La escena pop británica quedó conmocionada ayer tras el anuncio del fallecimiento de la cantante
Danielle Moore (1972-2024). La noticia trascendió
a través del perfil de Instagram de Crazy P, en un comunicado que aclaraba que el fallecimiento se produjo el 30 de agosto en
“circunstancias repentinas y trágicas”, aunque sin especificar más detalles sobre el suceso.
Nacida en Mánchester, Danielle Moore se sumó a
Crazy P en 2002, cuando el grupo de Nottingham –fundado por Chris Todd y Jim Baron a mediados de los noventa– todavía se llamaba Crazy Penis. No solo aportó su voz y magnetismo escénico a la efectiva mezcla de funk, disco music y house de la banda, también participó desde el principio en su proceso creativo y compositivo, en álbumes como
“The Wicked Is Music” (2002),
“Stop Space Return” (2008) o
“Age Of The Ego” (2019).
Durante la adolescencia, Moore era una habitual del mítico club The Haçienda y fue en su pista donde descubrió la fuerza liberadora del baile, primer paso para construir su carismático alter ego escénico. Ese vector de su perfil artístico relacionado con el show y la performance no impidió que en sus telegráficas letras convivieran tanto lo sentimental como los asuntos políticos, que en ocasiones –sirva como ejemplo la canción “The Witness”– expresaba de manera frontal y explícita.
Repasando las condolencias que ha generado el anuncio de su muerte –de The Blessed Madonna a Sister Bliss (Faithless),
pasando por Róisín Murphy o Seamus Haji– no cabe duda: Moore ha dejado una huella profunda entre la comunidad musical del Reino Unido. ∎