“Autobiografía” (1989), que se reedita mañana, es el disco más importante de Duncan Dhu. Un álbum doble insólito en el pop español de los 80, donde Mikel Erentxum y Diego Vasallo cogieron las riendas de una trayectoria que podría haber decaído prematuramente. En esta entrevista, el grupo explica los hitos y las simas de ese período de fertilidad creativa, y la eterna batalla del grupo contra los prejuicios del éxito.
¿Un grupo pop de éxito masivo que se lanza a crear un disco doble con treinta canciones que apuntan en muchas direcciones musicales y grabado con la flor y nata del power pop británico? La actual reedición de “Autobiografía” (GASA 1989), en doble vinilo y en 3 CDs que incluyen maquetas con otras diez canciones inéditas, certifica el torrente creativo de Duncan Dhu en su obra más ambiciosa y en un tiempo menos acomodaticio de lo que su imagen de reyes de la radiofórmula dejaba entrever.
La partida de Juanra Viles dejó a Mikel Erentxun y Diego Vasallo con la necesidad de reformular el trío juvenil de ascenso meteórico entre 1984 y 1988 en inusual dúo de cantautores de estructura pop-rock. En plena fiebre compositiva (prepararon más de cuarenta nuevas canciones que ahora se muestran en su totalidad), optaron por buscar todas las posibilidades más allá del hit melódico demostrado y abrirse a muchos palos: hay rock’n’roll, baladas pianísticas, pop orquestal, ribetes tropicales, vals, smooth jazz y new wave con los auténticos The Attractions como base rítmica de todo el álbum grabado en Londres, con otros muchos invitados ilustres, y con producción del entonces muy cotizado Colin Fairley, cuyo currículum incluye también grabaciones de Elvis Costello, Nick Lowe y Dexy’s Midnight Runners.
Cuando nos encontramos con los integrantes de Duncan Dhu para rememorar hitos acaecidos hace tres décadas, queda claro que ambos se sienten en el momento más sólido de sus carreras en solitario: Mikel edita en septiembre su nuevo álbum de dúos reconstruyendo canciones de su trayectoria; Diego está a punto de empezar a grabar su próximo elepé. Los autores de “Autobiografía” reconocen atrevimientos y errores de un álbum ambicioso que, a la postre, ha hecho honor a su título, mantiene vigente su sonido y planteamientos y se encuentra con nuevas generaciones que lo paladean sin los prejuicios que imprime el éxito superpop.
Recuerdo que, bastantes meses antes de entrar a grabar “Autobiografía”, ya comentabais que tenías como referencia el doble blanco de The Beatles. Pero ¿cuándo comenzasteis a trabajar con ese concepto?
Mikel: Esa idea estuvo presente casi desde el principio. Queríamos hacer un disco doble, con el mismo número de canciones, treinta, y con esa idea de variedad de estilos del “álbum blanco” (1968). Veníamos de la separación un poco traumática de Juanra, la reconversión en dúo, un tiempo de paréntesis con un disco de rarezas… Los dos años que pasaron entre “El grito del tiempo” (GASA, 1987) y “Autobiografía” fueron extraños.
Diego: Teníamos otra referencia simbólica, que era el “London Calling” (1979) de The Clash, que también nos gustaba mucho, y era doble y tocaba muchos palos. Queríamos apuntar a direcciones muy diferentes.
Vista ahora parece una decisión atrevida, cuando estabais en la cumbre del éxito masivo, y en un tiempo en que nadie en el pop o el rock español se aventuraba con un doble en estudio.
Mikel: En ese momento, Diego y yo hacíamos lo que queríamos, la compañía decía amén, y todo salía bien. No querían que fuera doble, ni que el primer single fuera “Entre salitre y sudor”, ni veían nada claro el título de “Autobiografía”. Nos lo permitían todo, pero no estaban de acuerdo en casi nada.
Vuestro éxito previo era una garantía, pero Grabaciones Accidentales (GASA) seguía siendo un sello pequeño e independiente aún.
Mikel: Sí, y con todo lo bueno de las compañías pequeñas. Los que llevaban las riendas eran gente con un gusto exquisito, a la que le gustaba la música y controlaba mucho, y de ahí vino el lanzamiento internacional del disco. Tenían lazos con Les Disques du Crepúscule o Creation, y con Sire en Estados Unidos, lo que permitió que nos publicaran en todos esos sellos.
¿Queríais romper con la evolución de los tres primeros discos de Duncan Dhu, ir a algo más maduro?
Diego: Escuchábamos cosas muy diversas y teníamos la ambición de reflejar todo eso en el álbum. Las canciones surgían de una manera natural, pero en aquella época componíamos mucho, e intentábamos probar cosas distintas en cada una de ellas.
