Solo in Soho (bueno, en Gràcia).
Solo in Soho (bueno, en Gràcia).

En portada

Guillem Gisbert

Volver a empezar

Fotos: Òscar Giralt

12.03.2024

Guillem Gisbert, cantante de Manel, inaugura su carrera en solitario con “Balla la masurca!”, una colección de canciones brillantes, sugerentes e imprevisibles que lo consolidan, por si alguien todavía tenía alguna duda, como la voz más lúcida de la escena catalana contemporánea.

5

de noviembre de 2022, Pazo da Cultura, Pontevedra. La banda catalana Manel despide a cientos de kilómetros de su Barcelona natal la gira de su quinto disco, “Per la bona gent” (Ceràmiques Guzmán, 2019), en un concierto especialmente emotivo por la presencia de familiares y amigos del grupo entre el público. Al día siguiente, una publicación en su perfil oficial de Instagram da las gracias a todas las personas que los han acompañado a lo largo de la gira y cierra con un lacónico “Manel se va a hibernar”.

Aún no lo sabíamos, pero en ese momento Manel entraba en un barbecho sin fecha de retorno, dieciocho años y cinco discos después de su creación, dejando un vacío entre toda una generación que ha crecido con ellos. El rumor no se esparció hasta marzo de 2023, cuando Andrea Gumes y Alba Riera lo soltaron en el programa ‘Tardeo’ de Radio Primavera Sound con el fantasma de la separación definitiva sobrevolando intensamente. A veces, por suerte, sí es necesario que la realidad te estropee un buen titular: ni Manel se ha ido para siempre ni nos vamos a quedar huérfanos de canciones. Porque, por un lado, sus miembros han aclarado que no es que no sepan si habrá nuevo disco; es que por ahora no saben cuándo será. Y, por el otro, cuatro años y medio después del último trabajo de la banda, su vocalista y principal compositor Guillem Gisbert tiene lista una nueva colección de canciones con su inconfundible firma.

“Balla la masurca!” (Ceràmiques Guzmán, 2024) es todo lo que debería ser el proyecto en solitario del cantante de una banda de éxito: inevitablemente reconocible para atraer a todos sus fans, pero con el atrevimiento suficiente para aventurarse por nuevos terrenos y explayarse en lo que le dé la gana. Porque para algo es un proyecto personal, como se encarga de repetir Gisbert una y otra vez a lo largo de una extensa charla en un centro cívico del barrio de Gràcia en Barcelona. Por primera vez en toda su carrera artística, se ha tenido que enfrentar a la creación de un disco de principio a fin, con todo lo que ello conlleva, sin sus compañeros de grupo al lado. Y con una serie de decisiones que han marcado el devenir de estas nuevas canciones: trabajar con distintos productores (Jake Aron, Anxo Ferreira, Jordi Casadesús), grabar en diferentes estudios, rodearse de colaboradores especiales para cada canción y, sobre todo, adentrarse en un universo lírico que ya es propio, cada vez más inspirado, rico y evocador, abrazando definitivamente su papel como escritor de canciones sin igual.

“Waltzing Matilda”, vídeo realizado por Stanley Sunday y producido por Cranc Volador.

Dedicas el disco a Arnau Vallvé, Martí Maymó y Roger Padilla, tus compañeros en Manel. ¿Qué papel han tenido en “Balla la masurca!”?

Les he dedicado el disco porque con ellos nunca hemos dedicado los discos, porque pensamos que es una cursilería. Me pareció simbólico porque hacer un disco en solitario por primera vez significa pensar canciones sin ellos, desde la primera idea hasta la mezcla final; hacer algo por primera vez sin sumar sus opiniones. Con ellos no habría puesto una dedicatoria en un disco y, ya que lo estoy haciendo solo, me permito el lujo de ponerla. Ellos tres han estado alejados de la parte de la creación de las canciones, porque precisamente esa era la intención para mí, pero a nivel personal han estado presentes, claro. Incluso en el profesional: Arnau grabó voces para varias canciones y Martí es mi mánager en este proyecto.

¿Te costó adaptarte a esta nueva forma de desarrollar las canciones?

