La cita con nuestros protagonistas es a la antiartística hora de las diez de la mañana. La noche anterior han tenido bolo en Pontós, a 130 kilómetros de Barcelona, pese a lo cual están todos en sus puestos menos uno, que tarda apenas unos minutos en incorporarse a la reunión. Gente cumplidora, esta de La Ludwig Band, grupo fundado en Espolla, un pueblo ampurdanés de 400 habitantes. Se dieron a conocer en plena pandemia con un primer álbum, “Al límit de la tonalitat” (The Indian Runners, 2020), que no tardó en calar entre la afición. El tercero de su cuenta, “Gràcies per venir”, ha sido editado al alimón por su escudería de siempre y Ceràmiques Guzmán, el sello de los Manel.
En realidad, la operación “Gràcies per venir” empezó en junio del año pasado, cuando apareció el primero de los cuatro singles de adelanto de un álbum que consta de un total de once piezas. A medida que se iban desvelando canciones, y en algún caso incluso antes, el sexteto iba incorporando este nuevo material a sus conciertos. De modo que a temprana hora pudieron pulsar la (buena) recepción del mismo. “En el festival (a)phònica de Banyoles interpretamos por primera vez ‘Manela, no vull currar per vostè’. Hacía muy poco que había salido el single, y todo el mundo la cantaba y… ¡guau!”, nos comentan en el transcurso de una distendida conversación entre cafés, bocadillos y aceitunas, en la que llevan la voz hablante sobre todo Quim Carandell (voz, guitarra), Pau Esteve (teclado y coros) y Lluc Valverde (saxo, clarinete y coros). Sus compañeros Gabriel Bosch (guitarra y coros) Roger Cassola (batería y coros) y Andreu Galofré (bajo y coros), también presentes, apenas intervienen en la conversación.
Estos jóvenes músicos –todos nacidos en 1996 menos el más veterano del elenco, que es de 1995– enfatizan el modo en que han afrontado el trabajo en el estudio. “Teníamos la idea de hacer un disco que sonara como podría sonar en directo. En el anterior álbum nos dijimos que todo puede quedar bien en una canción: una batería, una guitarra eléctrica, dos guitarras eléctricas, tres guitarras eléctricas, tres pianos, cuerdas, pitos... Para nosotros grabar había sido construir los temas por capas o por pisos. Cada instrumento era un piso nuevo. Pero aquello podía crecer y acabar convirtiéndose en un monstruo imposible. Esta vez hemos pensado que el pastel ya estaría bien con unos pocos pisos sin añadir más. Tal vez cuatro guindas por encima y ya está”. La pretensión, amplían, era dar con un resultado “un poco más radiable, que sonara todo un poco más limpio, y más o menos lo hemos conseguido”.
La construcción que han descrito fue ejecutada “a piñón”, ya que “los anteriores discos habíamos tardado un año en hacerlos, y este lo hemos hecho en tres meses”. Es cierto que, en los meses previos a la grabación, iban rodando estas canciones en las pruebas de sonido de sus conciertos, “pero una cosa es tocarlas en ese contexto sin ninguna presión, casi como un divertimento, y otra trabajarlas en el estudio, donde tienes que pensar muy bien qué quieres exactamente y procurar que cada detalle esté donde tiene que estar”.
Hace unos meses, y dando las primeras pistas de cómo iba a sonar “Gràcies per venir”, los chicos de la Ludwig señalaron medio en broma que este también podría haberse titulado “El disc del Bruce”. Lo que no deja de ser coherente con el sonido de piezas del álbum como “Contraban” o “Per allà Lesseps”. ¿Sería el de Nueva Jersey, pues, una de las referencias que han manejado para elaborar este trabajo? El término no les gusta demasiado: “Referencia puede dar a entender que has buscado copiar”, responden. Hecha la precisión, en el transcurso de la charla admitirán cierto ascendiente en su propuesta del mencionado Springsteen, así como de The Beatles, Bob Dylan o Pau Riba. “Lo que nos junta con esta gente en general es el hecho de venir de la música de cantautor y transportarla a un territorio de banda grande y de música poderosa. Esto lo tienen la mayoría de estos artistas, incluso los Beatles en cierta forma. Transportar canciones que te vienen del folk a un ambiente más de rock’n’roll, de espectáculo en directo, más festivo en el buen sentido de la palabra”.
