Murina, Igual Nos Vamos A Morir, Sandré, Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, y Melcochas.
Murina, Igual Nos Vamos A Morir, Sandré, Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, y Melcochas.

Informe

Under Barcelona (y 2): multicultural y cosmopolita

Autogestionada, afecta al punk y al ruido, con amplia participación femenina y queer, la escena alternativa de la Ciudad Condal es también cosmopolita. Gran parte de los músicos que hoy alimentan el under barcelonés proviene de otros países, algunos con interesantes trayectorias. En la segunda y última entrega de este informe, completamos la panorámica con una muestra de agrupaciones surgidas de su cruce cultural y algunas reflexiones finales acerca de cómo es el desarrollo de un proyecto musical en la ciudad.

Hay bandas que existen solo por Barcelona. No es que hayan surgido de algún circuito en particular, que su música esté especialmente marcada por la ciudad o que se alimenten de la cultura barcelonesa. Pero la Ciudad Condal, con sus características de puerto multicultural y cosmopolita, ha sido un punto estratégico de encuentro, atrayendo y acogiendo a músicos de diferentes orígenes y trayectorias, y engendrando en ese cruce muchas de las nuevas agrupaciones que hoy destacan con una propuesta distintiva.

“Sin Barcelona, no existiríamos”, admiten desde Igual Nos Vamos A Morir, flamante ganador del concurso Hospisona 2024, un power trío formado a principios de 2023 por el italiano Fulvio Tulli y los argentinos Martín Menta y Vladimir Yacoy. Los tres contaban con proyectos musicales previos; Menta y Yacoy hasta pudieron compartir escena en Buenos Aires, pero no se conocieron hasta llegar aquí, conectando por un anuncio en redes sociales de músicos de Barcelona. “Quizá la movida de la ciudad no nos influye tanto, tendríamos que estar haciendo techno o de DJs en lugar de rock”, bromea Menta. “Pero aquí nos encontramos”.

 Igual Nos Vamos A Morir: Vladimir Yacoy (batería), Fulvio Tulli (bajo, voz) y Martín Menta (guitarra). Foto: Lucía Cassinetti
Igual Nos Vamos A Morir: Vladimir Yacoy (batería), Fulvio Tulli (bajo, voz) y Martín Menta (guitarra). Foto: Lucía Cassinetti

Una experiencia similar vivieron en 2019 las fundadoras de Murina: la italiana Martina de Lugnani y la finlandesa Laura Vainiola. “Teníamos más o menos la misma edad, así que estábamos sintonizadas en ese rollo musical de los noventa”, relata Lugnani del feliz encuentro geográfico y estético. Estando de vacaciones en la ciudad, decidió que debía probar suerte y ya lleva 17 años aquí. En 2023 se unió al proyecto el vasco Iñigo Sanjuán, quien se vino a Barcelona precisamente por la música. “Mola lo multicultural que es. Allá estaba muy cerrado todo: rock clásico, pop clásico. Quería encontrar gente con quien experimentar y lo encontré acá”, resalta el guitarrista.

Ciertamente en algunos casos Barcelona ha sido más bien una ciudad de paso o de temporadas. Las políticas migratorias y la actualidad internacional, más las propias dificultades de la ciudad, han provocado que agrupaciones como la banda de surf rock psicodélico Catsith, que estuvo en el under barcelonés en 2022, haya quedado en standby, ante el regreso de su guitarrista a Rusia, Gregorii Luvov, mientras el bajista Egor Zhadan continúa desarrollando aquí su otro proyecto, Black Kassidy. Para otras bandas, como Revanche o Les Conchitas Gutierrez, con integrantes en otras ciudades de España y Europa, resulta un hogar intermitente.

No obstante, sea como residentes temporales o permanentes, muchos de los músicos que hoy alimentan la movida alternativa provienen de otros países. Algunos incluso coordinan conciertos o participan muy activamente en los colectivos y centros autogestionados que están vertebrando y dinamizando la escena, como comentábamos en la primera entrega de este informe.

Murina: Iñigo Sanjuan (guitarra), Laura Vainiola (batería) y Martina de Lugnani (bajo y voz). Foto: Adri Valls
Murina: Iñigo Sanjuan (guitarra), Laura Vainiola (batería) y Martina de Lugnani (bajo y voz). Foto: Adri Valls

El ambiente multicultural y cosmopolita da pie a las mezclas, eludiendo categorizaciones estancas. Los idiomas también se cruzan, la mayoría compone en inglés y castellano, pero también se escucha francés, ruso… Murina incluye frases en finés y Sandré ha incorporado el alemán, ya que su vocalista vivió en Berlín. Incluso el catalán es utilizado con una naturalidad integradora. “Para la gente de fuera de Cataluña, siempre ha sido guay que una banda de punk como nosotros no solo use el castellano, sino el catalán, pero no como reivindicación, sino porque sale así”, explica Marc Torrent, el baterista de Sandré, grupo del que hablamos en la primera parte del informe.

