Leyenda, a su modo. Foto: Prat
Leyenda, a su modo. Foto: Prat

Entrevista

Carca: “Soy más loco que preciso, más pintoresco que virtuoso”

Carlos Carcacha es Carca desde los 12 años, cuando sus padres le regalaron su primera guitarra eléctrica, después de intentar hacer algo con una acústica que daba vueltas por su casa de Ciudad Evita, barrio del partido de La Matanza, el más humilde y poblado del Gran Buenos Aires. Tocará mañana, 10 de noviembre, en la primera edición de Primavera Sound en la capital argentina.

Ni bien se descubrió uno con el rock, nació Carca. Único en su estilo, cultivó en sus 51 años una elegancia glam sobre un colchón de rock argentino clásico, con un toque de todo eso que lo hace irrepetible: su voz cruda, su desfachatez, su amor por la música, lo bonachón y sus amigos.

Empezó su carrera en 1989 con un grupo alternativo llamado Tía Newton, que compartía escenario con otras bandas de la época como Babasónicos, Daniel Melero, Martes Menta y Juana la Loca. Al cabo de cinco años, empezó su carrera solista con “Miss Universo” (Sonoridades Amapola, 1994), disco que fue un primer gesto para mostrar su estilo. Pero fue “A un millón de años blues” (Discos Milagrosos, 1996), su segundo trabajo solista, el que le abrió las puertas del rock. Tuvo la bendición de Pappo y de Luis Alberto Spinetta.

Sentado en el living de su casa en el barrio porteño de Belgrano, mientras el tráfico no le da descanso a las bocinas, Carca habla pausado, con sincera emoción acerca de su presente. Viene de hacer, el pasado mes de agosto, un show histórico en el Centro Cultural Kirchner donde versionó –en una apuesta tan audaz como valiente– el clásico y dificilísimo “Pescado 2” (1973), de Pescado Rabioso. Y ya anunció actuación para el 16 de diciembre en el Teatro Coliseo bonaerense, donde canta retruco a la solemnidad y va a por más: dará un show donde volverá a versionar todos los discos de la legendaria banda de Spinetta, fundacional para el rock nacional. “Al ‘Flaco’ me lo comí, las 24 horas del día, siempre estuvo ahí conmigo”, dice.

Ahora, con dos discos listos para publicar en los próximos meses y recién llegado de la gira iberoamericana de la banda que integra con sus amigos-familia de Babasónicos, se prepara para el show del 10 de noviembre en Primavera Sound, dentro del programa de Primavera en la Ciudad, donde hará cosas nuevas. Porque para Carca el lema es “aburrirse, jamás”.

Dándole la vuelta al rock clásico. Foto: Prat
Dándole la vuelta al rock clásico. Foto: Prat

En el concierto del Centro Kirchner donde hiciste tu versión de “Pescado 2” hubo gente escandalizada que se fue en el medio del show y gente que quedó fascinada. ¿Cómo lo viviste?

La cagada de los que se fueron es que primero no entendieron al artista al que iban a ver. Eso ya me saca responsabilidad sobre el asunto, porque la ignorancia siempre te conmina a lugares que no deberías atravesar, porque no se fueron por el espectáculo, se fueron porque fueron a un lugar donde desconocían al artista que se iba a presentar. De conocerme hubiesen sido atraídos por la intriga. Aquel que me conoce como artista seguramente al ir fue movido por una intriga absoluta que es: “¡Wow! ¿Qué va a hacer ese hijo de puta con Pescado Rabioso?”. Pero la pregunta era esa: “¿Qué va a hacer Carca con Pescado 2?”, no “qué bueno que lo va a tocar igual”, porque todo eso para mí es supermediocre, hubiese sido irrespetuoso, desubicado. Una arrogancia mal aplicada repleta de boludez más que de contenido.

Y hubiera sido un lugar seguro, porque hiciste un show con mucho sentido del humor a lo Carca, y muy audaz porque sorprendiste en cada canción, tomaste un riesgo.

