La voz de Bolivia. Foto: Nora Lezano
La voz de Bolivia. Foto: Nora Lezano

Entrevista

Luzmila Carpio, Pachamama futurista

Aunque poco conocida en nuestro país, Luzmila Carpio es probablemente la figura más relevante de la música boliviana. En activo desde hace más de medio siglo, a sus 74 años puede presumir de una trayectoria intachable que, tras una vida consagrada a la tradición musical de su tierra, ha desembocado este año en la creación de un magnífico disco en el que sus raíces quechuas se entrelazan con los cables de la electrónica más expansiva y espiritual.

En los últimos años, afortunadamente, se han fortalecido los lazos musicales de España con países iberoamericanos como Argentina, México, Colombia, Chile o Puerto Rico, propiciando una conexión que nos permite ser menos dependientes del dominio anglosajón. Pero, dejando a un lado casos aislados como Gladys Moreno o Los Kjarkas, la música boliviana sigue siendo aquí un enigma. Francia, siempre receptiva al talento foráneo pese a su chovinismo, es el país donde mejor acogida ha tenido la música de Luzmila Carpio, que incluso llegó a ser embajadora de Bolivia en el país vecino.

A pesar de que su vasta carrera ha estado dirigida fundamentalmente a preservar y difundir las tradiciones musicales bolivianas, Carpio ha mantenido siempre una mente inquieta y una voluntad exploratoria. En 2003 editó el álbum “Le chant de la Terre et les Étoiles”, creación inspirada en el Gran Libro de los Indios Quechuas en la que se acercaba a la música de cámara, el jazz y la música contemporánea en un fascinante ejercicio de sincretismo. Más tarde, en 2015, dejó que productores como Nicola Cruz, Chancha Vía Circuito o El Remolón remezclaran sus temas en clave electrónica en el disco “Luzmila Carpio Meets ZZK”.

Y ahora va mucho más allá en su recién editado nuevo disco,“Inti Watana. El retorno del sol” (ZZK, 2023), en el que el argentino Leonardo Martinelli –más conocido como Tremor– ha hecho un trabajo de filigrana con la extraordinariamente aguda voz de Luzmila, en una línea que lo conecta con las añejas producciones de Les Baxter para la gran diva peruana Yma Súmac o, más recientemente, con el trabajo que la gente del sello Fértil hizo con la música de la folclorista argentina Leda Valladares en el disco “El camino de Leda” (2019). En todo caso, este nuevo álbum ahonda en la reivindicación de sus raíces indígenas y en su conexión con la Pachamama y con el cosmos. No en vano, lanzó el vídeo principal de este nuevo trabajo, “Chakana sagrada”, en la misma jornada en que se celebraba el Día de los Pueblos Indígenas, y publicó el disco coincidiendo con el equinoccio de otoño. Puro realismo mágico.

“Chakana sagrada”: invocación cósmica.

¿Cuándo surgió tu deseo de cantar y dedicarte a la música? ¿Había tradición musical en tu familia?

Para entender la tradición musical de mi familia y la de mis abuelos, hay que entender que en nuestras remotas comunidades aymara-quechuas aún pervive la esencia dejada por nuestros antepasados. Esa esencia hace que la música nos fluya en las venas como el río que acaricia las piedras en las altas montañas de los Andes. Desde pequeña, mi corazón resonaba con las voces ancestrales de mi familia, prefería escaparme de la escuela y pasar tiempo con mis ñañakuna (“hermanas de la comunidad”, en quechua) que pastoreaban llamas y ovejas, y los pájaros estaban allí en medio de la inmensidad del campo. Sentir esa sensación de ser parte de algo inmenso como la madre Tierra, de tener la libertad de caminar en las noches estrelladas, bajo la protección de los apus (“montañas”, también en quechua). Mi madre fue la maestra que me guió en el sendero de la música de la vida; a ella la escuchaba cantar desde muy niña con su voz finita, y me decía: “Cantemos para agradecer a Pachamama”. Así me hacía acariciar las plantas de nuestros sembradíos e imitar el cantito de los pájaros. Los pájaros nos traen mensajes y debemos interpretarlos. También aprendí a ser una narradora de las historias de nuestra tierra cuando descubrí, ya adolescente, la otra realidad, la de las ciudades de la civilización dominante: sometimiento cultural, individualismo extremo y pérdida de la espiritualidad. Me vino entonces la necesidad de contar nuestra realidad, basada en los valores dejados por remotos antepasados, quienes nos enseñaron que la música es nuestra conexión con el alma del mundo.