Hay que acostumbrarse a no contrastar tus ideas con la gente con que lo hacías habitualmente, que al fin y al cabo es la que te valida y te da seguridad. Cuando yo tenía una idea para una canción, había un momento en el que la presentaba en el ensayo y la comentábamos. Durante el acto de creación eres vulnerable y permites que entre gente y opine. Yo había restringido las opiniones a estas tres personas, que además son gente con mucho talento y en las que confío. Abrir la puerta a otras opiniones y ver qué pasaba cambiando este proceso formaba parte de mi trayecto. Porque es verdad que yo hice mi primera canción con ellos tres, así que he tenido que aportar cosas de mí mismo que se salían de mi rol en la banda. Los grupos son organismos que tienden a ser bastante cerrados en sí mismos, un poco autistas, y el hecho de tener que salir, abrirte a hablar con gente nueva y desconocida para enseñarle una canción que has escrito y a ver qué pasa, con 41 años, es una cosa guay. Porque a mí de natural no me sale, no soy una persona especialmente abierta cuando conozco a alguien, y aquí lo he tenido que provocar. Para mí ha sido un trabajo, pero me apetecía hacerlo y estoy contento de haberlo hecho. Tampoco tengo la sensación de haber llegado a ningún sitio, simplemente estoy aquí y creo que me ha ido bien.

Pasar de trabajar tus canciones con las tres mismas personas a tener que hacerlo con mucha otra gente puede tener un componente liberador, pero también puede abrumar.

Es un disco en solitario, pero en realidad es el disco que he hecho en el que ha intervenido más gente. Cada persona que está en este disco, tanto músicos como productores, lo está porque ha habido una llamada mía para presentarme y proponer un trabajo. Por un lado, sí, se abre un mundo, pero por el otro también se complica, porque yo antes sabía que únicamente con los cuatro miembros de la banda íbamos a conseguir una obra muy sólida. El reto aquí era mantener un nivel y un control sobre el proyecto con gente nueva. Con este proyecto he conocido más gente de la industria de la que había conocido en mis primeros quince años de trayectoria.


“Hay una gran diferencia entre las canciones que intentan ir a buscar emociones que reconoce el oyente y las canciones que van a generar emociones. Son dos técnicas totalmente diferentes, y quizá sí que me ha ido interesando más este universo en el que la canción te va llevando y a veces no sabes exactamente qué está pasando”



¿Este disco surge a partir de la pausa de Manel o la pausa de Manel es en parte debida a la existencia de este disco?

La gira de “Per la bona gent” fue muy dura, porque publicamos el disco y al cabo de pocos meses llegó el confinamiento. Hubo un momento en el cual, a nivel de energía, necesitábamos esa gira y de repente llegó el confinamiento y nos vinimos abajo. Cuando la retomamos, era una gira muy complicada que requería mucha energía, y creo que todo eso fue generando un clima entre nosotros que evidenciaba que necesitábamos un poco de aire. Los grupos de música tienen que estar unidos como seres humanos porque es la manera que tienen de funcionar, tienen que ser una piña. Pero esto es algo que muchas veces va ligado a determinada edad, o a un tiempo concreto. Nosotros hemos sido una familia durante mucho tiempo, y llega un momento en el que surge la necesidad de ser individuo también. Algunas de las canciones de este disco seguramente estaban pensadas para el próximo disco de Manel. Pero a partir del momento en el que esto (habla de la pausa de Manel) se fue viendo, yo pensé que, personalmente, estoy bastante cómodo con que mi lugar en el mundo sea escribir canciones y cantarlas. Hace quince años que lo hago de esta forma, así que voy a intentar que, aunque paremos, el grifo de las canciones continúe abierto. Todo este disco hubiera sido diferente si lo hubiésemos hecho con Manel porque hubiesen intervenido los otros miembros, pero en el fondo en el origen de las canciones hay muchas cosas que podrían ser canciones de Manel. Yo quiero mantener mi actividad artística profesional, así que si Manel se detiene, que me parece bien, tengo que buscar otra manera de hacerlo.

¿Crees que por el hecho de estar en solitario te has permitido explorar otros caminos que quizá no te hubieses planteado de otro modo?

A mí me costaba mucho imaginarme produciendo todas las canciones del disco con el mismo equipo de producción. Porque hubiera sido como volver a estar en un equipo muy cerrado. De este modo me he abierto a trabajar con mucha gente, pero también corría el riesgo de que fuera un pastiche, algo que no tuviera mucho sentido. Así que confié en que si yo era el denominador común de las canciones conseguiría mantener una cierta unidad. Con el tema de los productores, a mi manera y en la industria totalmente precaria de la música cantada en catalán, quería acercarme a lo que envidio tanto de los americanos: esos créditos espectaculares donde hay muchísima gente trabajando en un disco, aportando todo el mundo sus gotas de talento. A mí me marcaron discos como “Lemonade”, de Beyoncé, y es algo que me gustaba intentar recrear a mi escala. Tiene una parte precaria porque soy yo llamando al teléfono de todo quisqui, pero estaba inspirado en este tipo de discos.


