Ritmo de la noche. Foto: Leia Jospé
Ritmo de la noche. Foto: Leia Jospé

Entrevista

Model/Actriz: “En la sensualidad y privacidad de la noche me resulta más fácil sentirme vulnerable conmigo mismo”

Dicen las malas lenguas que, hoy por hoy, hay pocas bandas con un directo tan arrollador como el de Model/Actriz, un cuarteto que ha vuelto a poner a Nueva York en el radar de la vanguardia musical global. Antes de su debut español, hablamos con su líder, Cole Haden. Actuarán este domingo, 2 de junio, en el Primavera a la Ciutat 2024 (Apolo; 00.40 horas) 

Model/Actriz se conocieron en una de las escuelas de música más veneradas de todo el mundo, la Berklee College Of Music, por donde han pasado de St. Vincent a Mulatu Astatke, de Quincy Jones a Juan Luis Guerra, pero es en los sótanos de Boston donde hicieron sus primeros pinitos su hábitat más lógico. Cuenta la leyenda que Ruben Radlauer (batería) y Jack Wetmore (guitarra) descubrieron ahí a quien se convertiría en su cantante y líder de facto, Cole Haden, improvisando “una suerte de ópera electrónica a lo Laurie Anderson”. El grupo lo completa el bajista Aaron Shapiro.

La banda, desde luego, juega con los contrastes, se siente cómoda creando confusión en el oyente. Sus influencias basculan entre la alta y la baja cultura: todo desde Lady Gaga hasta la pintura romántica de Turner, pasando por el musical “Cats” (Andrew Lloyd Webber, 1981), tiene cabida en su imaginario. Su música es una mezcla de dance-punk neoyorquino de los dosmil, no wave y un rock industrial que, en lo que a texturas sonoras se refiere, bordea lo no musical. Escuchando las canciones de “Dogsbody” (True Panther Sounds, 2023), probablemente el mejor álbum de debut de este año, uno no sabe si quiere bailarlas o sufrir una crisis emocional con ellas.

Este sábado, 18 de noviembre, Model/Actriz hará su debut en suelo español de la mano del festival Primavera Weekender. Es por ello que aprovechamos la ocasión para hablar con Haden, para entender mejor qué hay detrás de una de las bandas más excitantes del momento en una conversación vía Zoom sobre consoladores de cerámica, sirenas de ambulancias rotas y cierto barquero del Hades.

Ruben Radlauer, Jack Wetmore, Cole Haden (bigote) y Aaron Saphiro. Foto: Lily Frances
Ruben Radlauer, Jack Wetmore, Cole Haden (bigote) y Aaron Saphiro. Foto: Lily Frances

Dices que consideras este como un álbum coming of age. Me llama la atención porque justo ayer vi la última película de Hayao Miyazaki, “El chico y la garza”, que es lo que yo entiendo por una historia de madurez, con un personaje que pasa de niño a mayor.

Creo que te haces mayor cuando mueres. Pienso en las lecciones que aprendes durante tu vida y que, relativamente, cada vez estas son menos conforme envejeces. La vida trata de lograr cosas, de enfrentarte a unos desafíos que solo puedes completar viviéndola momento a momento. En mi opinión, el mayor desafío radica en morir y no tener ningún remordimiento en ese instante. Pero, a la vez, necesitas vivir toda una vida para llegar a ese punto.

¿De dónde proviene la necesidad de componer este álbum en muchas ubicaciones?

Para nosotros fue vital, ya que encajaba mucho con nuestro proceso. Nos dimos cuenta de que necesitábamos que el proceso respirase un poco, y eso es algo que nos aportó recluirnos en la casa de los padres de Aaron, nuestro bajista, en Vermont. Apenas interactuamos con ellos, nos limitamos a encerrarnos en el sótano y trabajar en la música. Pero este disco fue escrito en muchas otras localizaciones, y en ellas siempre buscábamos lo mismo: que cuando tuviésemos un rato para parar y descansar pudiésemos dar paseos. Por ejemplo, si era verano aprovechábamos para salir a nadar. Necesitábamos esos momentos para tener la perspectiva suficiente para componer este álbum. La clave estuvo en los silencios que había en medio de esas sesiones.

