La conexión de Hidrogenesse con México es bien conocida. Uno de sus mejores discos, “Joterías bobas” (2019), puede llamarse su “álbum mexicano” con temas memorables como “Xochimilco” o la homónima en alusión a un jocoso modismo denigratorio que el dúo catalán transformó en arte pop con su particular sentido del humor secante e imperturbable.
Allí que volvieron en octubre de este mismo año para dar siete conciertos, entre ellos cuatro funciones del espectáculo performativo multidisciplinar dirigido por Arturo Lugo –Amplio Espectro– “Salón Talismán”. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o mejor dicho, el Magdalena por Ciudad de México, Genís y Carlos entraron en el estudio para inmortalizar su amor por una tierra que tantas alegrías les sigue dando a algunos artistas nacionales –Javier Corcobado, la antítesis estética de Hidrogenesse, también se encuentra entre esos fenómenos de ultramar– a la que quieren “Volver”. Una melodía dulce que mezcla pop electrónico con un extenso arreglo de oboe, instrumento cromático especializado en elevar los picos de melancolía. Recordemos maravillas como “Fruit Tree” (1969), de Nick Drake, “Nightswimming” (1992), de los añorados R.E.M., o amantes de esos mismos vientos como Soft Cell –“Barriers”– o China Crisis –“Wishful Thinking”–, ambas de 1983.
La canción se grabó en el estudio Progreso Nacional, propiedad de Hugo Quezada –Robota y Exploded View–, una de las figuras más representativas de la escena electrónica experimental mexicana, con la colaboración estelar de Rolando Cantú, oboísta nada menos que en la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Y no, no es una versión del inolvidable tango de Carlos Gardel –compuesto por él en 1936 con letra de Alfredo Le Pera para más señas–, sino una canción nueva del dúo barcelonés escrita en forma de diario de ida y vuelta con emociones más optimistas –no hay temor patente ni olvido, sí pérdida aunque sea provisional– y una distancia de noventa años como también puede comprobarse por la colección de instrumentos electrónicos, cajas de ritmo y sintetizadores –de la colección de Quezada– usados por los españoles: ARP Solina String Ensemble, Roland VP330 Vocoder, Sequential Circuits Pro-One, Roland JX-P8, Korg MS20, Omnichord, Yamaha CS-50, Maestro Rythmn King y Rythmn TR-77 Roland, según nota de prensa, que no aclara si el tema es el posible adelanto de un próximo álbum: posiblemente no.
Además de las lejanas tierras mexicas, Hidrogenesse mencionan como referencia sonora a los primeros Kraftwerk –ese Omnichord, aunque Ralf y Florian podían ser más pastorales con temas como “Heimatklange” (1973)–, The Durutti Column, Tuxedomoon –Cantú haciendo aquí un poco de Luc Van Lieshout– y los discos de villancicos del sello belga Les Disques du Crépuscule a los que estas dos últimas bandas estaban abonadas. “Volver” no es un villancico pero comparte con ellos algunos buenos afectos –Hidrogenesse volverán a México aunque no sea por Navidad– y la estación en la que se estrena su solitaria composición. Podríamos añadir Debussy a las sentimentales palabras de Segarra. En el videoclip, que pertenece al artista uruguayo afincado en Ciudad de México Emilio Bianchic, se observa a la exhausta pareja acarreando una maleta en actitud Jacques Tati durante lo que, aseguran, fue su último día capitalino, aprovechado a tope, poco antes del baño de realidad del aeropuerto. ∎