Mikel: Queríamos crecer muy rápido, empezamos siendo un grupo de rockabilly acústico con un sonido muy concreto, con “Canciones” (GASA, 1986) nos abrimos al folk y a Dylan, y, de repente, con 23 años queríamos huir de las etiquetas que teníamos. Y fue una época muy fructífera, teníamos más de cuarenta canciones nuevas para un solo disco, y todo nos parecía bien. Seguíamos siendo unos críos, pero entonces teníamos la sensación de que debíamos dar un paso hacia el, entre comillas, disco de la madurez.
Diego: Sí que éramos osados en el sentido de que no teníamos prejuicios ni miedos. No nos quedamos satisfechos del sonido y la producción de “El grito del tiempo”, y en “Autobiografía” nos abrimos a otras cosas.
También os estrenabais en el formato de dúo. Las fotos individuales de la portada parecían indicar una bicefalia por primera vez.
Diego: Un trío es una banda completa, pero un dúo ya no es una banda, y se te abren tantas posibilidades que puedes hacer lo que quieras, aunque creo que eso precisamente fue el problema de Duncan Dhu en los años posteriores a “Autobiografía”: nos acabamos perdiendo. En “Autobiografía”, quizá por ser el primero de esa apertura, creo que supimos aprovechar todas esas posibilidades; después cometimos más errores y perdimos la dirección.
Mikel: Hubo un tiempo en que pensamos que todo valía, y eso fue ya exagerado en “Supernova” (GASA, 1991), pero luego ves que no todas las vestimentas te sientan igual de bien. Pero, quitando la voz, que creo que es lo que peor ha envejecido, el resto de “Autobiografía” me parece que suena muy contemporáneo.
El disco fue producido en Londres por Colin Fairley, con Bruce Thomas y Pete Thomas, la base rítmica de los Attractions de Elvis Costello, como músicos de sesión, y un montón de colaboradores de postín como Nick Lowe, Black, Danny Thompson, Brinsley Schwarz… Además de las guitarras de Gonzalo Lasheras en todo el disco, que ya se encargó de armar la banda para las maquetas previas. ¿No se os fue de las manos?
Diego: Cuando trabajas con un productor, tus ideas acaban más diluidas, y es posible que el disco que teníamos en la cabeza no fuese igual que el que resultó finalmente. Yo creo que la producción está bien, aunque los productores en aquella época tenían tendencia a tirar mucho de músicos de sesión e invitados, y eso te va a cambiar. Fue un error absoluto, que consentimos en varios discos y fue muy negativo para la evolución del grupo. Empecé a no sentirme ubicado en el grupo y, al ir dejando de tocar el bajo, pasé a tocar la guitarra y empecé a cantar más, eso sí fue bueno.
Mikel: Las colaboraciones iban surgiendo, no nos propusimos llenar el disco de invitados. Sam Brown, que acababa de tener su mayor éxito con “Stop”, estaba grabando en el estudio de al lado, y todos los días coincidíamos a la hora de comer. Black era amigo del ingeniero de sonido. Nick Lowe era amigo de Colin Fairley, y venían y tocaban algo. Estuvimos muy cerca de que colaborase Elvis Costello, por los Attractions, pero no cuadraron las fechas. También Lou Reed, porque estaba en Sire y era muy amigo de Seymour Stein, que era quien nos editaba en Estados Unidos. Lou Reed pidió traducciones de las letras y le enviamos las que pensábamos que podían interesarle más, las que nos parecían más duras, como “En el andén”, y resulta que él no quería cantar nada de drogas ni de todo eso. Pero estuvimos cerca.
“Las generaciones más jóvenes tienen una percepción diferente de Duncan Dhu. Están libres de la imagen y el ambiente que se creó en la época. Como no la han vivido, escuchan las canciones de una manera más fresca”
Diego Vasallo
Sin embargo, lo interesante de las maquetas que grabasteis por vuestra cuenta es comprobar que las canciones ya estaban muy formadas y eran muy parecidas en arreglos a lo que luego quedó más engalanado en el disco.
Diego: Es que nos tiramos mucho tiempo haciendo esas maquetas y las canciones estaban muy construidas para cuando fuimos a Londres. Teníamos demasiada poca experiencia como para tomar las riendas totalmente de un disco, pero me pregunto ahora cómo hubiera sonado de haberlo producido nosotros. Creo que no hubiera sido tan diferente. Nos hubiera llevado más tiempo, yo hubiera tocado el bajo en todas las canciones, pero creo que el resultado habría sido bastante cercano.
¿Sentís que habéis sabido ser autocríticos con vuestra trayectoria?