Totalmente. Cuando me lo propusieron, primero me conmovió, me emocionó. Me hizo pasar por un montón de lugares, a ese nivel de sensibilidad extrema porque el “Flaco” Spinetta siempre estuvo ahí, como muy arriba. Y yo me lo comí a lo largo de mi vida. De las 24 horas del día, lo escuché 12. Y “Pescado 2” es un disco muy difícil de tocar, por eso mismo también me gustó. Contemplar la situación fue como encarar de frente la tormenta eléctrica más terrible. Jamás hubiese ido por el lado de una banda tributo a Pescado Rabioso, porque su mejor versión es esa, y para ser menos, que era lo que iba a pasar, yo repudio esa parte del arte. No son sensaciones más bajas o más altas, cada uno necesitamos cosas distintas y por eso algunos se fueron. Pero por suerte no tuve registro de eso en el medio del show. Primero me pareció que cualquier camino hacia una especie de simbiosis era un camino directo y seguro hacia la frustración total. Entonces, ¿cómo lograr que sea divertido? Teniendo presente que el show parte de la absoluta conciencia, amor y admiración hacia el maestro Luis.

“Admiré toda la vida a Spinetta, tengo los mejores recuerdos de él. Fue la única persona del mundo de la música que me ponía nervioso. El único. Trataba de actuar siempre de una manera más natural porque, si no, sentía que a él también le podría ser aburrido otro que lo tratara como un Dios”

¿Cuál es tu vínculo con Spinetta?

Lo admiré toda la vida, tengo los mejores recuerdos de él en los momentos en los que la vida me regaló palabras con él y situaciones. Fue la única persona del mundo de la música que me ponía nervioso. El único. Trataba de actuar siempre de una manera más natural porque, si no, sentía que a él también le podría ser aburrido otro que lo tratara como un Dios. Él siempre fue exacerbadamente y enfocadamente humano, amorosamente humano conmigo. No podría citar algo puntual porque me emociono de una manera que no quiero en este momento.

Después de esta experiencia, vas por tu primer Teatro Coliseo donde vas a versionar todos los discos de Pescado Rabioso. ¿Cómo surge esa idea?

Me parece que ahí es donde radica mi arrogancia bien aplicada al respecto. Es como esa gente que putea a los presidentes y el tipo está allá arriba intocable, que puede seguir haciendo lo que quiere intocable, y la gente cree que con una queja o un insulto puede modificar algo. Bueno, yo me siento así con el Coliseo, como un presidente. Intocable. Esto solo reafirma que sigue habiendo una gente hermosísima alrededor, y entiendo de qué va la historia.

Apenas lanzaste las entradas y ya agotaste las preventas.

Sí, sí. Y eso, como te decía antes, confirma que algunos leen de otra forma. Pero mirá, esto que te voy a decir un poco me avergüenza: hoy estuve mirando en Instagram un mensaje de un boludo que me dejó un mensaje con un odio total, hablaba de mí y de manera general de todos en el rock argentino; me agarró una tristeza su odio y sus formas que no le pude ni contestar.

Tan personal como único. Foto: Fabio Borquez
Tan personal como único. Foto: Fabio Borquez

¿Qué te genera ese odio en las redes?

Lo que pasa es que esa gente no entiende, y por eso le hace un cortocircuito cuando te ve, cómo vos, siendo vos, lograste lo que lográs. Porque al tipo se le pasó la vida pudiendo tener un sentimiento más noble hacia sí mismo y por ende hacia el otro. Un ejemplo: todos los grupos de rock que se pintaban y se maquillaban cuando yo era niño y que a mí me encantaban, y que en la época de los milicos acá los despreciaban, a mí me sirvieron como una meta. Yo lo único que quería era pasarla tan bien como ellos, maquillado y vestido con lentejuelas, arriba de un escenario. Ahora agradezco mucho que se me hayan cruzado Queen, Kiss, los Bee Gees, la Electric Light Orchestra, todos los más ridículos del mundo con sus pelos y sus cosas; eso es en lo que yo me convertí y lo que yo vine a hacer a este mundo. Ellos me marcaron mi camino, porque el otro hubiera sido una frustración. Nunca lo pensé como una opción tampoco, nunca me vi cumpliendo un rol de ocho horas en una oficina porque soy medio inútil, un rebelde, y por mi salud (tiene una enfermedad congénita, el Síndrome de Marfan) tampoco hubiera podido. Son cosas más para sacarme de este mundo que para incluirme. Y ese mundo me invitó a hacer el show de mis sueños, nunca abandoné el niño interior, y al reconocerlo desde niño nunca escuché los cánones de la sociedad. A los 12 años ya tocaba, no con un look, disfrazado, como mucha gente puede decir de mí ahora a los 51 años. Pero qué bueno que una de las pocas cosas odiosas o negativas que yo recibí en la vida es una boludez por redes sociales.

Sí, a fin de cuentas es alguien reaccionando a lo que hacés como artista.