No escribiste ninguna de estas letras antes de las once de la noche. ¿Fue fruto de la necesidad, ya que terminabas tus turnos de trabajo sobre esa hora, o era más un tema de que tu creatividad fluye mejor por la noche?

Bueno, eso dependería de cuándo consideras que acaba el día y empieza la noche. Pero en general, sí, el álbum es muy nocturno. Para mí hay demasiadas distracciones durante el día y cuando mejor puedo concentrarme es durante la noche. El ambiente nocturno lo siento como sensual, privado. Me resulta más fácil entrar en un humor de vulnerabilidad conmigo mismo.

En tus letras hay referencias de todo tipo. Por ejemplo tenemos “Crossing Guard”, que viene de Caronte, el mítico barquero del Hades, figura clásica de la mitología griega.

Lo que más me gusta es lo dramática que es. Es casi como una ópera. Para este disco hice una investigación en profundidad sobre dioses y sus vástagos, que, durante generaciones, siempre consiguen encontrar maneras de vengar antiguas afrentas, las injusticias hechas a sus ancestros, y cómo estas reaparecen continuamente en nuevos conflictos. La mitología tiende a ser muy extrema y eso se siente casi refrescante a veces. También me encanta cómo consigue tener unos clímax emocionales tan apasionados. En esa canción en concreto también hago referencia a Lady Gaga porque las estrellas del pop son, a su manera, los nuevos dioses.

“Pienso en las lecciones que aprendes durante tu vida y que, relativamente, cada vez estas son menos conforme envejeces. La vida trata de lograr cosas, de enfrentarte a unos desafíos que solo puedes completar viviéndola momento a momento”

Cole Haden

¿Te interesa la idea de crear una especie de incomodidad en tu música?

Para mí la incomodidad es un vehículo para llegar a lugares más cómodos. En el escenario adopto un papel como de payaso, en un esfuerzo para que no sea el público quien se sienta así. También me sublevo en la felicidad que me aporta la imperfección. No quiero que la gente se vaya de los conciertos con la idea de que ha sido una experiencia de escucha incómoda. Lo que quiero es, en todo caso, que esa incomodidad acabe siendo sanadora.

Creo que donde radica esa incomodidad es en ciertos sonidos que usáis. Me gustaría saber qué os influye fuera del ámbito musical o artístico.

Los cuatro amamos hacer karaoke. Y creo que el karaoke puede llegar a ser algo incómodo si no lo has hecho nunca. Cantar una canción desde lo más profundo del corazón delante de tus amigos más cercanos sin importarte lo que piense el mundo tiene un punto de incomodidad. Pero, a la vez, es una celebración del júbilo que provoca estar vivo. El karaoke puede ser un humor que supura en nuestro trabajo. También me gusta el sonido de los trenes, pero también el feedback que se escucha entre emisoras de radio. Coleccionamos muchas notas de voz. Me encanta la música que suena en centros comerciales vacíos. Hay una tienda de reparación de automóviles al lado de nuestro espacio de ensayo. En su zona de aparcamiento hay una ambulancia vieja que tiene una sirena rota que a veces se enciende y que parece que la escuches a través de un sueño o en cámara lenta porque parece fuera del espectro sonoro; suena casi como un perro aullando. No es que sea un sonido que me encante, pero sí es icónico durante estos últimos años.

¿Qué os aportó el formato largo frente a vuestros anteriores lanzamientos en EP y singles?

Siempre hemos lanzado las cosas tan pronto como hemos terminado de grabarlas, sin darle muchas vueltas al asunto… (piensa durante un rato)... Por algún motivo esta pregunta me ha trastocado, tengo el cerebro muerto. Al menos en lo lírico quería que este álbum guardase la idea de por qué hacemos música como banda, en primer lugar. Hablo por mí mismo, claro, no tengo ni idea de los objetivos personales del resto de miembros de la banda, pero juraría que todos estábamos hasta cierto punto bastante alineados en esta idea. Era nuestra primera oportunidad de mostrar la razón por la que esta banda existe. Queríamos que todo lo que habíamos vivido y hecho en los últimos años habitase en los confines de este álbum.

Nueva York en la oscuridad. Foto: Lily Frances
Nueva York en la oscuridad. Foto: Lily Frances

El grupo ha cambiado muchísimo en sus diferentes iteraciones, ha habido incluso una ruptura. ¿Crees que, enlazando con lo que decías de que no se madura hasta que se muere, la banda está ya completa o tiene margen para evolucionar?

