Una de sus pasiones es investigar, aprender de sintes, máquinas y otros cacharros. Y les gusta hacer remixes: tienen de Alberto Acinas, Estrella Fugaz y Will Spector y Los Fatus. A su vez les han remezclado sus canciones Hidrogenesse y Joe Crepúsculo. Su sonido se mueve por diversos estratos, asumiendo las maneras del jazz y de la improvisación. Juan Carlos compone las bases. “Todo está trabajado con MIDI, ordenador y un iPad. Desde el anterior disco dejé la guitarra para componer. Me puse a componer con máquinas para aplicar cosas que iba aprendiendo de progresión musical clásica, jazz. Traía las ideas y luego las desarrollábamos en el local. Luego Abel no tiene prejuicios y abre la mente a producciones potentes con técnicas ‘mainstream’. Con él se puede utilizar cualquier elemento sonoro como ingrediente de una canción, manipulado de muchas maneras”, indica Juan Carlos. Aprenden cosas nuevas, con los sintetizadores o cacharros que compran, “para obtener una respuesta inesperada que te motive de una manera y que te focalice la creatividad”, remarca Nacho.
En “Fumarola” hay algo que une todas las canciones y que gira en torno a atmósferas. “A nivel sonoro estaba pasando algo tan rico, esa transformación a la que íbamos, que quería reflejar eso. Aquí la música es casi más importante que las letras. Sí que hay letras más concretas, pero están supeditadas a los acordes, a las melodías, a los ritmos y también al sonido. Las letras captan una forma de escribir relacionada con el cine y con el arte conceptual, por ejemplo con los dadaístas o con el impresionismo. Reflejan escenas o ideas, a veces sin estar hiladas. Es como componer en collage, poner juntos elementos en un espacio aunque no tengan nada que ver uno con otro. Además, el arte contemporáneo te da esa posibilidad de no tener que atarte a un discurso o a una estructura”, comenta Juan Carlos.
Por Roldán sobrevuela cierto imaginario esotérico, fantástico, como de querer salir del mundo. “Sí que hay escapismo, pero no solo. Las canciones están contando algo, y a veces (en “Discusión Imaginaria” o en “Se me olvidó”, por ejemplo) son cosas personales. A la vez están muy abiertas al oyente, a que las pueda entender, identificarse, pero no porque vayan a ayudar a nadie. Mi inspiración es la ciencia ficción, porque creo que cuenta muy bien muchas cosas y es muy fácil de entender”, destaca Juan Carlos.
Roldán es una banda abierta que vuela libre. “Lo que nos agarra al pop es esa estructura más o menos convencional, porque hay una estrofa y un estribillo más o menos enterrado. Por eso somos un grupo de pop”, comenta Nacho. “El atajo es decir ‘es música popular’. Es música pop porque se inscribe en los cánones de canción”, matiza Jaime. En su sonido encajarían etiquetas como pop electrónico, pop experimental o avant-pop. “John Cage consideraba música cualquier cosa que un oyente estuviera escuchando atentamente: algo interpretable, fuese silencio o dos piezas chocando durante diez minutos. Decía que su música no era experimental en el sentido académico porque él escribía partituras. A veces llamas a algo ‘experimental’ porque pruebas cosas no usuales, que no se escuchan normalmente, sin los clichés o los métodos normales de la música popular, sino que se utilizan elementos menos típicos”, explica Juan Carlos.
El arte que los rodea es algo bien trabajado. Nacho es diseñador y la ilustración de “Fumarola” es de Juan Carlos. Pero las ilustraciones de las formas geométricas, de las piedras, son de Ana, la mujer de Nacho. “La idea era que los discos fuesen piezas únicas ¿Qué sentido tiene fabricar vinilos? ¿Por qué los fabricas? Lo suyo es que sea una pieza que de alguna manera te aporte algo más allá de la música en un formato de escucha agradable y una calidad determinada. Que tenga algo que te ayude a conservarlo, a tenerlo, a recordarlo”, señala Nacho.
Sobre su directo, tienen claro que no pegan en según qué festivales y que les gustaría entrar en el circuito del arte. Juan Carlos lo tiene claro: “Estamos muy cómodos tocando en salas de arte, teatros, museos, centros culturales. Nuestra propuesta se adapta mejor a eso que a un festival al aire libre a las cinco de la tarde”. “Digamos que sí tenemos conciencia de la escucha y el compromiso del público en este proyecto. No es algo festivo, pero la gente tiende a meterse en el concierto”, puntualiza Nacho. La conclusión es que sus conciertos son “como un viaje”. “Pedimos que bajen las luces, no parar entre canciones, que sea una cosa muy continua”, subraya Juan Carlos.
Lo próximo que se publique de Roldán “podría ser una colección de instrumentales caseros en solitario, basados en las maquetas en bruto de ‘Fumarola’”, indica Juan Carlos. Y su próximo concierto será el 27 de junio en la sala El Intruso de Madrid. ∎