Pongamos que hablamos de Manel (bueno, de Guillem).
Pongamos que hablamos de Manel (bueno, de Guillem).


Hablando de esto, me ha sorprendido no encontrar ningún sample en el disco, siendo algo tan importante en “Per la bona gent”.

Bueno, tengo varias canciones en el ordenador que jugaban con algún sample, pero no han acabado llegando a buen puerto. Cuando estás trabajando en canciones, algunas te tiran más que otras. ¿El motivo por el cual las canciones que tenían sample no me han tirado lo suficiente es porque ya veníamos de hacer eso con Manel y hubiera supuesto una cierta continuidad? Puede ser. A veces no sabes por qué te diriges hacia un lado u otro, pero confío bastante en el instinto.

¿Hay algo de voluntad de desconcertar un poco con este disco? El título puede serlo a simple vista y, entrando en las canciones, también sorprenden ciertas sonoridades o algunas letras más crípticas que de costumbre.

Bueno, el título del disco es sorprendente hasta que entiendes el contexto en que está. Como título de su canción, “Balla la masurca!”, tiene lógica, y simplemente fue algo que me encajó junto a la portada del disco. En cuanto a lo otro, yo en el fondo no busco nunca sorprender. Lo que busco es que las ideas me encajen a mí, intentando estar excitado con el trabajo que estoy haciendo… y poca cosa más. ¿Este disco es más críptico que otros discos? Bueno, si lo comparamos con el primero de Manel, sí, claro. Porque seguramente me he ido alejando del aspecto más clásico de la canción pop romántica. Hay una gran diferencia entre las canciones que intentan ir a buscar emociones que reconoce el oyente y las canciones que van a generar emociones. Son dos técnicas totalmente diferentes, y quizá sí que me ha ido interesando más este universo en el que la canción te va llevando y a veces no sabes exactamente qué está pasando.

Hay varias canciones de este disco que hablan de sueños o plantean situaciones con un punto onírico, incluso surrealista, que remite a canciones anteriores como “Formigues”.

Hay una parte del estilo que quizá va mutando de una forma en la que yo no soy consciente. Este no es un disco de pop confesional, por decirlo de alguna manera, como quizá sí eran otros discos que he hecho antes. Te vas haciendo mayor, ya has hecho ese tipo de canciones y las cosas que te mueven, que te estiran y donde te ves diciendo algo van cambiando. Hay canciones de los primeros discos de Manel que están bien para una persona de 27 años pero que ahora veo con distancia. Ahora tengo 42 años y es posible que la parte confesional me interese menos y por eso me vaya por otros caminos más fabuladores. Y, en esta fabulación, voy a buscar ambientes.


“Hay canciones de los primeros discos de Manel que están bien para una persona de 27 años pero que ahora veo con distancia. Ahora tengo 42 años y es posible que la parte confesional me interese menos y por eso me vaya por otros caminos más fabuladores. Y, en esta fabulación, voy a buscar ambientes”



¿Para ti este proyecto siempre ha sido un disco? Estas ideas de las que partes para las canciones se pueden explicar de muchas otras formas.

Nunca me he planteado hacerlo en otras disciplinas. Yo estoy cómodo con el formato canción, me esfuerzo, soy lento haciéndolas y ocupa toda mi energía. Y es el formato que domino. Hay muchas cosas que hacen que una letra sea buena que tienen que ver con el artefacto que es una canción. La prosa es otro misterio que no he practicado, así que sería empezar desde muy atrás. Quizá algún día lo haga, pero la soledad del escritor es algo que ahora mismo no me atrae.

En tus canciones la letra y la melodía siempre han tenido pesos muy importantes, prácticamente equivalentes, pero tengo la impresión de que esta vez en algunas canciones has priorizado las palabras por encima de las melodías.