En todo caso, hablamos de fuentes de lo más clásicas, por lo que también cabe preguntarse si el grupo no se ha planteado en algún momento jugar con tendencias más nuevas. “Es que ir por aquí también comportaría otra manera de trabajar, otra manera de enfocar los arreglos. No es que no nos interese, y tampoco nos cerramos puertas en este sentido, pero aunque cada vez nos hemos abierto más, estamos cómodos donde estamos”, declaran al respecto.
Buceando por el contenido de “Gràcies per venir”, salta al oído que hay un buen grueso de canciones de desamor, desde “El meu amor se n’ha anat de vacances” a “El dia que et perdoni”, pasando por un par más. “Es que es el gran tema”, señala Quim Carandell, autor de la totalidad de piezas del álbum. “El otro día le mandé un WhatsApp a una amiga donde le hablaba de un tema que estoy escribiendo ahora, y le decía que es mucho más fácil escribir canciones de desamor que canciones de amor. Tengo la sensación de que es mucho más sencillo, o menos peligroso. Creo que a veces los retorcimientos románticos encajan mejor en las canciones de desamor que en las canciones de amor, porque no te queda una cosa tan pastelera. Y no es que me gusten especialmente los retorcimientos románticos –agrega el compositor–, pero si hay que apuntar en esta dirección, es más fácil el desamor que el amor”.
También se deslizan en el álbum reflexiones sobre la práctica artística en números como “Guanyar” o “El teu noi”. Era, dice Carandell, “uno de los temas que me sobrevolaba en aquel momento, aunque ninguna de estas canciones habla sobre mí. ‘Guanyar’ va sobre una amiga que tenía que también era músico y las cosas le iban mucho mejor que a mí al principio, y ‘El teu noi’ es una situación totalmente inventada”. En una coordenada similar podríamos situar “El gronxador”, que versa sobre el éxito y el fracaso. ¿Y es que lo del éxito puede ser jodido, no?, le planteamos. “Sí, correcto”, responde. “Seguramente estaba pensando en esto cuando la hice. Rosalía tiene una canción al respecto mucho más buena que la mía…”.
Este álbum consolida también lo que ya podemos señalar como una pequeña tradición común a todos los discos de La Ludwig Band: la inclusión de un tema protagonizado por Judas (“Has tornat a venir, Judes”). Una constante que nos habla de la querencia, o tal vez la obsesión, de Quim Carandell por tan malévolo tipo: “Me gusta esta figura por lo que representa. Es un personaje fetiche, que he tratado desde diversas perspectivas, y en todas queda simpático. Me interesa sobre todo por el móvil de la traición, por el motivo. Esto es lo que más me ha fascinado, y siempre me lo he imaginado más como un envidioso que como un traidor”.
No media motivación bíblica en este caso, señala el autor. Pero donde sí se hace evidente la huella del libro sagrado de los cristianos es en el espectáculo “Sant Pere el farsant”. Se trata de una pieza de teatro musical en verso escrita por Quim Carandell y Lluc Valverde, inicialmente estrenada en 2019. Función que el así llamado Col·lectiu Pedant a Missa i Repicant, donde se integra La Ludwig Band, representó el pasado 2023 una treintena de veces en Barcelona. “Mi episodio preferido de la Biblia”, indica Valverde, “es el de las negaciones de San Pedro, porque tiene un componente en el que se prefigura un poco la represión policial. Se me ocurrió que podríamos hacer una obra a partir de aquí, y se lo propuse a Quim porque ya veníamos rodados, pues anteriormente habíamos escrito una obra juntos, ‘Les extraordinàries aventures de Fiona Pereshtròikovitx’”. Está disponible en Filmin, para más señas.
En su haber conjunto se cuenta también un tercer espectáculo, “El perro cantautor, de hambriento a emperador” (2022), y en este momento andan enfrascados en la escritura de un nuevo montaje: “Se titulará ‘Artemi, el cambrer abstemi’ o simplemente ‘El cambrer abstemi’, aún no lo tenemos claro. En todo caso, lo estrenamos el 7 de marzo”. Esperaremos hasta entonces para salir de dudas, pues. Y antes de eso, podremos disfrutar de su directo el 28 de enero en Vilafranca del Penedés. Y en febrero en Cardedeu (2), Figueres (3), Manresa (10) y el Let’s Festival de L’Hospitalet de Llobregat (17). ∎