Montar una banda de rock. El sueño de todo adolescente. Al menos, hasta hace unos tres lustros. Ahora, quién sabe. Y girar por todo el mundo, ya ni te digo. Eso es lo que han conseguido en tiempo récord The Linda Lindas, cuarteto femenino californiano cuyas edades oscilan entre los 11 y los 17 años. ¿El secreto? Sus canciones, obviamente, que son la enésima reelaboración de preceptos punk rock aunque más todavía new wave: de todo aquello que propusieron The Go-Go’s, Blondie o The Runaways, pero también The Donnas, Blake Babies o Shonen Knife unos años más tarde. Es decir, la música que escuchaban sus padres.
¿Hemos dicho “sus padres”? He ahí el quid del asunto: Carlos de la Garza, progenitor de dos de ellas, es músico y productor con un currículo en el que Bad Religion figura entre sus clientes más recientes. La conexión con el sello Epitaph ya estaba hecha, claro. Martin Wong, padre de otra de sus integrantes, es el fundador de Giant Robot, emblemática publicación, tienda y promotora de conciertos del sur de California. Los contactos les vienen de cuna. Pero también están las canciones. Y son buenas, tal y como mostraron por partida doble en el primer fin de semana del Primavera Sound, tanto en el Poble Espanyol como en el Fòrum.
Las cuatro integrantes del grupo nos atienden desde Londres por Zoom, unos días después de su paso por Barcelona. La voz cantante en la entrevista también la lleva la vocalista y guitarrista Lucia de la Garza, de 15 años, y se nota que es la que más tablas tiene ante la prensa. Aunque no es la mayor. La guitarrista Bela Salazar tiene 17, pero es mucho más reservada. La bajista Eloise Wong, de 14, habla poco, pero cuando lo hace se viene arriba, se entusiasma. Y la más pequeña de todas, la batería Mila de la Garza, de solo 11 años, apenas abre la boca cuando su hermana Lucia la interpela directamente con la mirada tras alguna pregunta, en un intento de repartir juego e infundir aplomo a la benjamina. Mila, que lleva una camiseta de Jawbreaker, tiene la misma edad de mi hija: este momento tenía que llegar algún día.
“Nos hemos criado siempre con música, nunca tuvimos la sensación de que montar una banda fuera algo que iba a estar lejos de nuestro alcance”, dice Lucia de la Garza, quien explica que todo nació en febrero de 2018 a raíz de una invitación por parte de Kristin Kontrol, de Dum Dum Girls, quien estaba buscando músicos escolares para un evento llamado Girl School en el Bootleg Theatre de Los Ángeles: “Nos invitó a que tocáramos cinco versiones, y tuvimos la suerte de hacer una con Karen O, de Yeah Yeah Yeahs, y otra con Bethany Consentino y Bobb Bruno, de Best Coast, y eso nos abrió los ojos a lo que es tocar en directo, con energía, incluso cometiendo errores, a hacer algo y ser creativas”, dice.
Lucia insiste en que su juventud nunca fue un obstáculo. Al contrario, viniendo de familias de músicos. “No tienes que esperar que las cosas ocurran, puedes empezar cuando quieras”, extrajo a modo de lección. Luego llegarían su bolo teloneando a Bikini Kill en el Hollywood Paladium en 2021, su primer concierto en Los Ángeles con canciones propias, la edición de su primer EP “The Linda Lindas” (Autoeditado, 2020), la maldita pandemia, la grabación para ‘Tiny Desk Concerts’ en una biblioteca pública, su aparición en el show televisivo de Jimmy Kimmel o la inclusión de algunas de sus canciones en “Moxie” (2021), película de Amy Poehler sobre un fanzine feminista que combate el bullying y el acoso sexual en los institutos, estrenada en Netflix. En abril de este año, por fin, llegaron también su primer álbum, el efervescente “Growing Up” (Epitaph-[PIAS] Ibero América, 2022), y después esa primera gira europea. Para casi todas ellas, es la primera vez que pisan el Viejo Continente. Muchísimas cosas y en poquísimo tiempo. Muy pronto y muy rápido.
¿Cómo se asimila todo eso a tan temprana edad? “Empezó a ocurrir todo así de rápido”, dice Lucia, quien muestra un discurso impresionantemente lúcido y sensato para su edad. “Estamos asimilando muy lentamente lo que ocurre, vivimos el momento e intentamos no planear nada a largo plazo: fíjate en que Mila está empezando la escuela intermedia y Bela se está graduando en el instituto, así que es complicado pensar en nuestro futuro porque estamos en fases vitales muy diferentes”, explica. ¿Significa eso que vivir de la música puede no ser una prioridad? “Tenemos en cuenta lo importante que es la música para nosotras y lo especial que es crear una comunidad alrededor de ella, y además tenemos total libertad creativa con Epitaph, hasta para hacer nuestros vídeos, que no es algo con lo que todas las bandas puedan contar, y claro que nos gustaría aprovecharlo, pero sin prisas. Lo que venga después... que venga”, explica. “Es más por la diversión, porque todas vivimos con nuestros padres y no necesitamos mucho”, apostilla Bela.