“Si te lo curras bien, empiezas a trabajar centrado en tu objetivo y a meterte en el circuito, se da como una cadena y vas logrando cosas”, afirma Lugnani sobre cómo ha sido desarrollar una banda como Murina en Barcelona. En plena pandemia, cuando todos lamentaban no poder tocar, ella decidió hacer contactos. “Si me gustaba una banda en Bandcamp, Spotify o YouTube, me fijaba con qué discográfica estaba y les enviaba correo”, detalla. No todos respondieron, pero así logró sacar en vinilo su EP “Wave The Brain” (2020) con sellos de Barcelona, Francia y Polonia y que el grupo fuera programado en el AMfest 2020.

Sin embargo, la mejor de las voluntades no contrarresta la precariedad. Aunque al circuito de salas se han sumado otros espacios, sigue siendo difícil tocar en la ciudad. “No puede ser que un concierto de rock después de las once de la noche sea traspasar el marco de la legalidad”, reclama Menta. “Hasta el punk se está haciendo más electrónico, porque resulta muy difícil tocar con batería”, recalca. “Da rabia porque tú montas tu espectáculo y luego no tienes lo mínimo para tocar”, secunda Anna Castells, de Ruïnosa y Las Strippers de Rahola, también presentes en el primer episodio del informe. “Creen que llevamos los amplis, cuatro micros y listo. Y una cosa es que no haya recursos como en las okupas, pero aquí es más por falta de previsión”, advierte.

Aunque gran parte de las bandas aprecia la oferta cultural de la ciudad, echan en falta precios más asequibles como espectadores y mayores oportunidades para participar como artistas. “Si solo vas a espacios underground no haces un duro, y las salas se han vuelto muy cómodas. Te piden 200 o 300 euros por el alquiler y se llevan la barra. No asumen ningún riesgo, ni hacen nada para que se llene”, advierte Marcel Molina de Ruïnosa y Las Strippers de Rahola. De hecho, la mayoría descarta tocar en locales en los que haya que pagar. “Hacen falta salas medianas que inviertan y programen, que desarrollen una identidad, con un público cautivo. De allí podrían salir discográficas, estudios de grabación y todo lo necesario para desarrollar la industria”, reitera Molina. La eterna aspiración colectiva.

Ruïnosa y Las Strippers de Rahola: Kalva Klein, La Marrana Jurásica, Nico Lokao y Ruïnosa. Foto: Daniel Emperador
Ruïnosa y Las Strippers de Rahola: Kalva Klein, La Marrana Jurásica, Nico Lokao y Ruïnosa. Foto: Daniel Emperador

Igual Nos Vamos A Morir, power trío de motor pop

Engendrada en la exaltación de la jam y madurada en el fuego del directo, la música de Igual Nos Vamos A Morir engancha. La primera vez que el italiano Fulvio Tulli (voz y bajo) y los argentinos Martín Menta (guitarra) y Vladimir Yacoy (batería) se reunieron para tocar, a finales de diciembre de 2022, crearon tres temas en una sesión. No llevaban ni seis meses y ya estaban grabando un EP homónimo en el estudio Sol de Sants, “cuatro canciones porque los tres trabajamos de camareros y no había para más”, aunque ya tenían para el álbum completo. Más tarde, en las fiestas alternativas de Sants, transeúntes y curiosos parecían transformarse en fans en minutos, coreando temas que ni siquiera habían alcanzado a grabar. “¿Cómo se saben la letra, si no está en ninguna parte?”, se preguntaban.

Un innegable sentido pop se percibe ya en el EP, con temas como “El patético”. Pero es en vivo donde los ganchos melódicos desencadenan el groove y la potencia arrolladora del power trío, en especial cuando descargan contra la precariedad, la ciudad alienante y la angustia cotidiana, entre cruces de insidiosas líneas de bajo y frenéticos riffs. “Todo lo que quiero me hace mal, otro día esquivando la ansiedad”, lamentan en “Pegamento”. “Quiero existir, quiero pensar, quiero elegir, quiero opinar, quiero salir… quiero gritar”, reclaman en “Experimento”, regodeándose ahora más post-punk, surf, new wave, indie, funk, stoner… rock’n’roll.

Igual Nos Vamos A Morir: “El patético” (2023).

“Somos un poco camaleones. Nunca decimos ‘vamos a hacer punk o garage’... Siempre es algo espontáneo, un ‘riff’ que nos gusta, una línea que nos engancha”, explica Tulli de su forma de composición en jam. “Las letras son nuestro nexo con el punk, porque son más de crítica social. Puede que lo que decimos no sea nada nuevo, pero el mundo tampoco ha evolucionado”, apunta Menta.

