Hasta una década ha tenido que pasar para que el aragonés Santiago Latorre vuelva al plano discográfico. Años de reinvención ante la adversidad física que, de la mano de Colin Self, ha plasmado en “Arquitecture Of Friendship” (Foehn, 2022), acto creativo de una elevada magnitud artística que engrosa una discografía ya recomendable de por sí gracias a la enjundia de volúmenes previos como “Órbita” (Accretions, 2008) y “Elíptica” (Foehn, 2011).
Dicho esfuerzo ha cristalizado en un monumento pop de belleza sacra, donde las sombras de William Basinski y Florian Fricke se integran en una colección de canciones que aspiran a alcanzar la eternidad. Con ayuda de Latorre y Self, motores creativos del disco, nos adentramos en las entrañas de tan imaginativo proceso.
¿Cómo surge la idea de gestar un trabajo de una complejidad instrumental tan emocional como la de “Architecture Of Friendship”?
Santiago: En 2012 tuve una lesión en ambas manos que me hizo abandonar la música justo después de publicar mi anterior disco. Tras un largo proceso de recuperación y reposo, con múltiples terapias y dos operaciones, llegué al centro de arte y tecnología Etopia en Zaragoza, la ciudad en la que crecí. Allí comencé a imaginar una nueva manera de hacer música que no implicara pasar horas con los dedos en el saxofón, el piano o el ordenador. Encontré un sensor de movimiento que me permitía procesar el sonido de mi voz en tiempo real, cantando mientras movía las manos en el aire. Sentí que recuperaba la sensación de tocar un instrumento y que los movimientos que la producían le hacían bien a mi cuerpo. Y descubrí todo un ecosistema de artistas con los que colaborar y apoyarme en esta nueva fase, lo que acabó por definir el sonido de “Architecture Of Friendship”. Así conocí a Colin.
Colin: De manera similar a la situación de Santiago, al poco tiempo de llegar a Zaragoza tuve una lesión en la columna que me obligó a quedarme paralizado por primera vez en mucho tiempo. Estando en el estudio con Santiago durante los siguientes meses, la música realmente se convirtió en un lugar para que ambos sanáramos y fuéramos cuidadosos y tiernos con nosotros mismos y la música. Yo había dirigido algunas sesiones de canto en grupo como artista visitante. Lo que Pauline Oliveros llama “escucha profunda” era una parte central de nuestras actividades; una práctica de escucha que haces con todo tu cuerpo. Se siente como si esta ternura y cuidado también se abrieran paso en la música.
Creo que en cortes como “Recognize” apeláis a lo que Simon Reynolds definió como “electrónica azul”, con ejemplos como Darkstar y el primer James Blake. En cierta manera, ¿os sentís ligados a dicha sensación triste de la euforia post-rave?
Colin: Creo que una de las cosas inesperadas y especiales de comenzar a trabajar en la música con Santiago fue el tipo de alegría y placer extraños que surgieron de este lugar lúdico de componer juntos, una especie de espacio compartido auténtico donde no me sentí ridículo entretejiendo tropos emocionales de la música pop o emo. Fue un alivio poder trabajar sin tener que censurarme en la colaboración.
Santiago: “Recognize” ocurrió de una manera intuitiva, jugando con Lucy en el estudio en torno a una letra hecha de palabras inventadas. Llamamos Lucy al sistema de procesado de la voz a través del movimiento. Como dice Colin, cuando estábamos juntos en el estudio nos sentíamos libres para hacer música que quizá en solitario no nos habríamos atrevido a hacer. Solo teníamos que seguirla a ver hasta dónde nos llevaba.
Cortes como “Canto primero” y “Canto al campo” me transportan a una emoción sacra realmente poderosa; en este segundo ejemplo, con un tono que me recuerda a una especie de Arca en modo minimal. ¿Cómo surgen cortes como estos y bajo qué motivación aflora la construcción de los mismos?
Colin: “Canto primero” fue una improvisación entre Santiago, Nieves (Arilla, una de las principales colaboradoras del álbum) y yo, una de las primeras cosas que creamos juntos. Me interesaba que la composición en tiempo real fuera algo que hiciéramos juntos. Quería experimentar llevando la vivacidad emotiva del canto en grupo al instrumento de sintonización automática, que en la mayoría de los casos se representa con una voz solista. Hacerlo como un trío se sintió como una interacción más profunda y humana con la voz digitalizada-procesada.