Sí, y a la vez digo que empatizo con ese sentimiento, no con la forma. La forma es una mierda que te denuncia como un facho. Si lo más negativo que me devuelve la vida a nivel hermoso es eso, bueno, ¡qué hermoso! Entonces llego a la conclusión que llego todos los días, que mi vida es hermosa, porque más allá de las dificultades he logrado abrazar a mi yo, y mi yo es un loco bárbaro.

“Ahora agradezco mucho que se me hayan cruzado Queen, Kiss, los Bee Gees, la Electric Light Orchestra, todos los más ridículos del mundo con sus pelos y sus cosas; eso es en lo que yo me convertí y lo que yo vine a hacer a este mundo. Ellos me marcaron mi camino, porque el otro hubiera sido una frustración”

Tenés dos discos terminados con colaboraciones, los ibas a publicar este año. ¿Qué pasó con eso?

En el medio se metieron estos shows, que me llevaron mucho tiempo de preparación, compañerismo y hermandad. Y los discos, bueno, esto muta constantemente.

¿No los vas a sacar?

Sí, pero ahora acabamos de firmar el contrato con Geiser-PopArt. Tengo un nuevo management desde la salida de la pandemia. Todo salió muy bien, vamos a ver. Apostamos a llegar a lo que uno quiere siempre, tener el control de todo y a un estándar de show que te enorgullezca, que no te deje con ganas de poder haberlo hecho mejor. Ahora inevitablemente todo ese material va a encontrar un formato ortodoxo porque firmé un contrato por dos discos de diez canciones cada uno.

¿Eso implica cambios en las canciones?

Hace un tiempo atrás pensé que un grupo de canciones estaba situado en un lugar y otro grupo en otro. Y ahora… Tampoco es que me hubiera gustado hacer un disco de duetos porque esto del featuring es algo que aborrezco, pero le hubiera encontrado cierto sentido del humor. La verdad es que en mi carrera las colaboraciones fueron familiares, amigos muy cercanos. Lo que haré es terminar dos canciones que faltan y editar la primera tirada de diez canciones. Seguramente en esta vayan las canciones con Dante Spinetta y Julieta Venegas, que son las que tenemos hechas.

Carca con Dante Spinetta.
Carca con Dante Spinetta.

¿Hay otros invitados?

Sí, un poco la pandemia lo que me dejó es la idea de concretar el amor y la admiración que tengo con otros, concretar el gesto. Por ejemplo, a Paco Amoroso lo invité. Lo adoro. Él y Catriel me parecen zarpados musicalmente hablando, sin miedo, sin pacatería, irreverentes, maleducados, hermosos, bien lookeados, se nota que lo pasan divino. Yo solo puedo sentir admiración y empatía por gente así. Por eso invité a Paco a participar en el show homenaje a Pescado Rabioso.

Entonces, en el show también habrá invitados…

Sí, los iré confirmando de a poco, porque hay que coordinar agendas, pero sí. Yo este concierto lo voy a utilizar como una válvula de escape, festejo y celebración contra la boludez. Entonces quiero estar rodeado de la mayor cantidad de seres queridos posible. Mientras más grande sea la tribu, mejor. Me agarra en un momento donde solo tengo agradecimiento a lo que me pasa y es mi primer teatro.

En una nota en ‘Rolling Stone’ celebrabas el trap y a la nueva generación, y decías algo así como “el rock hizo todo lo posible para quedar obsoleto”. ¿Cómo hacer rock a partir de ese análisis?

Yo creo que, como mínimo, no debe tener un contenido complaciente o interesado, casi ni siquiera sé la forma estética musical que debería tener; ojalá la supiese o la pudiera distinguir. Solo sé que el rock debe tener rebelión ante el sistema, ante incluso el mismo sistema al cual uno debería pertenecer. Pero, bueno, este caso que te acabo de compartir, de haber firmado con una multinacional, no me obliga a moverme bajo los cánones en los que se mueve ninguna de las bandas que está ahí. Entonces, puede ser que entre la empresa y los grupos hayan “ablandado la milanesa”, como decía Pappo. Principalmente es eso, no tiene que contener conceptos y gestos demagógicos, complacientes.

“Yo creo que el rock, como mínimo, no debe tener un contenido complaciente o interesado, casi ni siquiera sé la forma estética musical que debería tener; ojalá la supiese o la pudiera distinguir. Solo sé que el rock debe tener rebelión ante el sistema, ante incluso el mismo sistema al cual uno debería pertenecer”

Pero seguís encontrando en el rock algo genuino a pesar de ese análisis, o ese es el diagnóstico.