Antes de coincidir en Barcelona, Tulli venía de un proyecto solista que inició en Berlín, con cuatro álbumes de exploración folk, en paralelo con la banda “post wave-new punk” Les Conchitas Gutierrez. En Buenos Aires, Yacoy tocaba la guitarra en Ventanas, de corte experimental math rock, mientras que Menta había incursionado en el power pop con Fuchi, la cumbia indie en Los Broster y el garage-punk en Las Rolas. “Jugamos con lo nuevo de habernos encontrado”, resalta Tulli. “Nuestra música sale de nosotros y lo que nos pasa. Somos los tres, en este momento, con toda la mierda y toda la luz”, resalta Yacoy.

Tras un año tocando en circuitos alternativos y pequeñas salas, incluyendo una minigira por Alemania, llegaron por el voto del público a la final del Hospisona 2024, donde este enero se impusieron como ganadores, con la única propuesta rock entre los finalistas. Gracias a este premio grabarán su primer álbum en la sala Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat y producirán un nuevo vídeo. El pasado 6 de abril tocaron en Heliogàbal, junto a la banda madrileña Pan, y el 19 estarán en las Festes de Primavera de L’Hospitalet. Fichados por el colectivo Industrias MDA, participarán en el festival Malas Artes el 26 de abril, el 11 de mayo se presentarán en Rock’n’Trini y el 28 de junio en Freedonia, junto a la banda argentina Pyramides. Las tres citas, en Barcelona.

Murina, una carrera DIY

Murina ruge. Tal y como lo dice su nombre en finés, su música gruñe, visceral y áspera, regodeándose en su propio ruido, tan cargado y brutal que lo que más sorprendía en sus inicios –evidenciando prejuicios– es que proviniera de dos mujeres: la italiana Martina de Lugnani (voz y bajo) y la finlandesa Laura Vainiola (batería). “Un día estábamos ensayando y golpearon la puerta, porque querían saber quiénes tocaban tan fuerte. Se sorprendieron tanto de que fuéramos dos chicas que nos invitaron a tocar”, cuenta Vainiola de su primer concierto.

La banda comenzó en agosto de 2019. “Pensábamos: ¡2020 será nuestro año!”, recuerda Lugnani del revés pandémico que, no obstante, aprovecharon para sacar una demo y hacer contactos. “Al regreso teníamos cuatro temas más que funcionaban de puta madre, así que contactamos a Milo Gomberoff, de Hukot Estudio, y grabamos nuestro primer EP, ‘Wave The Brain’, algo como ‘agita el cerebro’, que era lo que necesitábamos”. Salió en vinilo de siete pulgadas, al lograr la colaboración de Araki Records de Francia, Antena Krzyku de Polonia y Magic Room Records, Hukot Disc y Sub Post Records de Barcelona.

Al escucharlas, también las contrató Aloud Music para el AMfest en el Castillo de Montjuïc. Fueron presentándose en espacios alternativos hasta grabar su segundo EP, “Stuff Galore” (Muzai, 2021), “con un sello independiente de Nueva Zelanda y Reino Unido que logró circular nuestra música en canales a los que solas no podíamos llegar”, celebra Lugnani . En 2022, recopilaron sus temas en directo en las “FEEEL Sessions” de Betevé.

Murina: “Mustikkapizza”, en directo en 2023.

“Tenemos momentos noise, punk, experimental y hasta stoner”, dice Vainiola de su sonido. En la última edición del Actitud Fest compartían escena solo con bandas de metal. “Es que cada día me siento diferente. No queremos hacer un género concreto, sino tirar de nuestro interior y ver qué emerge”, explica Lugnani. Incluso en las grabaciones les gusta que prevalezca “la fuerza y vibraciones de cuando ensayamos, aun con imperfecciones”.

A mediados de 2023 se les unió el vasco Iñigo Sanjuán. “No estábamos buscando un guitarrista, pero nos apetecía probar y él agregó otro nivel, mayor profundidad”, comenta Lugnani acerca de la renovada telaraña de reverberaciones. Con la nueva formación abrieron el festival grunge Seattleona y en noviembre estrenaron vídeo en Siete Barbas Estudio, donde este abril grabarán su primer larga duración. “Antes éramos dos y ahora tres. Lo que fluye en el ensayo es la biblioteca emocional y musical de cada uno. De esa mezcla de gustos, estilos y vivencias saldrá la nueva Murina”, concluye Lugnani. Tiene dos fechas próximas en Barcelona: el 11 de mayo tocarán en Rock’n’Trini y el 28 de junio en Freedonia, junto a Igual Nos Vamos A Morir y la banda argentina Pyramides.

