Con Kanye West me pasa un poco como con Eurovisión 2024: lo tengo en zona de boicot… pero, de vez en cuando, se me escapa hablar de él / ello. Y, oye, ¿cómo no iba a hablar de que, justo cuando todo el mundo lo vuelve a tener (merecidamente) olvidado, va el tío y cuelga en su Instagram un story con el texto “YEEZY PORN IS CUMMING”? Nótese el mal gusto del juego de palabras entre “is coming” (“está llegando”) e “is cumming” (“se está corriendo”), al nivel que puede esperarse de este señoro que tan desubicado anda últimamente.
Precisamente esta desubicación ha sido señalada por los pocos fans que le quedan, que no han tardado en traer de vuelta los tuits de Ye en los que hablaba de cómo el porno destruyó a su familia o, simple y llanamente, recordándole al artista el título de una de sus propias canciones: “Follow God”. Obviamente, hay quien ha preferido pensar que todo forma parte de un plan maestro y que West lo tenía pensado desde el principio. Pero más bien pinta a que estamos ante un nuevo desbarre / brote / ataque-de-hacedme-casito de Ye.
Sea como sea, y más allá de ponerle las orejas rojas al artista, estaba cantado que las redes abrazarían con cachondeo una noticia como esta. Porque es que no queda otra. Cachondeo a la hora de pensar en el cortocircuito que supondrá masturbarse con una marca, Yeezy, que tenemos asociada a las zapas y que ahora se verá mancillada por todo tipo de fluidos corporales. Pero, sobre todo, cachondeo a la hora de troncharnos con montajes fotográficos que nos quiten del cuerpo el susto de pensar en la suma de Ye + porno. Montajes como este que lo sitúa directamente en la categoría de porno gay o este otro del artista enrollándose con la persona que más cachondo le pone. Es decir: él mismo.