La descripción de Paquita la del Barrio (1947-2025) en su perfil oficial de Instagram es corta pero significativa: “Reyna y defensora de las mujeres”. Su fallecimiento ayer, a los 77 años de edad en su casa de Veracruz, ha generado consternación y ha reavivado el reconocimiento a su trabajo, una personalísima aproximación a estilos como la ranchera y el bolero con ración extra de vitriolo.
Las canciones de Francisca Viveros Barradas eran frontales y beligerantes. En algunas de ellas ajustaba cuentas con el machismo y el sufrimiento infligido a las mujeres sin hacer ascos a los insultos y a un genuino desprecio. No era mero recurso estético, ya que Paquita había pasado por más de un viacrucis sentimental desde que era adolescente. Su primer marido, también padre de sus dos primeros hijos y mucho mayor que ella, llevaba una doble vida con familia paralela incluida. Y su segundo matrimonio también estuvo marcado por la infidelidad de su pareja.
Esas experiencias atizaron el fuego de su arrebatada interpretación en canciones-estandarte como “Tres veces te engañé”, “Rata de dos patas”, “Que me perdone tu perro” o “Desquítate conmigo”, composiciones ajenas que, en algunos casos, llevaban firma de letristas masculinos como Manuel Eduardo Toscano o Candelario Macedo. “Mis canciones son vivencias de la mayor parte, por eso se han hecho famosas, porque nadie le canta al hombre. La mujer ha escuchado todo esto, se agarran ahí y le dan a entender al marido lo que ellas quisieran decir”, afirmó en una entrevista concedida a Univisión en 2024.
La profunda voz de la veracruzana –nació en la pequeña localidad de Alto Lucero, era hija de madre soltera y fue criada por su tía en una plantación cafetera– sumada a su ajustado fraseo, que se adaptaba con naturalidad a cada pasaje de la narración, multiplicaban el efecto invectivo de las partituras, y convirtieron a Paquita la del Barrio en un fenómeno en su país desde los años noventa. En 2017, se estrenó allí la serie biográfica “Paquita la del Barrio. Las verdades bien cantadas”.
Antes de convertirse en Paquita la del Barrio, Francisca Viveros Barradas, todavía adolescente, trabajó en el registro civil de su pueblo, donde conoció a su primer marido, 28 años mayor que ella. Al saber del engaño, marchó a Ciudad de México en 1970 y empezó a cantar en bares. Allí conoció a su segundo marido, que era encargado en locales de hostelería, con el que estuvo casada 30 años. En 1977, embarazada de gemelos, tuvo que hacerse cargo de su madre enferma, que falleció, y al poco de dar a luz a sus hijos estos también murieron. En 1979 adopta a una sobrina que tenía cinco meses, asumiendo la pareja la paternidad de la cría.
Antes de establecerse como solista, todavía en la década de los setenta, formó el dúo Las Golondrinas junto a su hermana Viola Dorantes. Grabaron el álbum “Las Golondrinas” (1975) y trabajaron juntas hasta que Viola decidió iniciar su vuelo en solitario en 1977. Después abrió su propio restaurante, Casa Paquita, en el barrio Colonia Guerrero, donde dirigía el negocio y también cantaba. Fue allí donde se produjo su bautismo artístico y donde conoció a su primer valedor, Felipe “Indio” Jiménez, quien le propuso grabar en Monterrey. De aquella época son álbumes primerizos como “Paquita la del Barrio y sus boleros románticos” (1982) o “Paquita la del Barrio” (1986). Poco a poco fue ganando notoriedad gracias a sucesivas apariciones televisivas, lo que también repercutió positivamente en su negocio hostelero, que terminó siendo lugar de peregrinación para algunos miembros de la farándula.
Los años noventa fueron todavía más fructíferos gracias a trabajos como “Desquítate conmigo” (1992), “Bórrate” (1993), “Invítame a pecar” (1993) o “Acábame de matar” (1994), que fueron haciendo un paulatino crossover en el mercado estadounidense, abriendo camino para ella en la lista Billboard de canciones latinas mientras despachaba centenares de miles de copias en México, se hacía fuerte en países como Colombia, Argentina o Perú y visitaba España por primera vez en octubre de 1993. Con “Taco placero” (2001), el álbum que incluía “Rata de dos patas”, el reconocimiento y la popularidad se universalizaron, mientras el registro de ventas crecía, se sucedían las giras internacionales y se consolidaba el mito.
El deterioro de su salud y sus dificultades de movilidad, impusieron un retiro paulatino en sus últimos años de vida, ya sin grabaciones y con menos actuaciones en su agenda. En 2023 ofreció su último concierto en el Palenque de Texcoco, después de haber recibido en 2021 un premio Grammy Latino como reconocimiento a su exitosa trayectoria –se estima que vendió alrededor de 20 millones de discos– y ya convertida en icono. ∎