“Hay que entender que en nuestras remotas comunidades aymara-quechuas aún pervive la esencia dejada por nuestros antepasados. Esa esencia hace que la música nos fluya en las venas como el río que acaricia las piedras en las altas montañas de los Andes”

Además de las músicas tradicionales que supongo que escucharías en tu pueblo, Qala Qala, ¿escuchabas música de otras latitudes que te pudieran influir?

Claro, en mi adolescencia las músicas de otras regiones llegaron como brisas frescas a mis oídos curiosos. En el entorno urbano en el que viví a partir de mis 11 años, la ciudad minera de Oruro, la música hispanoamericana resonaba fuertemente, pero la diferencia cultural era tan vasta con mi realidad que absorbía esas influencias poco a poco, desentrañando sus misterios y entendiendo sus raíces. La música es un río misterioso que fluye a través de las imaginarias fronteras humanas, y en su corriente encontré, como muchos, inspiración para enriquecer mi legado musical andino.

Creo que, como sucede también en África, concibes la música no como un simple entretenimiento o como una forma de expresión artística, sino también y sobre todo como un medio de conexión espiritual con la naturaleza. ¿Es así? Creo que es algo que se aprecia claramente en tus continuas alusiones a los pájaros, con los que pareces entablar un diálogo.

Absolutamente. La música es mucho más que sonidos; es un puente que nos conecta con la espiritualidad y la naturaleza en su conjunto, desde lo infinitamente pequeño hasta lo infinitamente grande. En la cosmovisión andina, la música es un instrumento sagrado, codificado y universal, de comunicación con la Pachamama, nuestra madre Tierra, y con el cosmos. Y los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros, son en realidad el lenguaje universal que nosotros, los humanos, hemos olvidado. Con nuestras computadoras y nuestros celulares nos sentimos superiores, pero en realidad el lenguaje de los animales y de las plantas es el que contiene los mensajes sagrados que nos guían y nos conectan con el universo. Y de ello tratan las metáforas en mis composiciones del diálogo con los pájaros: mi relación con ellos es profunda y simbólica. Ellos son mensajeros de la naturaleza y, a través de mi música, busco honrar su papel como guardianes de la armonía en nuestro mundo.

Espiritualidad y liberación. Foto: Nora Lezano
Espiritualidad y liberación. Foto: Nora Lezano

Con tus canciones también reivindicas el papel de la mujer en Latinoamérica y defiendes el idioma quechua y el legado de las culturas indígenas. ¿Te consideras una activista?

Cierto. A lo largo de mi carrera, el activismo desempeñó un papel fundamental, especialmente durante las décadas de los setenta hasta los noventa. En ese tiempo buscaba llamar la atención de mi público sobre las nociones coloniales que perpetuaban una dualidad perjudicial entre pueblos y culturas: los buenos y los malos, los ganadores y los perdedores, los cultos y los salvajes, etc. Creía que era esencial demostrar a través de mi canto y mi escritura que todos somos uno, que estamos interconectados y que nuestra relación con la Tierra es lo primero. Por ello, sí, me considero una activista en el sentido de que mi música busca ser un vehículo para transmitir mensajes de unidad, empoderamiento de la mujer y también la preservación del conocimiento ancestral de las culturas indígenas en el mundo. A medida que entró el siglo XXI, mi enfoque se ha vuelto más profundo en las dimensiones espirituales. Considero que la espiritualidad es clave para cualquier transformación y liberación.

En al año 2015 el sello discográfico ZZK encomendó a diversos artistas que remezclaran tus canciones en clave de música electrónica. ¿Conocías ZZK? ¿Te gustaba la música electrónica o fue tu primer contacto con ella?

El proyecto “Luzmila Carpio Meets ZZK” fue un encuentro maravilloso que amplió mis horizontes musicales de maneras inesperadas. Antes de este proyecto, conocía a ZZK a través de mis productores franceses de Almost Musique, y tenía cierta curiosidad por la música electrónica a través de mi hijo, pero fue mi primer contacto directo con este género. Fue un descubrimiento fascinante. Y lo debo también a la gran curiosidad de Grant Dull, fundador de ZZK. Trabajar con esos talentosos artistas de la electrónica fue una experiencia enriquecedora. Fue un recordatorio de que la música es un lenguaje en constante evolución, capaz de cruzar fronteras y estilos. A través de esta colaboración, descubrí que la música electrónica también podía ser un vehículo para transmitir mensajes poderosos y compartir mi búsqueda espiritual y musical con jóvenes artistas.

