Os estrenáis con dos álbumes homónimos. No es muy habitual en el mercado discográfico. Podíais haber reservado la mitad para más adelante…
Barrett: (Risas). Bueno, en realidad nunca hemos seguido las reglas, especialmente las de la industria. Alain y yo somos productores y hemos trabajado con muchas bandas de rock grandes, pero también hemos hecho muchos discos independientes. Los músicos deben hacer el álbum que escuchan en su cabeza sin pedir permiso por nada.
Alain: Además, el volumen de música que compusimos en los últimos tres años era demasiado grande para publicarlo en un solo disco. Había tanto material bueno que no pudimos elegir diez canciones. No somos muy buenos poniendo límites, pero eso me parece fantástico. Ahora estamos en el segundo día de ensayos antes de ir a España. Todo suena genial, estamos emocionados.
Habéis estado en muchas bandas reconocidas. ¿Hay algo especial en Drink The Sea que no hayáis experimentado antes o es un grupo más en el camino?
Alain: La parte especial es que cuando me uní a Queens Of The Stone Age en 2001 (al mismo tiempo que Dave Grohl, para grabar “Songs For The Deaf”) ya éramos amigos, por lo que se puede decir que hay una larga historia conjunta detrás en la que compartimos otras bandas muy variadas desde los ochenta. Todo ese montón de influencias confluyen ahora en Drink The Sea. Lo sentimos como único, por eso sacamos dos álbumes de golpe.
Barrett: Cuando estábamos mezclando el disco en la Casamurada, en Tarragona (estudio ubicado en una masía catalana del siglo XII), Alain y yo comentamos que algunas de las canciones eran tan buenas como cualquier cosa que hayamos hecho antes, tanto como algunas de Screaming Trees. Tenemos claro cuál es el nivel de calidad que debe tener un tema. Eso es lo más importante.
Peter y tú, Barrett, tocabais también en Tuatara y escucho algo de aquella banda en esta. ¿La teníais en mente cuando empezasteis a componer?
Barrett: Cierto, montamos Tuatara junto a Justin Harwood, el bajista de Luna y The Chills. La última vez que Tuatara hizo una gira fue en 2002, hace muchos años, pero sí es cierto que Peter y yo estábamos entonces muy influenciados por las músicas del mundo, al igual que Alain. Y en Tuatara también usamos mucho el vibráfono, un instrumento muy particular, así que puede haber cierta continuidad en términos sonoros.
Alain: Muchas de las texturas y sonidos que usamos ahora no se escuchan con frecuencia en el rock alternativo actual. Eso me gusta. Las texturas son extrañas, pero nos resultan cómodas e inspiradoras porque nos encantan las músicas del mundo. Crecí escuchando flamenco y Barrett tiene un conocimiento profundo de la música de otras culturas y épocas.
Últimamente sale mucho el flamenco en las entrevistas que hago a bandas de rock de Estados Unidos. Me sorprende que escuchen a cantaores relativamente desconocidos fuera de España…
Alain: Nos encanta. Con ocho años, el vecino de mi madre me regaló el vinilo de “Fuente y caudal” (1973), de Paco de Lucía. Lo vi en vivo unas treinta veces. Y de niño escuchaba mucho a Lole y Manuel y Pata Negra. Recientemente me ha dado por Vicente Amigo, Tomatito y, aunque es de una generación mucho más joven, al guitarrista Jerónimo Maya. Grabó unas bulerías en 2005 que es de lo mejor que he escuchado en mi vida. Pero Camarón siempre será el más grande para mí. Vamos a estar dos semanas en España y espero perderme por alguna tienda de vinilos.
Barrett: La Universidad de Nuevo México donde yo estudié (se doctoró en Etnomusicología) era la única de Estados Unidos que ofrecía un doctorado en flamenco. Solía ver muchos vídeos de Antoñita La Singla, la bailaora gitana de Barcelona. ¡Era increíble! Hace unos meses, de hecho, mi mujer y yo hicimos un viaje a Granada solo para escuchar flamenco en directo. ¡Nos encanta!
¿Os preocupa a estas alturas que proyectos como Drink The Sea sean económicamente rentables?
Barrett: Como artistas independientes aprendimos a cómo hacer funcionar nuestras bandas anteriores. De hecho, empecé con SST Records. Luego Screaming Trees y Mad Season firmaron con Sony, así que también sé lo que es una multinacional. Y desde hace 25 años dirijo mi propio sello. Sé cómo hacer discos rentables. Ahora tienes que pensar de forma distinta, puesto que el contexto económico y la industria musical han cambiado muchísimo.
Alain: En realidad, todos tenemos nuestros estudios y eso reduce los costes mucho. Podemos grabar en cualquier momento con una buena calidad. No necesitamos lujos. Podemos sentarnos juntos en un autobús y solo necesitamos un pequeño hostal para dormir como si fuéramos adolescentes de nuevo. Lo hacemos todo de manera muy sencilla para poder mantenernos y funciona. Ninguno tiene un coche lujoso ni una casa ostentosa. Nos gusta mucho salir a la carretera y, de vez en cuando, darnos un homenaje gastronómico. Y lo podemos hacer, así que algo estaremos haciendo bien…
Barrett: Gastamos nuestro dinero en grabar discos y girar por el mundo, especialmente ahora que somos mayores. No hay mejor forma de envejecer.
En esta vida un poco nómada, ¿seguís coleccionando discos?
Alain: Yo tengo muchos menos que antes, unos 500 o 600, los realmente importantes para mí. Mi verdadera colección son los instrumentos, tengo alrededor de 300, pero lo de Barrett es alucinante. Tiene la colección más impresionante que he visto en mi vida. Su casa parece un museo.