The Lindas Lindas, que fueron vistas en el Primavera Sound disfrutando de Wet Leg en las primeras filas de su concierto en el escenario Cupra del Fòrum –hay un vídeo que circula por YouTube, de hecho– e hicieron buenas migas con Aiko el grupo, fueron bautizadas así en honor a “Linda Linda Linda” (Nobuhiro Yamashita, 2005), película japonesa de culto protagonizada por una banda de rock formada por cuatro adolescentes que tocaban versiones de los punks tokiotas Blue Hearts (activos entre 1985 y 1995). Otro paralelismo con el cine para adolescentes. Ellas reconocen que todos los nombres que hemos mencionado unos párrafos más arriba son referentes. Pero “también Sleater-Kinney o The Breeders”, dice Lucia. Y ojo, “Crass, Adolescents y Channel 3”, casi musita Eloise, que no solo es la más punk en aspecto, sino también en gustos. Bandas que vivieron su época de discreto esplendor cuando faltaban más de dos décadas para que ellas nacieran.
Al hilo de todas ellas, pero sobre todo de las Bikini Kill de Kathleen Hannah, Lucia dice lo siguiente: “No estaríamos aquí si no fuese por ellas, porque hicieron que fuera aceptable que las mujeres montaran sus propios grupos. Hemos oído historias sobre cómo fueron expulsadas de alguna sala por los hombres, o cómo estos les daban la espalda cuando tocaban. Y hoy en día parece que vivamos en otro mundo, ya que nosotras nunca creo que tengamos que pasar por eso, prueba de lo mucho que el mundo ha cambiado y cuán conectadas estamos con gente a quien no conocemos en persona”.
Se ha hablado mucho del temprano compromiso feminista de la banda a raíz de la repercusión de “Racist, Sexist Boy”, una de sus canciones más virales. Especialmente tres de sus integrantes tienen una mezcla de rasgos orientales y latinos, cuyo origen es fácilmente deducible por sus apellidos. Pero ellas no quieren hacer bandera de nada. “Nunca hemos tratado de ser una banda de chicas por el hecho de serlo, como una etiqueta; eso no es lo más importante, espero”, dice Lucia. Aunque también asume que “sí que es importante que las chicas jóvenes se vean a sí mismas reflejadas en la cultura pop porque, si no, no pensarán que pueden hacerlo. A través de nuestros padres, nosotras tuvimos acceso a diferentes músicas y culturas, a distintos referentes, entre los cuales muchos eran femeninos”. Sobre la canción, “lo importante era la historia detrás y todo lo que nos ha supuesto, porque es triste que mucha gente piense que sus historias personales no importan. Todo el mundo merece ser escuchado y por eso acabó convirtiéndose en una canción de empoderamiento”, afirma.
Cuando les pregunto si sienten que el racismo y el sexismo siguen campando a sus anchas por el mundo o por su entorno más cercano es Eloise quien rápidamente toma la palabra –¿ya dije que era la más punk?– para afirmar que “están ahí desde hace mucho tiempo y es triste no poder hacer mucho para solucionarlo, sobre todo cuando eres muy joven, porque muchas veces se nos dice a la gente de nuestra edad que ya nos apañaremos con esos problemas cuando seamos adultos”. Ya ven, paternalismos con ellas, los justos.
Thurston Moore, Kid Cudi, Tom Morello y Flea son algunos de los músicos que las han alabado en público. “Es increíble recibir elogios de gente con la que has crecido, admirándola, y ser parte de la misma escena que ellos”, dice Lucia. “En Barcelona y en Alemania el público estaba muy excitado, creo que disfrutan mucho de la música en general”, afirma Bela cuando les pregunto cómo se han sentido. “Son más expresivos y entusiastas que en nuestro país”, redunda Eloise. The Linda Lindas derrochan el candor de la adolescencia, pero son inteligentes y ya tienen mundo. Y, además, lo tienen todo por delante. El tiempo dirá si acaban siendo una suculenta nota a pie de página, una vitamínica banda de la amplia nómina de la serie B del punk pop mundial o un proyecto que trascienda celdas genéricas en el largo plazo. ∎