Mikel: De hecho, cuando grabamos “Autobiografía” ya renegábamos del disco anterior, “El grito del tiempo”, que es un LP que se quedó con todo lo peor de los 80, aplicando todos los artificios de sonido de la tecnología del momento. El acierto de “Autobiografía”, y de hacerlo en Londres con Colin Fairley, es que se grababa todo casi en directo; en Inglaterra seguía habiendo una cultura mucho más clásica en la forma de grabar. Por eso “Autobiografía” ha envejecido mucho mejor.
Diego: Yo creo que asumíamos muchos riesgos; no digamos ya en “Supernova”, que metimos cosas electrónicas y era un disco bastante marciano. Y creo que eso siempre lo hemos hecho. Y siempre hemos sido muy críticos con nuestro trabajo. Aprendíamos sobre la marcha, íbamos muy rápido y cometíamos muchos errores. Pero, al cabo de un tiempo, veíamos esos errores.
¿Esos riesgos y ese autocontrol que habéis defendido han quedado eclipsados por la imagen tópica del grupo pop de éxito manejado por la industria?
Diego: A veces, la imagen que queda de un artista se crea por distintas inercias, pero no se corresponde mucho con la realidad. Pero es difícil luchar contra esos estereotipos. Cuando comenzó Duncan Dhu, en los dos primeros discos, era un grupo muy alternativo; no nació con vocación de grupo de pop de éxito. Esa mezcla de rockabilly, folk y pop era una marcianada en aquel momento. Creo que si escuchas ahora “Autobiografía” no se ajusta al esquema del grupo de pop comercial al uso.
En aquel momento, Mikel aún parecía ser el líder, como voz principal, pero en “Autobiografía” hay más canciones compuestas por Diego…
Mikel: Diego componía muchísimo en esa época y fue cuando se lanzó a cantar… Y cuando sacamos “Rosa gris”, cantada por él, se convirtió en un número 1 igualmente.
Ahora me da la sensación de que en “Rosa gris”, que sigue siendo una canción magnífica, nace tu verdadera personalidad como cantautor, Diego.
Diego: Sí, es posible. Es cuando di el paso a cantar y fui dejando de tocar el bajo, que es un paso muy difícil en la carrera de un músico.
En los últimos años, con vuestras carreras en solitario, e incluso con el regreso de Duncan Dhu en 2013 con “El duelo” (Warner), habéis logrado vuestras mejores críticas; ¿también cierta credibilidad que antes se os negaba?
Diego: “El duelo” me parece de lo mejor de Duncan Dhu. Tomamos el control total de la producción, con pocos colaboradores: Felix Buff y Joseba Irazoki, básicamente. Eso creó una sensación de grupo muy sólido. Y, en vez de abrirnos a muchos estilos, volvimos a las raíces del rockabilly, el folk y el country. La compañía no apostó por ese disco, aunque era un mini-LP. No sé si no les gustó o qué pasó, pero se quedó ahí y me parece una pena.
Mikel: Es que Duncan Dhu se ha convertido en un grupo que da igual lo que hagas porque la gente quiere escuchar “Cien gaviotas”. Al mismo tiempo que “El duelo” salió un recopilatorio de éxitos, y la compañía apostó por ese. Y ahí hubo un poco de frustración.
Diego: Eso te lleva a pensar qué sentido tiene hacer un disco nuevo de Duncan Dhu si vamos a tener que volver a las canciones de siempre. No hemos perdido la curiosidad, ni las ganas de evolucionar y lo que nos motiva es hacer cosas nuevas.
Mikel: Si sigues teniendo inquietudes creativas, esa inercia no te compensa. Para eso tenemos nuestras carreras en solitario, aunque a mí me ha pasado un poco lo mismo. Diego nunca ha tenido un mal momento en solitario, siempre ha tenido esa credibilidad, yo tuve que luchar de nuevo con el éxito y los prejuicios, que afortunadamente ya me los he quitado.
¿También la carrera de Duncan Dhu se puede ver ahora de otra manera, con menos prejuicios?
Diego: De hecho, las generaciones más jóvenes que nosotros tienen una percepción diferente de Duncan Dhu. Están libres de la imagen y el ambiente que se creó en la época. Como no la han vivido, escuchan las canciones de una manera más fresca.
Mikel: En mi nuevo disco de dúos he trabajado con músicos más jóvenes que tienen a Duncan Dhu puesto en otro sitio, porque han nacido veinte años después, no tienen una imagen preconcebida, y reconocen en Duncan Dhu las influencias del rockabilly, el country o el folk, y les resulta cercano. El tiempo cambia la percepción de muchas cosas. ∎