Santiago: Ambas canciones se basan en la relación entre sus tres voces, aunque en “Canto al campo” dos de ellas están generadas por Lucy. Las voces se siguen unas a otras y buscan alternancia entre estabilidad y tensión, generando movimiento de manera similar a como lo hacen las voces en la polifonía vocal del Renacimiento. A través de la improvisación y sin seguir las reglas estrictas del contrapunto, “Canto primero” utiliza la estética de lo sagrado para hablar de ecologías creativas y composición musical no jerárquica, mientras que el “Canto al campo” trata de proponer relaciones con el entorno no basadas en la dominación.
A mi entender, canciones como “Some Kind Of Hope” llevan a un terreno casi arty-barroco la concepción del Auto-Tune. Y desde luego suena de forma muy personalizada. ¿Cuál es el leitmotiv instrumental de los encadenados vocales armados en este trabajo?
Santiago: Colin y yo descubrimos que “When You Believe” de Whitney Houston & Mariah Carey había marcado nuestras adolescencias. En mi caso, mientras con mis amigos del instituto me emborrachaba en el trastero de mi madre e iba a conciertos de Los Suaves, en secreto en mi habitación escuchaba esta balada sin parar a todo volumen. “Some Kind Of Hope” toma prestada la manera en que las voces se van alternando, encadenando, como propulsándose la una a la otra.
Colin: “When You Believe” es, sin ningún tipo de ironía, una de mis canciones favoritas más influyentes jamás escritas. De alguna manera, “Some Kind Of Hope” es un homenaje a la memoria de la relación de Whitney y Mariah, que brilla en la canción, y dado que este disco tiene mucho que ver con las relaciones, fue necesario incluir algo que pudiera impulsar este sentimiento de cuidado y perseverancia en el disco. ¡Incluso terminó convirtiéndose en mi canción favorita del álbum!
En “Interlude”, la neblina vocal de fondo me recuerda a los discos de Florian Fricke en solitario. ¿Cuáles son las referencias que marcan vuestro imaginario musical y estético?
Colin: Las grabaciones son de XOIR, una práctica de canto grupal experimental que comencé a facilitar en 2013 para la exploración de la voz improvisada e impulsada colectivamente. Las grabaciones que aparecen en “Interlude” provienen de una actividad en la que vocalistas entrenados y no entrenados meditan sobre el canto de tonos largos, construyendo juntos complejos paisajes disarmónicos y en evolución. Era la primera vez que todos los miembros de “Architecture Of Friendship” estaban en una habitación cantando juntos y la improvisación dio origen al texto bellamente escrito por Atabey (Mamasita, otro de los colaboradores centrales del álbum), el cual es recitado.
Dentro de este trabajo, asistimos a una conjugación de diferentes elementos que, creo, apelan a la atemporalidad, fuera de contextos de actualidad. Y lo hacen por medio de una integración total de lo que en su momento Jean-Luc Godard definió como “clásico = moderno”. En este sentido, “Una buena hora” creo que expresa esta idea a la perfección.
Santiago: Valentin Nussbaum escribió que “la ambivalencia y la contradicción son prácticamente sinónimos de la vida real”. Creo que el contraste o la contraposición de opuestos es una de mis estrategias de composición más habituales. Pasado y futuro, beso y mordisco, la suspensión y el ritmo, lo conocido y lo que está por venir. Como decíamos antes, las tensiones producen movimiento y el movimiento da lugar a la música.
“Una buena hora” creo que define a la perfección la sensación inmaterial mántrica, casi fantasmagórica, que me inspiran las canciones de este disco. No sé hasta qué punto era importante para vosotros encontrar el sonido en la expresión más atmosféricamente posible y cómo disteis con la metodología que os llevó ahí.
