Los comentarios calificados por los más cautos como “conversación de bar” que se colaron en un directo de Facebook sobre la gala de los Goya dejaban el pasado sábado un escenario perfecto para comenzar la semana del Día de la Mujer. Internet estaba preparada para sacar a relucir las cosas que ya sabíamos.
Volviendo al purplewashing que hemos mencionado (usar el feminismo con fines lucrativos), listar las bochorneces por parte de las corporaciones en el 8-M nos llevarían cuatro artículos. Por suerte, podemos ir al grano porque ya hay ganador del premio Peor Tweet Posible™: la cuenta oficial de Burger King en Reino Unido ha sentado nuevos precedentes en estándares bajísimos con un tuit ya borrado: “Women belong in the kitchen”. Su objetivo era subrayar que tan solo el 20% de los chefs son mujeres, pero este mensaje (que ya es pocho de por sí) se ha perdido en el camino de los retweets. Lo más triste/gracioso: que esto no sea cosa de un CM que va a ser despedido, sino que hay versiones impresas en flyers del mensaje que indican que hubo toda una serie de decisiones en emails corporativos de aprobación sin que nadie se llevase las manos a la cabeza.
El criptoarte y los NFTs están pasando su segunda ronda de debate: tras unas intensas semanas en las que hemos intentado entender qué son, el ojo ahora está puesto en cuánto contaminan. La compraventa de NFTs se realiza con la criptomoneda Ethereum, que por lo que unos apuntan consume 35 kWh por transacción media, el equivalente a un residente europeo en cuatro días. Explicado de forma simplificada: cada interacción de la criptomoneda es tan complejo a nivel de datos que requiere toda esta energía de las granjas mineras a las que se les manda una señal para que trabajen intensivamente. Los creadores de Ethereum están intentando crear una nueva moneda que sea menos agresiva con el medio ambiente (Ethereum 2.0), pero, mientras tanto, muchos involucrados en el negocio del criptoarte han pulsado pausa.