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Enrique Novi murió: pierde Granada

El 7 de mayo falleció Enrique Novi (1967-2022) tras una enfermedad que nos lo arrebató casi sin previo aviso. Conocido músico, periodista, promotor de conciertos y agitador cultural, contribuyó con su trabajo a que Granada no fuera vista como una ciudad de provincias.

Novi, en su imagen Linkedin.
Novi, en su imagen Linkedin.
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a labor de Enrique Novi como crítico y columnista en medios como ‘Granada Hoy’ o ‘Indyrock’ nos recordaba que “una oferta musical vigorosa contribuye a crear escena musical, y que una raquítica, en cambio, acaba por desalentar y dispersar a los pocos aficionados potenciales de los estilos minoritarios”. Él ayudó a que esa escena estuviera sana y viva gracias a la ardua labor que realizó también como programador de conciertos.

Como prescriptor musical empezó tras la barra de La Burbuja, mucho más que un bar, toda una institución en la Granada de los 90. Su exquisito gusto musical inundó los oídos de muchos músicos de la ciudad, como Lagartija Nick, Los Planetas o Mama Baker. La Burbuja no fue solo una parroquia a la que ir a ahogar penas o cantar alegrías; se convirtió en un oasis al que asomarse para descubrir qué estaba sonando. Fue lugar de encuentro y disfrute para aficionados y músicos que necesitaban alimentar su inquietud. Cuentan que buena parte de la colección de discos de Enrique circuló de prestado o en grabaciones de casete. Ese buen gusto musical no se centraba solo en los sonidos del efervescente underground, también atendía a muchos clásicos punk rock, power pop o new wave; al soul, la psicodelia o el blues. Y sobresalía su fijación por Bob Dylan. Juraría que una vez me dijo que podría pasar el resto de su vida escuchando solamente al de Duluth.

Su afición por la música era tal que acabó comandando The Dayfriends, a quienes puso voz a principios de los 90. A pesar de ser un proyecto breve, les dio tiempo a telonear por la península a Immaculate Fools, además de ganar el reconocido concurso local GRX en 1992 –Los Planetas y Lagartija Nick también estuvieron en ese podio otros años–, lo que les permitió grabar el EP “The Picnic Massacre Day” (1993), en el que mostraron su querencia hacia los sonidos pop, punk y mod de la década anterior, así como el álbum “Change Your Pets For Pills” (Rock Indiana, 1995).

The Dayfriends (Novi, a la izquierda).
The Dayfriends (Novi, a la izquierda).

Tras el cierre de La Burbuja y de su sucursal La Pompa, Enrique recaló en la sala Planta Baja. Pronto pasó de poner copas a ejercer de DJ y programador. En aquel tiempo hizo sus primeros pinitos como road manager de Los Planetas junto a su hermano Fernando y diseñó el fanzine ‘La Bomba’ –Granada es la única ciudad del mundo con nombre de explosivo–, que tenía un aspecto para nada amateur, bien diseñado y redactado. También fue un buen espejo en el que mirarse para los que queríamos contar cosas. Lo conocí justo ahí, sería 1997, cuando nos intercambiamos unos ejemplares. No le dije que mi fanzine no habría existido sin el suyo, las cosas como son.

De los muchos conciertos que programó en Planta Baja me quedo con el de Songs: Ohia tocando “The Magnolia Electric Co.” (2003), el de un Bonnie ‘Prince’ Billy espectacular con David Pajo en la banda (2001), el de Experience en su primera gira con un Michel Cloup soberbio (2002) y el de Broken Social Scene presentando “You Forgot It In People” (2004), uno de los mejores de mi vida. A Mark Eitzel nos lo trajo en día festivo local para una sala casi vacía en 2003: sabía que fracasaría por la fecha, pero me comentó que quiso darse el gusto de tenerlo, cosa que pasó en múltiples ocasiones con otros artistas. En 2002 hicimos juntos uno de The Zephyrs y Enon y no llegamos ni a cubrir gastos.

