Un mago del pop.
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Entrevista

Trevor Horn: por el bien de la canción

Cuando Trevor Horn alcanzó su primer número uno en 1979 con The Buggles y la pegadiza “Video Killed The Radio Star”, ya contaba con 30 años de edad y una experiencia notable como bajista y productor. Cuarenta y cuatro años más tarde, el mago de la fusión entre vanguardia y pop, técnica y creatividad, ha regresado con “Echoes. Ancient & Modern”, su álbum de debut en el prestigioso sello de música clásica Deutsche Grammophon.

El clasicismo de este músico total puede cuantificarse también con los galardones que atesora: Brit, Ivor Novello, Grammy. Además, es Commander Of The British Empire. Pero el peso de la responsabilidad queda prácticamente disipado poco después de la hora convenida –15:30 CET– cuando asoma en la pantalla de mi ordenador un simpático señor de 74 años con apariencia de tener muchos menos. Luce pulóver informal y una versión actualizada de aquellas gafas icónicas de pasta que ha tenido que llevar desde los 4 años. Hándicap superado a medida que se hacía hueco en el mundo de las apariencias –incluido el de la música– gracias a la fórmula infalible de empeño, inteligencia y socarronería. Lo cuenta en sus recientes memorias, “Adventures In Modern Recording. From ABC To ZTT” (2022), donde se guarda para él los detalles del dramático fallecimiento en 2014 de su esposa, Jill Sinclair, pieza fundamental en la historia del fundador del sello ZTT, de The Art Of Noise y del llamado –no siempre para bien– “sonido de los ochenta”.

Tráiler de “Echoes. Ancient & Modern”, con Rick Astley, Seal, Lady Blackbird, Tori Amos, Iggy Pop...

Lejos de retirarse, Trevor Horn sigue en la brecha con un nuevo álbum de versiones, “Echoes. Ancient & Modern” (2023). En él han intervenido cantantes como Toyah –junto a su marido Robert Fripp contribuye en “Relax”, de Frankie Goes To Hollywood–, Iggy Pop –“Personal Jesus”, de Depeche Mode- o Marc Almond, con quien ya colaboró en “Tenement Symphony” (1990). Un viejo éxito ochentero de Pat Benatar, “Love Is A Battlefield”, es la nueva excusa de ambos. Cuestionado por la oportunidad de un disco a priori tan conservador: “Creo que era la mejor opción, ya que no escucho demasiadas canciones actuales que me gusten, quizá un par cada año. Pero en lugar de hacer un disco orquestal (en 2019 publicó “Trevor Horn Reimagines The Eighties” con The Sarm Orchestra) quería reflejar una luz diferente. En realidad, lo que me apetecía era hacer versiones bonitas con el único fin de entretener, nada más”. Como “Drive”, una de las canciones más hermosas de The Cars. Ben Orr es sustituido ahora por Steve Hogarth, cantante de Marillion: “Cambiamos la clave de mayor a menor (improvisa un fragmento al teclado). Es una pieza bellísima, pero quería alejarme un poco de la original”. Escuchado atentamente, es un álbum que asombra y crece gracias a su detallismo marca de la casa.

Sobre el “Drive” de The Cars, ahora con voz de Steve Hogarth, cantante de Marillion.
Horn sería el eslabón perdido entre el rock progresivo setentero, los dúos electrónicos ochenteros y la electrónica instrumental noventera, con hueco para el hip hop británico. Admirador de Chris Squire, bajista de Yes, colaboró con ellos en 1983. De ellos rescata de nuevo la canción “Owner Of A Lonely Heart” –con Rick Astley al micro–, de la que es coautor. Un rasgo central de este productor voraz ha sido su capacidad histórica para crear partes nuevas en las canciones de otros –intros, puentes, estribillos–, para reescribir lo necesario con el fin de mejorarlas. ¿Qué sería para él una buena canción? Cordialmente desafiante, expone el asunto: “Puede que tú sepas qué es una buena canción… Cuando Seal me envió la maqueta de ‘Kiss From A Rose’ vi que era un tema interesante, inusual, imaginativo, con muchas ideas distintas, una fluidez natural… Es algo instintivo, estoy seguro de que a ti te pasa lo mismo. No puedes explicar por qué, pero te gusta. Como productor, mi aproximación suele ser muy analítica, pero cuando escucho una canción nueva siempre busco algo que me haga sentir que puedo trabajar con ella… Pueden ser muchas cosas diferentes, a veces es solo la persona lo que me atrae, o conseguir que me guste algo que en principio no lo hace. Creo que los cuatro primeros discos de Seal contienen grandes canciones. Con él intenté fusionar música de baile y buenas letras”. En esta nueva ocasión, Horn asigna el éxito de Joe Jackson “Steppin’ Out” a Seal, quien se beneficia de esta metamorfosis de ambient pop y sabor brasileño: “La empecé a modelarla con ‘The Girl From Ipanema’ en mente (la tararea), es una de mis canciones favoritas. Me encanta Astrud Gilberto… La original de Jackson es muy buena, pero es como si te hubieses metido una montaña de cocaína de golpe… Quería que sonara más pausada”.