Santiago: Desde niño siempre tuve una fijación con encontrar entornos sin gravedad. Estaba obsesionado con volar y con permanecer flotando en el agua. Una vez me subí a la silla de la cocina y le dije a mi madre: “¡Mira, mamá, puedo volar!”, y salté en plancha hasta darme contra el suelo. Unas semanas después ella me encontró subido a la misma silla, pero esta vez la había acercado a la ventana y estaba a punto de tirarme. Creo que esa búsqueda de estar liberado de la gravedad, de no tener peso, de alguna manera quizá también de suspender el tiempo, aparece repetidamente en mi música. A nivel técnico, un método para conseguirlo consiste en huir de los patrones rítmicos, que marcan el peso y el tiempo en la música, en favor de estructuras suspendidas y fluidas, que se aceleran y se ralentizan evolucionando de manera elástica.
Colin: En una ocasión, Lisa Gerrard dio una entrevista sobre cómo reconoció cuán liberadora puede ser la voz. Cuando a menudo nos sentimos atados a nuestro cuerpo físico, la voz puede convertirse en este tipo liberador de levitación y transformación, que quizá se exprese mejor con la idea de que a mi fantasma o espíritu se le da espacio para viajar y transformarse. Construir “Architecture Of Friendship” también se trataba en muchos sentidos de construir la arquitectura para ser libres.
Por cierto, ¿cómo surgen los más de 15 minutos de calmada repetición obsesiva de “A la claror deu reve” y cómo se formula una composición de esta clase, donde la hipnosis del oyente es un fin en sí mismo?
Santiago: Para este tema partimos como referente de “The Disintegration Loops” (2012), de William Basinski. Son loops de cinta que se van deshaciendo lentamente a causa del propio roce mecánico de la cinta con los cabezales de reproducción. Nosotros construimos algo similar dentro del ordenador, un proceso de deterioro digital progresivo. Quince minutos es lo que tardaba el sonido en casi desaparecer.
Colin: Hubo varios momentos largos y meditativos con los que Santiago y yo nos sentamos en el proceso de hacer el disco, y este tipo de meditación expansiva fue parte integral de la forma general de la experiencia sonora. Volviendo a conectar con los programas de “Deep Listening” de Oliveros, uno de los deseos de esta pista era darle a la gente la oportunidad de que tuviera lentitud y suavidad al final del viaje.
Precisamente en este tema también afloran grabaciones de campo que, por momentos, me recuerdan a una versión campestre de Ernst Hood. ¿Cómo encontráis el equilibrio entre lo acústico, la tecnología digital y la investigación de la musique concrète?
Santiago: Sobre el proceso de desintegración progresiva van apareciendo distintos elementos que llevan al oyente de viaje por una especie de bosque imaginario, como en un sueño, desde sonidos abstractos creados a partir de saxofones procesados hasta voces de sirena, voces habladas o sonidos de ovejas. Colin y yo compartimos muchas referencias musicales que hacen que nuestras sensibilidades se alineen de forma automática cuando estamos en el mismo espacio. En esos momentos el equilibrio aparece solo.
Colin: Esta pista termina con un encuentro de dos personajes a través del espacio distante, envueltos en el coro de hombres de Laruns cantando “A la claror deu reve”, que se traduce como “En la claridad del sueño”. Muchas veces escuchaba la totalidad de la pista de 17 minutos en la oscuridad o con los ojos cerrados y a menudo sentía que me había despertado de un sueño cuando terminaba. Incluso sin haber sabido la traducción de la letra, cuando escuché por primera vez la canción, la circunstancia y la composición cerraron perfectamente este viaje de múltiples formas musicales entrelazándose, volviendo de alguna manera a la vida humana ordinaria y hermosa.
¿Qué hay después de un disco con un aura tan personal como “Arquitecture Of Friendship”?
Colin: Parece que en general hay mucha incertidumbre en el mundo y con la música, pero también aprecio esta magia expansiva que ocurre después de que un álbum se lanza al mundo, comienza a vivir su propia vida y va a lugares y personas que nunca hubieras esperado. Quizá hagamos más canciones o sonidos en los próximos años, o los interpretemos para el público. Quiero que tantas personas como sea posible escuchen este disco en su totalidad y que transforme a los oyentes por su historia.
Santiago: Para mí “Architecture Of Friendship” representa un nuevo comienzo. ¡Quién sabe qué vendrá después! De momento he estado trabajando en una propuesta escénica del proyecto que incorpora el procesado de la luz a través del movimiento, de forma que sonido, luz y movimiento se afectan mutuamente. Las posibilidades son infinitas. ∎