Novi, a la derecha (el de la izquierda es Fernando, su hermano). Foto: J.J.G.
Novi, a la derecha (el de la izquierda es Fernando, su hermano). Foto: J.J.G.

Después hubo muchos más, como los de Thurston Moore, Astrud, Sr. Chinarro –“Una buena persona que se va antes de tiempo”, ha escrito Antonio Luque en su Twitter–, La Buena Vida o Death Cab For Cutie. Al tiempo, empezó a programar en otros recintos de mayor aforo actuaciones de Dominique A, Dean Wareham tocando Galaxie 500, The War On Drugs, Grant Hart, Nacho Vegas, Micah P. Hinson, The Posies o The Wedding Present. Todo dentro del itinerante ciclo Fonorama, que compaginó con sus labores de producción en el festival Cines del Sur y las de road manager de Lagartija Nick, Niños Mutantes o Tarik y La Fábrica de Colores. Pinchadiscos habitual en muchos de los locales con más solera de la ciudad, se cuenta que en una ocasión llegó a poner durante toda una velada exclusivamente a The Feelies, sin que nadie se percatase de ello. Aceptaba peticiones, pero no podías esperar que pinchara el hit, ya que siempre recurría a los temas más desconocidos: el solicitante le reclamaba su petición y él le indicaba que ya se lo había puesto. Hace unos años se quedó con La Estrella, otro clásico de la noche granadina habitado por rockeros y flamencos. Enrique Morente estuvo entre sus moradores y más de un momento de gloria se gestó en la esquina de la barra que al maestro le gustaba ocupar. Novi, obviamente, le dio la categoría de “garito” en el que sonaba siempre buena música.

Novi, rodeado de discos. Foto: J.J.G.
Novi, rodeado de discos. Foto: J.J.G.
Se le conocía como Novi “el bueno” para diferenciarlo de su hermano Fernando –PPM, Wild Punk Records–, pero siento disentir en tal distinción, pues ambos fueron y son igual de simpáticos o antipáticos, de amables o “malafollas”, como decimos en Granada. Su sentido crítico estuvo más que presente en las reseñas y columnas que escribió, muchas de ellas compartidas en tiempo y medio con amigos como Manu Ferrón o José Ignacio Lapido, quien lo recordaba el otro día como “figura capital de la escena granadina, armado de un fino olfato de conocedor y una aguda ironía”.

Hace un par de semanas tuvimos un “encontronazo” por las redes a propósito de esa Granada musical a la que él criticaba en el fondo –“Una ciudad que marcó una época por su oferta de conciertos, la mejor del sur de España, a fuerza de incluir en ella a las mejores bandas internacionales, y que ahora pena con más de la mitad de su programación formada por bandas tributo de nulo interés”– y también en las formas: “La escena granadina se ha creído su propia propaganda. Y ese es el camino más corto para dormirse en los laureles y perpetuar la más infructuosa y perniciosa endogamia”. No estaba falto de razón, buena parte de esa escena que criticaba fue construida también con su trabajo y ahora se ha quedado huérfana. Ciertamente, dijo todo esto hace un par de semanas, con motivo de una efeméride, entre unas líneas que no supe leer bien, pues anunciaban su triste final: “No pretendo ofender a nadie. Solo decir lo que pienso ahora que me queda poco en este convento”. A los pocos días se despidió: “Puedo decir que después de toda una vida dedicada a la música en multitud de aspectos, he encontrado mi sitio en un pequeño agujero donde suelo pinchar cada noche, algo que me complace enormemente y me llena emocionalmente. No necesito nada más para ser feliz, aunque ahora por puñeteras circunstancias de la vida haya tenido que echar el freno, ponerme a un lado”. Porque Novi era mucho Novi. Con eso me quedo, con su réplica, su sentido crítico y ahora con ganas de recuperar esa época dorada que nos hizo vivir. Sus familiares y allegados –gracias a los que me han ayudado a refrescar la memoria– lo despidieron la mañana del 8 de mayo con mucho cariño, mientras sonaba “Bob Dylan’s Dreams” y un fragmento de “Pequeño vals vienés” que interpretó con acordeón un buen amigo. ∎

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