovisuales para pases privados– representa como pocos en el centro de Madrid el espíritu de cine de barrio, con permiso de los Golem de la Plaza de los Cubos o los Renoir de la Calle Princesa. Una programación cuidada que no depende de los ciclos naturales de distribución pero que le toma el pulso a la actualidad –a finales de septiembre acogió parte de la sección Made In Spain del Festival de Cine de San Sebastián, incluyendo cintas como “Creatura”, de Elena Martín–, ciclos y actividades especiales y diferentes como “Programado por…” –en el que un director reputado escoge cinco cintas que definen un aspecto de su trabajo para su proyección y ofrece un coloquio con el público y un periodista especializado–, actividades de danza y conciertos avalan su propuesta. Pero también su política de precios populares.
Este espacio fantástico alojado en la Antigua Estación del Norte, en Príncipe Pío, fue elegido por Primavera Sound Madrid para alojar las sesiones diurnas del Auditorio Santander, con actuaciones imborrables como las de Boris, John Cale o Laurie Anderson. Además, en el último año ha recibido las visitas de Yo La Tengo, Ariel Rot y Kiko Veneno u Ólafur Arnalds. En los próximos meses presentará allí su nuevo espectáculo el cómico barcelonés Berto Romero y su nuevo álbum, “Noche”, el pianista “urbano” Sofiane Pamart. Pero lo mejor son las posibilidades de un espacio que aún está por explotar.
Estos antiguos cuarteles de Madrid son también un enorme centro cultural y de investigación que todos los años acoge propuestas fundamentales de la ciudad, como el ciclo Jazzmadrid o Soundset Series, que este año vuelve a alumbrar los sonidos de vanguardia con las actuaciones de Dawuna y Sarah Davachi, Croatian Amor o Nivhek –de Grouper–. En los próximos meses acoge además espectáculos de danza como el último estreno de Kor’sia, conciertos de ANTIFAN o Territoire –el proyecto del scorista favorito de Sorogoyen, Olivier Arson– y dos propuestas musicales de las que le toman el pulso al ritmo de la capital: Relevo, comisionado por Producciones Brillante, y el ya mítico Inverfest, que se traslada a Condeduque con las actuaciones de Marta Movidas, Renaldo & Clara o Rocío Saiz.
Pepita, la viuda de Cuenllas, abrió este local en 1939 como una especie de mercado de abastos para los vecinos del barrio de Argüelles, y con el paso de los años se convirtió en un centro especializado en productos franceses: de los mejores vinos a una selección de quesos espectacular. De todo ello sigue siendo ejemplo Cuenllas en la actualidad, que cuenta con una carta de vinos que podría hacer frente a La Fisna –templo del vino en Madrid– y que recientemente se ha ampliado hacia los vinos naturales.
Una tienda que es más bien un templo a la nostalgia, abierta en 2020 por Luis González como extensión del sello discográfico que fundó en 2016, Ciudad Oasis. Con una actitud siempre a contracorriente, en plena pandemia presentó en Conde Duque este local que no solo vende casetes: es el único de España que también los fabrica. Y personalizados, si quieres.
Una de las tiendas referencia del streetwear en Madrid –recientemente ha colaborado con Primavera Sound en la línea Front Of House– que ahonda en la relación que siempre han mantenido la música y la ropa urbana. Es un lugar especialmente bueno si estás buscando lujo asiático, ya que en SVD trabajan con algunas de las marcas de high fashion más importantes de Japón, desde la universalmente famosa KENZO a la provocadora SAINT Mxxxxxx, pasando por el reimaginado punk de Comme des Garçons. También encontrarás piezas de la línea de invierno de la firma coreana Andersson Bell o varias colecciones del diseñador californiano Rick Owens.
Toma Café fue una de las primeras cafeterías en traer a la capital el concepto de café especialidad, y su crecimiento sostenible por los contornos del barrio de Malasaña ha terminado resultando en uno de los rincones imprescindibles de Madrid. Su local de Olavide, también conocido como Proper Sound, ofrece todo lo que esperas de Toma Café: un buen café que surten también a otras cafeterías de Madrid, incluida (WTF) la del Vips, y una carta coqueta y adecuada. Y también funciona como un listening bar en el que se respeta la calidad del sonido y que recientemente han completado con sesiones de DJ y degustación de vinos naturales.
Una de las mejores librerías de Madrid, situada en pleno barrio de Malasaña, entre Tribunal, la plaza de Juan Pujol y el Mercado de San Ildefonso, que también acoge conciertos, sesiones y pinchadas. Actividades para todos los públicos y todas las edades, guías y clubes de lectura, conferencias y presentaciones de libros y maridaje con vino.