Hay algo que he hecho en algunas de estas letras que quizá sea lo que te ha dado esa sensación: los encabalgamientos. Pasa sobre todo en la canción “Miracle a Les Planes”. No es que haya intentado embutir la letra dentro de la melodía, sino que era algo buscado. Descubrí el concepto de la esticomitia, que en poesía es cuando el corte del verso respeta la frase, el sintagma. De repente me di cuenta de que todo lo que hago es esticomítico; el pop lo es todo el rato. Y entonces se me ocurrió hacer una canción con lo contrario, es decir, con encabalgamientos. A lo largo del disco hay más, aunque “Miracle a Les Planes” es la canción de los encabalgamientos. Como lector de poesía, mi aspiración es que el oyente se acostumbre cuando lo haya escuchado dos o tres veces y que no le moleste.

Precisamente “Miracle a Les Planes” me parece una de las mejores canciones que has hecho. ¿En ella intentas hacer las paces con el desengaño de la época universitaria?

No lo había planteado de esta forma, pero creo que sí. Para mí, los años de educación universitaria estudiando Periodismo en Bellaterra en el turno de tarde fueron muy sufridos. Hice muy buenos amigos y aprendí muchas cosas, pero fue un socavón emocional para mí. Era la primera vez que tomaba una decisión importante en mi vida y eso instaló una duda existencial que ya no se ha ido nunca; fue como la inauguración de una manera de estar en el mundo. Eso lo ves después, pero en ese momento te come la sensación de que te has equivocado. He intentado transmitir esos años, esas salidas, esas conversaciones entre chavales jóvenes que están muy desconcertados. Volviendo al tema de los encabalgamientos, la forma de la canción surgió porque nos llamaron para musicar un poema de Gabriel Ferrater, un autor que no suele rimar al final del verso. Recuerdo tener la conversación y decir que eso no se podía musicar porque es muy poco esticomítico. Y entonces me despertó la curiosidad y encontré un análisis métrico de uno de sus poemas míticos, “In Memoriam”, y me di cuenta de que tiene un ritmo interno que te genera la sensación de que hay métrica aunque no haya rima final. Por eso la canción tiene esa instrumentación tan de tenor italiano, tan siglo XX en Italia: la melodía tenía que ser lo suficientemente potente para que nos olvidásemos de que no había rima. ¡Es una canción de siete minutos que no rima!

El millor professor europeu?
El millor professor europeu?


De hecho, en el disco también hay pocos estribillos. Recuerda un poco al segundo álbum de Manel, “10 milles per veure una bona armadura”, aunque lo que en aquel momento podía parecer un experimento aquí da la sensación de que es simplemente lo que piden las canciones.

Pero esta vez creo que he hecho bastantes estribillos, ¿no? Un estribillo tiene que ser muy bueno para que no sea un rollo cuando aparece por segunda vez. Hay gente que es capaz de hacer estribillos muy buenos, pero no creo que sea mi fuerte. Entonces, si la canción me lo pide se lo pongo; por ejemplo “Waltzing Matilda” lo tiene porque le va bien. En “Empatia total” también hay estribillo. Y… ya, quizá no hay muchos más.

La frase final del disco dice el món va ser, és i serà, per sempre dels estudiants sense vocació”. ¿Para ti tiene vinculación con la letra de “Miracle a Les Planes”?

Son dos canciones que hice de forma paralela, siendo una más pensada y densa y otra una canción hecha en tres minutos, esticomítica. Y en el fondo son la misma canción: en mi cabeza se miran entre sí y son lo mismo hecho de formas totalmente distintas. Esta canción, “Estudiantina”, es prácticamente una tuna, unos estudiantes cantando a la ausencia de vocación. Me parecía una idea que tenía sentido.

También hay otros diálogos entre canciones, en este caso de otros discos. Por ejemplo, la idea de salir a caminar de “Waltzing Matilda” remite a un fragmento de “Aquí tens el meu braç”, o el tema de la vergüenza de “Hauries hagut de venir” me lleva al “ets idiota, t’hauries divertit” de “L’Adela i el marge”.

De hecho, Adela le está diciendo exactamente “hauries hagut de venir”. No lo había pensado. Hay un punto en el que no dejo de ser yo con mis mierdas, como siempre. Pero a nivel estructura, por ejemplo, también hay similitudes: en “Aquí tens el meu braç”, hay un momento en el que la canción se para y entra la parte de m’agrada sortir a caminar per la tarda…, y en el fondo no deja de ser lo mismo que cuando la torre empieza a hacer su monólogo en “Les dues torres”. No repetirse es una cosa para la juventud (ríe).


