La noticia es sencilla: la infanta Leonor de Borbón cumplió 18 años el martes 31 de octubre y, ese mismo día, como manda la tradición monárquica, la futura reina (o no) juraba la Constitución en un acto oficial en el que se congregó todo lo peor que tiene España. Obviamente, los medios de comunicación más clásicos, aquellos que cocinaron la pleitesía a la monarquía tanto desde la información como desde el chismorreo, han sacado pecho para ver si, entre todos, consiguen convencer a la gente de que la #Leonormanía es algo real. Noticias y más noticias sobre la absoluta nada, cuando en verdad lo que todos queremos ver son titulares como este de ‘El Mundo Today’: “La princesa Leonor dona 60 millones de euros a Corinna Larsen demostrando que ya está lista para reinar”.
En redes ya circula el choteo generalizado por eso de que ciertos medios se llenan la boca con una “manía” que el resto de humanos, más preocupados por cosas reales como el precio del aceite de oliva (como metáfora de la inflación y la subida de precios), simple y llanamente no percibimos. Pero, claro, a lo mejor es porque no vivimos en la capital del reino y por lo tanto no hemos podido ver en vivo y en directo cómo se llenaban las calles de Madrid para cantarle el cumpleaños feliz a la infanta. O, espera, ¿qué dices? ¿Que, si nos fiamos de tuits como este o este otro resulta que las calles no estaban tan llenas?
Bueno, lo que suele decirse: hay quien se empeña en ver el vaso medio vacío cuando está medio lleno. Y lo que es innegable es que la ciudad lucía (escalofriantemente) patriota por eso de que se ha usado una buena cantidad de dinero público en empapelar las calles con la cara de Leonor en banderolas de esas que se cuelgan de las farolas… Por mucho que no sepamos cuánto han costado, tal y como constata ‘Público’: “Almeida ha encargado, aparte de las banderolas de Leonor, más de 7500 banderas nacionales, dos pantallas gigantes, iluminación durante dos días y el adorno de los vehículos de la EMT, pero no se conoce el presupuesto de esto”. Ay, cómo son estos rojeras republicanos golpistas terroristas, que solo ven lo malo y no son capaces ni de apreciar el noble gesto de repartir pastelitos con la bandera de España porque, en serio, ¿qué podría salir mal?
En resumidas cuentas, la jura de la Constitución ha sido un espectáculo en el que hay quien puso el dedo en la llaga de detalles como el peculiar coche en que viajaba Leonor y quien se preguntó dónde estaba Froilán (cuando, en verdad, todos sabemos dónde estaba). Mientras tanto, los medios habituales seguirán buscando la noticia donde no existe y obviando que, para esta afortunada poseedora de una “Leonor entra al cole”, la #Leonormanía es un hecho desde 2008.
Sea como sea, cierro con dos cositas. Para empezar, una pregunta que resume a la perfección todo este tinglado: “¿de verdad hay gente obsesionada con Leonor o cuando los medios hablan de “leonormanía” es una forma de hablar, como cuando las influencers dicen ‘me habéis preguntado mucho’?”. Pero, sobre todo, este meme que recurre a “Sailor Moon” para explicar la #Leonormanía.
El gran titular de la semana pasada fue “Rosalía cena con Jeremy Allen White”, y bastaron unos días para que esa cena se convirtiera en algo más: esto… No, en serio, esto. Así que esta semana me marco el titular “Pedro Pascal queda con Omar Apollo” con la esperanza de que también se convierta en algo más. Por mucho que, de entrada, todos sepamos que esto es una fantasía altamente improbable por eso de que Pedro Pascal sigue siendo heterosexual (hasta que se demuestre lo contrario).
Pero a lo que vamos. La noticia. Que puede resumirse básicamente en este otro titular: “Pedro Pascal & Omar Apollo were spotted out together & Gay Twitter™ CANNOT behave” (“Pedro Pascal y Omar Apollo fueron vistos juntos y el Twitter Gay™ no se comporta”). Tal cual. Aunque también es cierto es que, si el Twitter Gay™ se ha puesto palote con esta noticia es precisamente por culpa de los dos implicados. Por un lado, Pedro Pascal no solo acaba de trabajar para Pedro Almodóvar en el mediometraje “Extraña forma de vida”, sino que lleva meses luchando contra estereotipos masculinos y lanzando mensajes juguetones con dobles sentidos gays en los que no deja de llamarse a sí mismo “daddy”. Por otro lado, el cantante Omar Apollo es abiertamente gay, lo que significa que internet no para de buscarle novio, con especial ahínco en una posible relación con Frank Ocean. Ah, y luego está eso de que la memoria de internet no perdona, y que hace tiempo Pedro contestó con múltiples corazones a un post de Instagram con una sesión fotográfica de Omar. Que yo digo: si un hetero me pone corazones en Instagram, en mi cabeza pasa a ser inmediatamente heteroflexible. Y eso es así.
La reacción de internet (y no solo del Twitter Gay™) ha sido inmediata y tan exagerada como este tuit, este otro o este último un poco subido de tono. Hay quien se ha visto reflejado en la foto de Pascal y Apollo y lo ha expresado en unas palabras que también me representan: “me and the 35 year old daddy I scored by pretending to like 90s eurodance”.
¿Qué mejor para cerrar la semana que recordando a un mito como Bonnie Tyler? La genuina intéprete de ese himno que es “Total Eclipse Of The Heart” (por mucho que, a día de hoy, yo mismo siga teniendo problemas a la hora de recordar la letra original porque siempre acabo recurriendo a la “literal version”) ha invadido las redes sociales al protagonizar el spot más camp que vas a ver este año. En él, la artista emula los tradicionales vídeos educacionales para explicarte cómo funcionan los eclipses porque, obvio, ella misma está un poco obsesionada con este fenómeno astrológico. Tú imagina recibir un mail con el titular “Bonnie Tyler joins forces with McVitie’s Jaffa Cakes to help Brits understand eclipses”. Épico. Aunque la gran pregunta aquí es: ¿cuánta gente acabó disfrazándose en Halloween de Bonnie Tyler en el anuncio de las Jaffa Cakes? Necesito saber. ∎