Hay muchas salas en el centro de Madrid y podríamos hablar aquí de la Wurli, de La Paqui –antiguo Ocho y Medio–, del Teatro Eslava, de la Maravillas o del Teatro Barceló. Pero nos quedamos con El Sol por seguir siempre al pie del cañón: desde 1979, cuando sirvió como uno de los enclaves para la fundación de la “movida madrileña” –junto a La Bobia, por cierto, que sigue abierta pero ahora es un asturiano resultón con buena sidra–, el sonido de la historia del underground de nuestro país –y de parte del extranjero– está grabado en sus paredes y se escuchará en las psicofonías de los médiums del futuro.
El secreto mejor guardado de Salmón Gurú –generalmente considerada la mejor coctelería clásica de Madrid con permiso, por supuesto, de nuestra favorita, el 1862 Dry Bar de la Calle Pez, al lado del Picnic– es este pequeño local experimental sin carta en el que la creación forma parte del mismo universo que la consumición. No hay barreras ni divisiones en este laboratorio, en el que todo sucede guiado por la curiosidad, el placer y las ganas de divertirse y probarse tanto de los clientes como de los maestros cocteleros.
En el corazón de Chueca encontramos esta tienda de discos para degustar con calma. O acaso un café para saborear buena música. En cualquier caso, cuidan ambos productos con detalle y huyendo de lugares comunes. La selección fonográfica es pequeña pero excelente: jazz, world music, hip hop, ambient, electrónica… El local está coronado por una bici, así que los ciclistas urbanos son more than welcome, como los melómanos. También elaboran su propia marca de cerveza.
Su concepto es sencillo pero increíblemente efectivo: si los mejores atunes de Barbate van directos para Japón, ¿por qué no adaptar toda la riqueza pesquera de nuestro país a los modos de la gastronomía japonesa? El resultado es un restaurante emocionante, con opciones fuera de carta siempre irresistibles y una oferta en la que brillan los nigiris de ventresca de atún, de paella o de vieira. Y, por encima de todo, el es-pec-ta-cu-lar ramen de carabinero, con la cabeza servida aparte para extraerle todo el jugo.
Uno de los centros neurálgicos de la vida nocturna –facción urbana– de la capital también acoge conciertos de todo corte –incluida parte de la programación del ciclo Mazo Madrid, con actuaciones como la de Preoccupations o el triple bolo coming-of-age de Judeline– y eventos varios. El nuevo templo del perreo para la generación Z, heredero de garitos como La Nuit pero con un ambiente más lujoso que los bajos de la calle Orense –donde se esconde, en cualquier caso, el mítico Specka, dedicado al minimal y al techno experimental–.
Abandonamos el formato tradicional de lugares para dar cabida a una de las calles más maravillosamente efervescente de Madrid, porque realmente media lista podría hacerse solo con ella. Desde su origen –que queda cerca del ACID Café–, descubrirá uno el Cine Doré –sede de Filmoteca Española–, el Mercado de Antón Martín –que aloja el restaurante Doppelgänger, otro fundamental de la capital–, el precioso Palacio de Fernán Núñez y la Escuela Central de Cine. También dos lugares imprescindibles para los más cafeteros: el Syra Coffee (que abrió aquí su primer local fuera de Barcelona) y Davov (especialista en cafés del mundo con todo tipo de variedades disponibles para comprar; un must para los amantes del café en casa). Y, cómo no, el Museo Reina Sofía, donde termina esta travesía pequeña pero inigualable en la que además se puede disfrutar de una de las postales urbanas más bonitas de Madrid: la bajada de la calle Buenavista, un estrecho balcón con vistas a todo Madrid Sur.
Situado entre Cascorro y Tirso de Molina, este pequeño restaurante con carta sutil y reducida pero excepcional en prácticamente todo, con su manera de reinterpretar y hacer colisionar con humildad los sabores de Latinoamérica y Asia, se ha convertido en uno de los imprescindibles de Madrid. Tanto, que han tenido que abrir Toguita muy cerca, en La Latina, para seguir ofreciendo esos noodles de atún con mayonesa de kimchi que, bueno, mejor pruebas por ti mismo...