“Lo que antes requería un día de trabajo ahora basta con dos horas. Aun así, sigues teniendo que tomar decisiones, de esto va el trabajo de productor: elegir a los músicos, hacer las cosas de una forma determinada. Esto no cambia, y es independiente de la tecnología. Reconozco que soy un poco anticuado y he preferido usar multipistas a Pro Tools. Pero sé cómo funciona la IA, la he usado. Es una asistente muy útil”

En nuestra conversación no podía faltar algún comentario sobre los avances técnicos y el papel de la inteligencia artificial en el campo de la música. Su objetivo nunca fue emular los instrumentos “reales”, como pretendió Wendy Carlos, pero Horn fue pionero en el uso de la electrónica para mejorar el sonido de las grabaciones y ahorrar costes de producción: “No hay duda de que todo es más fácil. Lo que antes requería un día de trabajo ahora basta con dos horas. Aun así, sigues teniendo que tomar decisiones, de esto va el trabajo de productor: elegir a los músicos, hacer las cosas de una forma determinada. Esto no cambia, y es independiente de la tecnología. Reconozco que soy un poco anticuado y he preferido usar multipistas a Pro Tools. Pero sé cómo funciona la IA, la he usado. Es una asistente muy útil. Hay una versión de los Beatles haciendo ‘God Only Knows’, de The Beach Boys (una vez más exhibe su bonita voz). No sé si la conoces. Suena exactamente como Paul McCartney. Alguien lo imitó y la IA hizo el resto haciéndole parecer incluso más que McCartney, aunque el timbre y el fraseo aún son difíciles de replicar… Pero no lo percibo como una gran amenaza. Si tuviera que empezar a hacer música para culebrones televisivos, seguramente echaría mano de ella (ríe). Todo lo que concierne al pop es ‘cultural’, ya sabes. Lo veo más problemático cuando quiera aplicarse al gobierno de las personas”. Horn jugó en Buggles con la idea de computadoras que hiciesen todo el trabajo: “Era diferente: tipos con ordenadores soñando en formar grupos… Las personas aún tenían el control, usaban su imaginación... Pero me gustaría hacer un disco basado en IA si surgiese una buena idea, es algo que valdría la pena intentar”.

Su glorioso e incombustible “Video Killed The Radio Star” (The Buggles).

No me olvido de The Art Of Noise: “Hemos barajado algunas ideas, es un nombre tan bueno (se le ocurrió a Paul Morley, el ideólogo de Horn en el proyecto y temido periodista del ‘NME’). He grabado alguna pista rítmica sin desarrollar basada en máquinas de vapor (Bobby Bird, de Higher Intelligence Agency, hizo un disco entero en 2022, “Song Of The Machine”), pero de momento no atisbo un nuevo álbum... Sí me gustaría hacer algo conceptual en solitario, un tema largo. Tengo una noción, aún embrionaria…”. Es asombroso que lograra triunfar en los mercantiles años ochenta con un grupo tan experimental: “En la radio no paraban de pincharnos. El vídeo de ‘Close (To The Edit)’ era bueno y se emitía constantemente en la MTV. Es un disco bastante insólito, abstracto, el primero de su naturaleza. ‘Buffalo Gals’ (con Malcolm McLaren) también, pero estaba hecho a base de ‘scratch’. Supongo que todo sucedió en el momento justo, aunque tienes razón, sigue pareciéndome increíble que fuera un éxito de ventas. Es un bonito cumplido por tu parte, muchas gracias”.

“Close (To The Edit)”, de su proyecto experimental The Art Of Noise.
Quizá el mayor logro de Trevor Horn haya sido registrar muchos éxitos comerciales, de gran calidad y con un toque leftfield atípico. “Echoes. Ancient & Modern” es algo más convencional, pero contiene la esencia que ha caracterizado a todas sus producciones: “Siempre he intentado ser musical, me gusta ‘la música’ y es agradable hacer algo comercial que suene diferente. Había más de esto en los ochenta, pero el mundo ha cambiado. Los sesenta fueron una época fantástica; los setenta son el rock; los ochenta, el pop y los vídeos; los noventa para el rap”. ¿Y cosas como el reguetón? “Es lo que es... Ahora todo está preprogramado, pero es interesante. Hace poco compré unos CDs con singles de los años setenta. Todos suenan distintos, las percusiones, las guitarras acústicas… Esto ya no se escucha”. Quizá le haga falta rebuscar un poco más, pero no vamos a contradecir al maestro. Al fin y al cabo, hay algo de verdad en su reticencia generacional. Se despide revelando que Ibiza es su sitio favorito de España y está deseando volver. Que sea pronto. ∎

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