Sí porque, si no, no lo edito, porque yo estoy convencido, así tenga cuatro mil millones de personas diciéndome que es una mierda. Pero mi convicción es absoluta sobre todo con mi obra, para con mi obra del pasado incluso, que es lo más difícil, porque uno ha crecido en público y ya se ha convertido en cada vez menos boludo en público. Lo que quiere decir que en algún momento lo fuiste más que ahora. Y conservo el mismo amor, la misma empatía y cariño por mi disco del 94 que por el de ahora, y eso es entre difícil e imposible a veces. Ahora agradezco tener la experiencia que me han dado los años, pero porque también me he sacado todos los gustos y he grabado en las peores condiciones, desde la época en la que se grababan las canciones de punta a punta como eran y se elegía la mejor.

Y en esto de tener tu trayectoria solista y de ser parte de Babasónicos, que está en un momento de consagración total, ¿cómo es subirte a escenarios tan grandes con una banda y después volver a Carca?

Babasónicos tiene un lado, un lado lindo y un lado que no, o sea, cuando Gabo se enfermó (se refiere a Gabriel Manelli, bajista, fallecido en 2008) fue muy duro. Somos una familia, un clan, como quieran llamarnos. No creo tener que explicar esto, pero estamos juntos desde el 98. Pero, bueno, tuvo su lado malo y después ese lado horrible y desolador se pudo acomodar, asumiendo la realidad. Cuando Gabo llegó al punto de no poder hacerse cargo físicamente del asunto hicimos una unión que ya estaba hecha, solo fue una cuestión de devolver, porque Gabo no solo tocó, fue junto con Adrián Dargelos uno de los promotores de mi carrera solista. Entonces fue una cuestión de devolverle a un hermano lo que él ya no podía hacer. La situación era devastadora, hacerme cargo del bajo. Desde ese momento hasta bastantes años después fue una experiencia ambigua, triste, porque había que hacerse cargo de dar lo mejor en una situación donde uno estaba absolutamente devastado por dentro.

Siempre a la búsqueda de nuevos retos.
Siempre a la búsqueda de nuevos retos.

¿Cómo pudiste transformar ese dolor?

Pasó el tiempo y se pudo colocar eso en algún lugar más constructivo. Y sobre todo pude hacer honor y demostrar agradecimiento, porque estaba tocando con Babasónicos. Aceptamos lo irremediable y seguimos. Eso no implica no dejar de sentirlo. Es como el que enviuda y cree que no puede volver a amar, pero casarte o volverte a enamorar es lo mejor que te puede pasar. Y en este caso, nosotros tenemos la música en el medio como vector principal. ¿Cómo no vamos a hacer honor a eso? A mí todo se me solucionó cuando pude dejar de tocar el bajo. La verdad es que me sirvió para aprender un montón, pero era muy pesado. Mi lugar ahora es original, el lugar de Gabo era de él y él era único, distinto. Y la verdad es que también soy un músico bastante inestable para ser bajista, soy más loco que preciso, más pintoresco que virtuoso. Y a la vez sentía que el lugar era de un bajista nato. Cuando encontré a Tuta (Gustavo Torres, actual bajista de Carca y Babasónicos) me di cuenta que era él y se fue creando ese proceso donde él fue entrando a tocar el bajo y yo pude encargarme de otras cosas, alguna guitarra, algún arreglo, algún coro.

Un comodín.

Claro. Agradecí eternamente porque ese es casi mi lugar en la música. Diría que yo soy solista para hacer todas esas cosas, sin que nadie me pregunte o me objete nada. Y se acomodó. Y en todos los discos de Babasónicos tengo una libertad absoluta de expresión y soy invitado a ver qué puedo sumar desde mi visión. Y pueden ser desde guitarras a lo que se te ocurra.

Y en cuanto a Primavera Sound, ¿qué estás planificando para el show de Carca?

Por suerte es un side show, por suerte porque voy a aprovechar para seguir jugando con esta cosa multicolor que tiene la música. Entonces, voy a volver a mi formato de “Miss Universo”, en donde no tenía banda y en donde las cosas se resolvían un poco en la improvisación con algunas pautas previas. Por lo menos saber qué temas se van a hacer, con una cajita de ritmo, una guitarra. Es una hazaña artística para mí, voy a hacer un show exclusivo para eso. ∎

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