La música nos hará libres. Foto: Jesús Moreno
La música nos hará libres. Foto: Jesús Moreno

Concierto

Damon Locks & Ken Vandermark, políticas de la improvisación

Aunque ninguno de los dos ha nacido en Chicago, tanto Ken Vandermark como Damon Locks forman parte importante de la escena musical de una ciudad que, además de reserva del blues y cuna del house, es también el núcleo principal del panorama internacional de la libre improvisación. El pasado domingo, día 21, iniciaron en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca su gira europea, que concluirá este sábado, 27 de mayo, en el Festival de Jazz de La Garriga (Barcelona).

Era ya la cuarta vez que Ken Vandermark pisaba el escenario del antiguo Matadero oscense, donde realizó su debut español en 2003 al frente de LKV Trio y al que regresó años después con El Infierno Musical –proyecto sobre textos de Alejandra Pizarnik– y a bordo de los salvajes Lean Left. En esta ocasión el gran saxofonista de soplido torrencial venía en formato dúo, acompañado por Damon Locks, artista visual y músico electrónico que ejerce también de profesor de arte en prisiones norteamericanas y que, además de formar parte de la Exploding Star Orchestra de Rob Mazurek, es el líder de Black Monument Ensemble, orgiástico proyecto –con dos imprescindibles discos publicados– del que forman parte también luminarias como Ben LaMar Gay o Angel Bat Dawid, y que mantiene su empeño de seguir reivindicando esa deslumbrante arcadia que constituye la denominada great black music. El dúo, que todavía no tiene nada grabado, surgió gracias a una invitación cursada por el Hyde Park Jazz Festival de Chicago en septiembre de 2020. La actuación del domingo en Huesca inauguraba su primera gira.

Ken Vandermark (soplidos) y Damon Locks (cacharrería electrónica). Foto: Jesús Moreno
Ken Vandermark (soplidos) y Damon Locks (cacharrería electrónica). Foto: Jesús Moreno
Infectada por una decidida pulsión política, la libérrima música que desarrollan estas dos relevantes figuras de la experimentación se nutre de múltiples elementos sonoros, como el discurso grabado con el que se inició su actuación, que trataba de la ligazón entre tradición, creatividad y cultura, todo ello envuelto en una electrónica disruptiva a la que, sorprendentemente, Vandermark oponía un toque sereno y cool. Después, un infeccioso ritmo afrobeat se apoderó del espacio sonoro, al que el saxofonista aportó momentos de eufórico desahogo. Quizá la casualidad quiso que mientras Damon manipulaba las ondas de radio se colara en el maremágnum musical el discurso de Carlo Ancelotti protestando por los insultos racistas que sufrió el futbolista Vinícius en el campo de Mestalla: palpitante antirracismo sonoro en puro directo. Más tarde se enlazaban musiquitas que serían material perfecto para las poderosas siluetas creadas por la artista afroamericana Kara Walker con diálogos de películas y sonidos pesadillescos y obsesivos. Un arrebatador mosaico sobre el que Vandermark se mostraba más contenido de lo habitual en este soplador volcánico, que en cualquier caso tuvo momentos expansivos, como cuando utilizó el saxo con efectos percusivos o cuando empleó la hipnótica técnica de respiración circular con el clarinete.

Damon Locks se mostró en todo momento como un gran beatmaker, liderando el proyecto y dando cauce a una música que se movía entre lo orgánico y lo electrónico. Tras una aproximación afro al noise más introspectivo, el concierto –guionizado, pero muy abierto a la improvisación– se acercó a su final a través de un calmado fade out que dejó una sensación onírica de sueño extraño entre el público. Para despertar, Damon y Ken regalaron un vibrante y ruidoso bis de pura locura free jazz tribal. ∎

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