Barrett: Cierto, los instrumentos son mi debilidad. Tengo esto lleno (enfoca la cámara hacia la habitación y está llena. Peter Buck está al fondo, rodeado de ellos). El verdadero enfermo de las guitarras y los discos es Peter. Tiene más de 10.000 vinilos. Es una locura… Su colección crece con los años y creo que no he visto ni la mitad. ¿No es así, Peter?
Hola, Peter. Te veo muy entretenido entre tantos instrumentos. ¿Qué hora es en Olympia?
Peter: Para mí siempre es por la mañana (todos ríen).
¿Es verdad que tienes una de las guitarras de Kurt Cobain?
Peter: Sí, una de las que él diseñó. Había tres. Yo tengo la que estaba en su casa. Vivíamos cerca uno del otro en Seattle y me la regaló Courtney Love.
¿La tocas?
Peter: Sí, a veces la toco y, honestamente, cada vez que lo hago me siento triste. No conocía tan bien a Kurt como Michael Stipe, pero lo que le pasó es trágico. Toco esa guitarra una vez al mes, aproximadamente, y la verdad es que siempre me invade una especie de melancolía extraña.
Hay algo inusual en R.E.M., y es que habiendo sido una banda tan grande, después de separaros seguís siendo muy amigos…
Peter: Sí, la verdad es que nos llevamos bien hasta el final. Hicimos todo lo que queríamos hacer y no tenía sentido alargarlo, eso habría puesto en peligro nuestra amistad. Éramos lo suficientemente jóvenes como para dejarlo en buen momento y seguir siendo amigos. Nos vemos continuamente. He tocado con Mike Mills durante tres semanas. El hijo de Bill Berry fue nuestro técnico de sonido en la última gira que hice con The Minus Five. Seguimos siendo una familia. Tengo una casa en Athens y mis hijos consideran a los miembros de R.E.M. sus vecinos, más incluso que a mis verdaderos vecinos.
¿Es una lección que te has llevado a tus proyectos posteriores, como Drink The Sea?
Peter: Sí. No quiero estar en una situación en la que no tenga amigos o familia cerca. No es así como quiero trabajar. Siempre fui una persona muy ambiciosa, tipo A (en psicología: competitivo, impaciente, propenso a la hostilidad y ambicioso). Cargaba con todo el peso. Ahora, sin embargo, en esta etapa de mi vida, quiero aprender a relajarme, sentirme cómodo conmigo mismo y disfrutar del trabajo. No me interesa tener una carrera en el sentido estricto de la palabra. Solo quiero tocar, eso es todo.
Y tú, Barrett, ¿te llevaste la misma amistad de Screaming Trees?
Barrett: Todavía soy amigo de la mayoría de las personas con las que he tocado, incluso de Jack Endino (el productor de “Bleach”, el primer álbum de Nirvana, de 1989, entre otros muchos) desde que tocamos en Skin Yard a finales de los ochenta. Screaming Trees se rompió de forma amistosa y seguimos siendo amigos hasta que Mark Lanegan y Van Conner murieron. Nunca hubo enemistad, a pesar de lo que dijeron los tabloides. Hablábamos por teléfono, nos escribíamos... El tipo que me fichó en Sony fue mi jefe de producto en SST en 1990. Todavía trabajo con gente que conozco hace 35 o 40 años. Cuando envejeces y sigues haciendo discos, surge un respeto mutuo. Peter me dijo una vez, en 1993 o 1994, que con el tiempo ves como mucha gente se cae en el camino y deja de hacer música, y que a los que hay que prestar atención es a los que siguen.
Déjame contarte una escena, Peter. En 2013, Robyn Hitchcock actuó en la sala El Sol de Madrid. Tú tocaste la guitarra en su banda. Recuerdo que, después del concierto, estaba en la calle y te vi salir con la guitarra a la espalda, cruzar Gran Vía y seguir caminando. Nadie te paró para pedirte una foto ni nada. Me pareció extraño y, a la vez, bonito, que hayas disfrutado tocando en una de las bandas más famosas del mundo y, sin embargo, pudieras andar tranquilamente por la calle. ¿Es algo que también has trabajado?
Peter: Creo que si te obsesionas con ese tipo de cosas y te escondes, se convierte en un problema. Yo simplemente salgo a la calle después de los conciertos y no pasa nada. A veces la gente se acerca y me pide fotos, pero esa es mi vida y estoy bastante contento con ella. De todas formas, el trabajo es lo importante. Todo lo demás flota a mí alrededor y lo acepto. Acepto ese caos y estoy bien con ello.
Alain: Bueno, hace poco salimos a caminar por Santiago de Chile y te paraban todo el rato. Supongo que depende del contexto. A veces la gente ni siquiera se cree que seas tú, Peter. No lo procesa.
Peter: Bueno, cuando se acercan para decirte que tu música los hizo felices o que marcó momentos importantes de su vida, es algo especial. Conozco a músicos que tienen miedo de eso, que se esconden rápidamente en el bus tras el concierto. Nosotros no somos así. Valoramos mucho la conexión con la gente que nos escucha.
Una última curiosidad sobre R.E.M. y lo que implicaba estar en una banda tan famosa. ¿Lo habríais dejado antes si no hubieseis firmado ese contrato millonario con Warner que os obligaba a grabar cinco discos?
Peter: Mmmm… Digamos que fue bueno no tener ningún obstáculo de ese tipo en contra. Era la forma en la que habíamos trabajado siempre y habíamos tomado las decisiones. Sentimos que habíamos llegado al final. Es bueno saber cuándo la fiesta se ha acabado y nosotros, simplemente, nos fuimos de la fiesta. La verdad, estoy muy orgulloso de que no nos hayamos vuelto a reunir... ¡Ni nosotros ni The Smiths vamos a volver jamás! (todos ríen). ∎