“Tengo un cariño y admiración especial por Björk. Siento que ambas compartimos una afinidad en nuestro enfoque hacia la música como una expresión espiritual y una búsqueda de la conexión con el mundo natural”

Tanto en ese disco como en el reciente “Inti Watana. El retorno del sol” veo ciertos puntos de contacto con la música de la artista islandesa Björk, que también lleva a cabo una aproximación en cierta forma espiritual a la música y a su conexión con la naturaleza. ¿Te gusta Björk? ¿Crees también que vuestras respectivas músicas están conectadas de alguna forma?

Tengo un cariño y admiración especial por Björk. Para mí, su música es una exploración audaz de la espiritualidad y tiene una conexión profunda con la naturaleza. Siento que ambas compartimos una afinidad en nuestro enfoque hacia la música como una expresión espiritual y una búsqueda de la conexión con el mundo natural. Mis raíces ancestrales andinas y las de Björk, con su profundo arraigo en la naturaleza islandesa, nos recuerdan que, a pesar de distancias culturales y geográficas, la humanidad comparte sentimientos y experiencias universales.

En tu nuevo disco hay referencias tanto a Tata Inti como a la Pachamama. ¿Representan, en cierta forma, la energía masculina y la femenina? ¿Es la unión y la convivencia entre ambos lo que podría lograr el equilibrio en el mundo?

Es un tema muy interesante y profundo. En la cosmovisión andina, efectivamente, se considera que las energías del Tata Inti –el padre Sol– y la Pachamama –la madre Tierra– se entrelazan y se complementan para mantener el equilibrio en el mundo natural y espiritual. En muchos aspectos podríamos ver esa suerte de dualidad como la energía masculina y femenina, pero es importante comprender que la cosmovisión andina va más allá de simples categorías de género. Estas energías representan principios fundamentales en la creación y en la vida misma.

Nobleza y compromiso. Foto: Nora Lezano
Nobleza y compromiso. Foto: Nora Lezano

Tu magnífico nuevo disco es fruto de tu colaboración con el productor argentino Tremor, que ha realizado una labor excelente, muy respetuosa y sutil y poco invasiva con respecto a tus raíces tradicionales. Y me parece que ha sabido encontrar el punto de conexión entre lo telúrico y lo cósmico, que conviven en tu música. ¿Lo ves así?

Agradezco mucho tus palabras. La colaboración con Leonardo Martinelli aka Tremor fue una experiencia maravillosa. Leo tiene una gran y noble sensibilidad humana y un profundo respeto por mis raíces. Juntos buscamos encontrar ese punto de conexión entre lo telúrico y lo cósmico, que realmente es el corazón de mi música. Fue un proceso de exploración y creación conjunto. El resultado es un disco que, en mi opinión, logra capturar la energía de lo ancestral y lo celeste de una manera hermosa y armoniosa.

Por último, hablemos de proyectos. Creo que se va a lanzar un documental próximamente, dirigido por Pablo Mensi. ¿Qué nos puedes contar de dicho documental y cuándo se estrenará? ¿Tienes pensado algún nuevo proyecto? ¿Tienes previsto venir a actuar a España?

El documental dirigido por Pablo Mensi es un complemento visual muy especial para el álbum “Inti Watana”; en forma de un viaje tiporoad movie, busca explorar las facetas espirituales y codificadas que se encuentran en las canciones del disco. Esperamos que se estrene en los próximos meses en festivales dedicados a documentales, y estamos muy emocionados de compartirlo con todos ustedes. Por otro lado, estamos en la etapa de planificación para llevar la música de “Inti Watana” a los escenarios en vivo. Estamos buscando productores de espectáculos que compartan nuestra sensibilidad y visión para crear conciertos inmersivos y visuales que transmitan la esencia del álbum de una manera única. Y respecto a España, quiero expresar mi profundo cariño por el público español. Cada vez que he tenido la oportunidad de actuar en España he sentido una conexión especial con el público y he tenido la suerte de compartir momentos maravillosos con artistas y amigos increíbles. Estoy deseosa de volver a España muy pronto y llevar la música de “Inti Watana” a esos escenarios. ∎

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