“El negocio de la música está cambiando constantemente”, avisa Javier Portugués, más conocido como Portu, director artístico, A&R discográfico, editorial freelance y componente de Modestia Aparte. Es una realidad: en la industria que él conoció, a la que él accedió en su juventud, estaba todo por hacer. Todo era campo, como quien dice, y eso que andábamos ya por los noventa. “Nosotros descubríamos la profesión. Te levantabas por la mañana y decías: ‘¡A ver qué tendré que hacer hoy!’”, afirma ahora cuando comparte sus experiencias profesionales con los jóvenes aspirantes a la industria del mañana en las numerosas charlas, formaciones y clases magistrales que imparte desde hace varios años.
En su época esto no existía. Todo surgía espontáneamente, de la improvisación. Tocabas en un grupo y tenías nociones de lo que sucedía detrás de las cámaras, chapurreabas inglés y quizá habías estudiado francés, o algunos años en Italia te habían fogueado en el idioma. Puede que, como en el caso de Portu, pudieras aplicar tus conocimientos en la movida que te llenaba regularmente la nevera y garantizaba el pago del alquiler. Y así entrabas en una discográfica, un poco porque el sistema tenía la necesidad de alimentarse a sí mismo para seguir creciendo.
Ahora, los jóvenes cuentan con una estructura a la que acceder y con un horizonte de posibilidades previamente definido, aunque, como recuerda Portu, siempre abierto a la mutación y a la sorpresa. Y, claro, sensible a la creatividad que surge de las mentes que lo nutren. “La gente más joven, los ‘juniors’ que están entrando hoy en día en las compañías, en las editoriales, en las promotoras o en las oficinas de management han hecho todos un curso de posgrado, un máster, una formación concreta… Que haya entidades y haya universidades y colegios que estén impartiendo esta formación es maravilloso”, asegura.
Una de las más reconocidas –y longevas, se fundó en 1973– en este ámbito es la Escuela Universitaria de Artes TAI de Madrid. En ella se formó, entre otras muchas y muchos, Raquel López, que hace poco pasaba por los cuarteles generales del centro en la calle Recoletos para compartir con otros alumnos su vivencia como estudiante de la diplomatura de Creación y Producción Musical. “Prácticamente todo lo que sé de música lo aprendí aquí”, reconocía. Pero, además, ponía mucha atención a toda la dimensión práctica; no en vano, las jornadas giraban en torno al “Pasar a la acción”. “La escuela te ofrece locales, material, recursos, oportunidades de aprendizaje que puedes utilizar y aplicar de un millón de maneras. Algo así, tan enriquecedor y que te nutre tanto a nivel musical, no se vive todo el tiempo”, apunta. Pero es que no hay mejor muestra que un botón: los primeros ensayos de su banda tuvieron lugar en los locales de la Escuela Universitaria de Artes TAI; hoy, Ginebras –el grupo de López– toca en el WiZink Center y su posición aventajada en el indie pop de guitarras nacional es indiscutible. El éxito de los alumnos de ayer es el nutriente de los alumnos de mañana.
En esta línea habla también Montse Cuadrado, MoonC: “Es reconfortante saber que tenemos un lugar ahí al que siempre podemos volver”. Que sigue creciendo de su propia savia y en el que siempre habrá oportunidades creativas estimulantes. Ella empezó en la academia como parte del área de Artes Escénicas, pero pasar tanto tiempo en un entorno así –imaginativo, colaborativo, inter y multidisciplinar– la llevó a lanzarse a componer sus propias canciones e iniciar un proyecto musical. La Escuela Universitaria de Artes TAI ha supuesto para ella, y para otros como Jeets, un ecosistema que reduce al mínimo todas las distancias entre las distintas ramas del proceso creativo al aunar disciplinas artísticas tan interrelacionadas. “El entorno de TAI ha sido lo que más nos ha ayudado a la hora de conocer gente que colaborase con nosotros en este proyecto”, aseguran Ángel Alarcón (conocido como Sin), Marleny e Iván Abad. Mientras cursaban Creación y Producción Musical colaboraron no solo entre sí, también con otros creadores audiovisuales matriculados en la Escuela Universitaria de Artes TAI que cuenta con titulaciones en artes escénicas, música, cine, postproducción, fotografía y bellas artes.
Más allá de todo, tal y como decía hace poco el-artista-que-no-debe-ser-nombrado, a.k.a. Kanye, “la vida no es un proyecto en solitario”. Es seguramente el mayor aprendizaje que se extrae de una buena experiencia formativa: que los vínculos hacen más, que si colaboramos somos mejores. La aventura de TAI es fundamental en una ciudad a veces tan desconectada como es Madrid. Captura el espíritu de la tradición de bandas de Galicia, Valencia, Canarias… Tender puentes, hacer escenas. Las conexiones son fundamentales porque permiten que el camino recorrido previamente por algunos lo puedan hacer volando quienes vengan después.
Así que haz caso a Portu: “Si estás leyendo esto y tienes la oportunidad de formarte porque te llama la atención la industria musical, no la pierdas”.
Tai Arts tiene como referentes a algunos de los mejores artistas de cada una de las áreas que imparte, y por sus aulas han pasado a impartir masterclasses iconos mundiales del cine, la televisión, la música y el sonido como David Lynch, Gustavo Santaolalla, John Waters, Julie Delpy, Isabel Coixet, David Fincher, Lucas Vidal o Gaspar Noé. ∎