En octubre, el maravilloso espacio de la Ronda de Valencia acoge una exposición de la artista sudafricana radicada en París Bianca Bondi –“Scrying In Astral Ponds”, una reflexión sobre la transformación de objetos naturales, humanos, cotidianos y simbólicos ante el efecto de sustancias químicas como el agua salada–, actividades formativas de todo tipo, un taller de ecofeminismo con Gabriela Bettini o la propuesta de conferencia performativa multidimensional “Lienzos deformantes”, en la que Black Quantum Futurism se aproximan a la exposición “Picasso: sin título” a través de una experiencia creativa que entrelaza la física cuántica, el afrofuturismo y los conceptos afrodiaspóricos del tiempo, el ritual, el texto y el sonido, creando contrahistorias y futuros cuánticos mujeristas negros que desafían las versiones dominantes y excluyentes de la historia y el futuro.
Podríamos escoger cualquier mercado de la capital porque entre todos constituyen uno de sus rasgos más característicos. Pero nos quedamos con el de San Fernando, en Embajadores, por ser el más multicultural de la ciudad, una fantasía de olores y de sabores que incluye comida peruana, mejicana, portuguesa, griega, cubana, chilena, asturiana, italiana, valenciana, canaria, japonesa… Si estás atento y das con los puestos más tradicionales, disfrutarás de unos callos brutales y, además, puedes conseguir incluso encargar un cocido que está entre los mejores de Madrid.
Tabacalera, sede de la Antigua Fábrica de Tabacos y Bien de Interés Cultural, representa la lucha de la resistencia cultural de Madrid. Lleva cerrada desde la pandemia, casi tres años ya, por la inconsistencia de los Gobiernos de Madrid, pero también del Gobierno de España a través del Ministerio de Cultura y Deporte, a la hora de encargarse de su mantenimiento y restauración. Pero este lugar casi mágico, con su aspecto entre convento madrileño y edificio brutalista, pionero en la autogestión ciudadana en nuestro país y hermanado con otros centros de la capital como EKO Carabanchel o Esta no es una plaza –el precioso huerto urbano de Lavapiés–, volverá seguro a vertebrar la vida cultural de la capital entre exposiciones, conciertos, performances y todo tipo de actividades contraculturales.
Este proyecto clandestino de los dueños de ACID Café apuesta por una carta de aperitivos y una decoración sencilla, pero sobre todo por mantener un ambiente de intimidad inimitable. Para acceder hay que timbrar en la trastienda de Acid Bakehouse, en la Calle de la Magdalena, y lo que uno encuentra dentro es un listening bar cuidadísimo, con una carta de vinos naturales seleccionada con cariño y visión y sorprendentes sesiones de DJ.
Junto a El Cafelito, Hanso Café y Hola Coffee, una de las mejores cafeterías de especialidad en Madrid, con una carta de desayunos espectacular y su propio obrador, Acid Bakehouse, que además de unos cruasanes de otro planeta y su característico trenzado de cardamomo esconde un curioso secreto. Por si fuera poco, tienen su propio merch, bastante trippy.
Quizá es demasiado obvio, pero la gente de Generación X ha hecho de Madrid un lugar mejor. Abierta en 1994 por Servando Carballar –miembro fundador de Aviador Dro– después de vender su participación en la reconocida como primera tienda de cómics de Madrid, Arte9, ha ido ampliándose y abriendo nuevas sedes dentro y fuera de la capital. Pero la tienda de Tirso de Molina, inaugurada en 2021, quizá represente la culminación de su visión: un lugar increíble, un céntrico oasis por el que pasan los mejores dibujantes y animadores del país a charlar sobre sus obras, en el que cineastas y frikis nos juntamos para jugar a rol –recordando los días de Metrópolis y las partidas de “Warhammer” que todavía siguen organizándose en el Game Workshop de Argüelles– y con una colección de manga que quita el hipo. La cafetería la ponen, además, las chicas del Coco Bar.
Ya se sabe: Puerta del Ángel –o, mejor dicho, todo el barrio de Latina, no confundir con el de La Latina– es el “nuevo Brooklyn” madrileño. Al otro lado del río Manzanares pero estupendamente conectado con el centro de Madrid –especialmente si te mueves en una bici eléctrica, como nosotros en este paseo–, su cercanía con el centro de actividad ha conseguido que el eje cultural se vaya descentralizando poco a poco, reviviendo los mejores tiempos de Vallecas –que se está reactivando con salas como MUV– o Carabanchel. El Mercado, cerca del que se encuentran los centros culturales Espacio Proa y La Puerta Azul y que aloja vermuterías y cervecerías míticas o la pastelería Pandomè, ejerce de centro neurálgico. ∎