El eco lejano de una guitarra, un pellizco rumbero con vistas a Gato Pérez y una producción espejada y atómica que transforma una canción pop en un auténtico fueraborda. ¿Bonito es? Por supuesto. Sin duda. Explicaba Miqui Puig que la primera vez que Los Sencillos tocaron la canción en directo, antes incluso de haberla grabado, ya se dio cuenta de que ahí había oro. Y fuego. Material inflamable con el que podía pasar cualquier cosa. Y vaya sí pasó: en 1992, en plena borrachera olímpica y con la euforia campando a sus anchas, los catalanes hicieron saltar la banca con un himno de ritmo imparable, estribillos adhesivos y letras zumbonas.
“¿Qué día es hoy? / Hoy es martes / Martes y trece, ni te cases ni te embarques”, canta Puig desde lo más alto de un canción que, encajada en “Encasadenadie” (1992), segundo disco de la banda, y servida entre guiños a Willie Colón, Hammonds huracanados y pasos de baile en estampida, se incrustó en la memoria colectiva no solo de una generación, sino de todo un país.
Un hit irrepetible al que no le faltaba detalle: optimismo pop, adherencia instantánea, versos majaras e incluso un rapeado de Santiago Auserón homenajeando a Rubén Blades que es pura gasolina para avivar aún más el fuego. Madchester, el viejo soul y el furor tropical, juntos de la mano en la que fue mejor canción nacional de 1992 para Rockdelux. Con los royalties, Puig se compró una moto y ahí sigue aún, quemando rueda y dándole gas al pop. ∎