Melcochas: Gerard Estarellas (guitarra), Igna Boneu (teclados, percusión), Felipe Morell (batería), Felipe Añez (guitarra y voz) y Sebas Prado (bajo).
Melcochas: Gerard Estarellas (guitarra), Igna Boneu (teclados, percusión), Felipe Morell (batería), Felipe Añez (guitarra y voz) y Sebas Prado (bajo).

Melcochas, original revival del stoner suramericano

Evolución del proyecto en solitario del cantante y guitarra ecuatoriano Felipe Añez, el grupo Melcochas es un variopinto y joven quinteto que completan el catalán Gerard Estarellas (guitarra), el venezolano Sebastián Prado (bajo), el peruano Felipe Morell (batería) y el también ecuatoriano Ignacio Boneo (teclados).

Su nombre hace honor a Melcochita, un cantante de salsa y rock que grabó con Los York’s, una de las primeras bandas de garage peruano, encarnando una suerte de revival stoner, traspasado por rock’n’roll latinoamericano de los sesenta y setenta, como Los Iracundos, Los 007 y los precursores punk Los Saicos, más algunos influjos de la escena independiente de Ecuador, como El General Villamil, donde participó Añez. “Es muy orgánico, están las referencias, pero nunca ha habido una estrategia detrás”, explica Estarellas.

Debutaron con el miniálbum “Melcocha” (Sheep Punk, 2022), pero su sonido se terminó de configurar en el directo. “En vivo”, grabado en Boogaloo Club de Cáceres y autoeditado en 2023, “plasma lo que realmente es la banda”, indica Añez. “Tocamos con más ‘power’, más rápido, un poco más agresivo, hasta las canciones más suaves”, añade Morelli. Este febrero abrieron para la banda inglesa de synthpunk Powerplant en la sala VOL. El 11 de mayo compartirán cartel con Igual Nos Vamos A Morir, Las Lolas y Murina en la sala barcelonesa Rock’n’Trini, mientras preparan nuevos temas para un próximo álbum.∎

Melcochas: “La blanca” (2023).

Miscelánea de estilos

IGUAL NOS VAMOS A MORIR
“Igual Nos Vamos A Morir”
(Autoeditado, 2023)

Influencias de indie argentino, post-punk y new wave con ritmos pegadizos, guitarras inteligentes, melodías pop y armonías bien pensadas. Así se podría describir a grandes rasgos el primer EP de la banda, pero la amalgama sonora es mucho más rica. La canción que abre el disco, “Dos piedras”, genera un indie punk con elementos psicodélicos y new wave. Aunque temas como su single “El patético” y “Examen de conciencia” comparten letras melancólicas y un ADN post-punk, el primero juega con una síncopa al filo del funk y algo de garage-punk, mientras que el segundo cabe en cualquier antología puramente indie. “No siento amor, lo siento amor” es un surf-rock oscuro, también con un aire funk, pero en el bajo. Las letras abordan con metáforas inteligentes dilemas del desamor, el fracaso y la soledad.

MURINA
“FEEEL Sessions”
(Betevé, 2022)

Murina combina a voluntad diversas formas del rock alternativo de los ochenta y noventa, mezcla que los hace inclasificables. Un buen ejemplo es su directo “FEEEL Sessions”, grabado en el programa “Feeel” de Betevé. En él recopilaron temas de sus EPs “Wave The Brain” (2020) y “Stuff Galore” (2021), además de tres canciones inéditas: “Wild City Human Beings”, “Lovelong” y “Girls Are Heavy”, todas variantes del grunge. Destaca la última por su estética a lo Kim Gordon, su riqueza de recursos vocales y su letra feminista. “Stuff Galore” es puro rock noise con matices stoner, mientras que en “Sun Sun” se advierte la influencia de Nirvana, con un elegante solo de bajo hacia el final. “Why Are We?” es rock alternativo con esencia Dinosaur Jr. “Wave The Brain” nace de una bruma noise pulcramente provocada por el bajo.

MELCOCHAS
“Melcocha”
(Sheep Punk, 2022)

Un disco que huele a revival stoner aunque con un giro interesante. En su sonido se cuelan referentes del rock suramericano de los sesenta, como Los Saicos, Vox Dei, Los York’s o Los 007, así como anglosajones, como The Sonics, Iggy And The Stooges, Black Sabbath o Ty Segall. A pesar de la potencia de sus canciones, poseen melodías altamente pop con una estética común. Temas como “La blanca” y “Luz plástica” juegan con un protopunk más melódico, sólidos riffs, contagiosas cadencias rítmicas y eficaces solos de guitarra. En cambio, en “El perro” –casi un cover de “I Wanna Be Your Dog” de The Stooges– y “Mi doctor” se decantan por riffs secos y solos de guitarra y bajo que tienden a la psicodelia. “Rafaella” es una balada juguetona que recuerda a Los Iracundos, mientras que “La maldad” es más bien surf rock. ∎

* Puede leerse la primera parte aquí:
Under Barcelona (1)

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