“Quizá era un poco ingenuo pensar que yo podía sacar un disco en solitario y que nadie se preguntara qué estaba pasando aquí. Pero, por otro lado, ¿qué íbamos a hacer, un comunicado? ¿Un comunicado diciendo qué? Como no había demasiado que decir, optamos por no hacerlo”



Escuchando por primera vez “Les aventures del General Lluna” pensé que podría ser una canción de La Ludwig Band. Y viendo los créditos resulta que la has producido y grabado con parte de la banda.

Sí, tenía esta canción dylanera y llamé a Andreu Galofré y Pau Esteve, que son productores y tienen un estudio, porque pensé que a nivel de lenguaje musical nadie podría hacerla mejor. Es una maravilla que existan porque son gente con mucho talento con quien musicalmente me entiendo mucho. Fue muy bonito, porque coincidió con el momento en que publicamos su disco con Ceràmiques Guzmán. Es la primera canción que escribí para el disco, durante el confinamiento.

Has grabado el disco con productores distintos en diferentes estudios. Así que, además de hacer las canciones, te ha tocado hacer de director artístico, ¿no?

Claro, esta es la parte en la que me gustaría que hubiera una industria para que lo hubiera hecho otra persona (ríe). A mí me encantaría haber hecho suficiente pasta como para que existiera esta estructura, pero evidentemente en mi mundo no existe esto. Así que si quiero hacer un disco con este tipo de características, hago yo de director artístico. Desde llamar a la persona que hará la producción a llamar al estudio para reservarlo o llevar el desayuno. Si quieres hacer discos así cantando en catalán, tienes que asumir tú estas tareas. Esa ha sido una parte que no había hecho nunca, y además siempre me había tenido por una persona desorganizada.

¿Ya sabes cómo va a ser el directo de este disco?

Sí, estamos empezando a ensayar ahora, estaré acompañando por Jordi Casadesús (productor de tres canciones del disco), Arnau Grabolosa y Gloria Maurel a la batería.

Infusión: acción y efecto de infundir (¿respeto?, ¿miedo?, ¿admiración?).
Infusión: acción y efecto de infundir (¿respeto?, ¿miedo?, ¿admiración?).


¿Hasta qué punto te sorprendió que saltara la noticia de la “separación” de Manel? A veces parece que le queráis quitar importancia o no seáis del todo conscientes de lo que la banda significa para muchísima gente y de la repercusión que puede tener cualquier movimiento en vuestro grupo.

Creo que en general estamos muy acostumbrados a que, cuando un grupo se detiene, sea por un gran cataclismo. Peleas, declaraciones cruzadas, cosas de estas. Las cosas en la vida suceden de una forma más pequeña, con más matices que lo que demanda el marketing o incluso el periodismo. Quizá era un poco ingenuo pensar que yo podía sacar un disco en solitario y que nadie se preguntara qué estaba pasando aquí. Pero, por otro lado, ¿qué íbamos a hacer, un comunicado? ¿Un comunicado diciendo qué? Como no había demasiado que decir, optamos por no hacerlo. Porque si ahora me preguntas cuándo será el próximo disco de Manel, yo honestamente no te lo sé decir. Pero sí que nos sorprendió un poco que saltase la noticia. Es verdad que yo ya estaba llamando a gente para empezar a hacer el disco, y somos una sociedad pequeña, así que era lógico que por algún lado acabara llegando, pero realmente creía que lo podríamos controlar más. En ese momento me impresionó no poder controlarlo, pero también es verdad que nos duró dos días. Debería ser posible entender que puedan pasar estas cosas entre cuatro seres humanos que han hecho un grupo de música y les ha ido bien, que forman un buen equipo y son muy buenos amigos. Se ha de poder explicar que no tiene por qué haber pasado algo.

En una entrevista lo resumiste muy bien: llevabais quince años con vuestras vidas sincronizadas, en cierta manera viviendo la vida en paralelo a otras tres personas.

Cuando un grupo de música hace muchos años que existe, llega un punto en el que no es ni Martí, ni Arnau, ni Roger, ni Guillem: es Manel. Es como una quinta entidad. Y el cultivo de la individualidad, el poder tomar una decisión yo, alejado del consenso de las decisiones de la banda, es algo a lo que me he tenido que enfrentar y me parece muy interesante haberlo hecho. Te da nueva información sobre ti mismo. ∎

Etiquetas

Contenidos relacionados