En cuanto a formación, creo que la banda está completa, en el sentido de que somos y seremos nosotros cuatro. A nivel creativo, creo que hemos respondido el tipo de preguntas que se nos plantearon para este primer disco. Lo que hemos dejado más abierto para el próximo LP son un montón de preguntas sin responder sobre hacia dónde va nuestro sonido. El significado de Model/Actriz seguirá cambiando conforme nosotros cambiemos. Es la carga que tenemos los cuatro, intentar encontrarle un sentido a todo.

¿Qué hay detrás del arte de portada? ¿Es algo que surgió dentro del grupo o lo encargasteis?

Jack tuvo la idea de usar un consolador de cerámica que hizo un amigo. Era algo muy gay y no quería forzar a mis compañeros a poner una polla en la portada, pero al final accedieron sin problemas. Cuando veo esa portada pienso en un asteroide que ha surcado el espacio y ha acabado aterrizando en el capó de un coche.

Tiene todo el sentido que estéis en Primavera Weekender, un festival que, en mi opinión, tiene una de las líneas editoriales mejor cuidadas de todo el mundo. ¿Sabéis a lo que vais?

No tengo ni la más remota idea. He estado en el pasado en el sur de España, así que imagino que el clima y el ambiente me resultará familiar. Pero nunca he estado en Primavera, estoy muy emocionado por tocar ahí.

¿Quieres que te estropee la sorpresa?

Sí, adelante.

“Me halaga y conmueve ver a fans jóvenes que no tienen edad para conducir y que consiguen que sus padres los lleven a nuestros conciertos. Como dudo de que eso lo hiciesen por mí mis padres, me imagino lo importante que somos para nuestros fans para que consigan hacer algo así”

Cole Haden

La filosofía de este festival entronca con unas citas que se hacían en los dosmi por parte de la promotora inglesa All Tomorrow’s Parties, que celebraban sus festivales en resorts de vacaciones en la costa británica con unos carteles muy cuidados en lo editorial, a menudo comisionados por artistas de culto. En el caso de Primavera Weekender se hace en un complejo de apartamentos con temática Robin Hood. Público, organización y artistas comparten un mismo espacio incluso para ir a dormir. Creo que se juntan todos los ingredientes, con lo explosivos que sois en directo, para que se dé un show absolutamente genial...

Sí, desde luego con lo que me cuentas creo que se reúnen los ingredientes necesarios para que sea algo grandioso. Creo que se va a desprender una energía sin igual. Ahora mismo estoy mirando el disfraz que he preparado para la ocasión, que lo tengo colgado de la pared y… bueno, ya veréis, tendréis que esperar para descubrirlo.

Solo leo palabras de elogio hacia vuestro directo. Se habla de un sentido de la urgencia y una intensidad rayana en la confrontación. También te describen como un líder muy teatral.

Esas son palabras precisas, pero a la vez engañosas por sí solas si no vives esos directos. Concebimos nuestros conciertos como espectáculos y todo resulta muy teatral. La gente entra como desconocida y acaba el concierto siendo amiga nuestra. Quiero que alguien salga de nuestros conciertos con la idea de que luego pueden venir a tomar un margarita con nosotros.

Hablando de la confrontación, creo que ese modo de actuar te debe ayudar a conocer mejor a tu público, a establecer un contacto hasta físico. ¿Cómo es el fan habitual de Model/Actriz, dentro de lo heterogéneo que me imagino que debe ser?

Hay diferentes facciones. Fans más mayores de la música no wave que ven algo interesante en nosotros. Gente queer que disfruta de nuestra teatralidad. Habrá fans que vienen a tomar fotos de Jack y sus pedales de guitarra. Es un público de todas las edades y tipos. Me halaga y conmueve ver a fans jóvenes que no tienen edad para conducir y que consiguen que sus padres los lleven a nuestros conciertos. Como dudo de que eso lo hiciesen por mí mis padres, me imagino lo importante que somos para nuestros fans para que consigan hacer algo así. También me gusta ver a los barbudos blancos maduritos. Al final todo se resume en que es gente que viene a pasárselo bien. ∎

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