Supongo que, a estas alturas, ya te habrás enterado de que Donald J. Trump posteó en su propia red True Social una foto generada con IA en la que se le veía a él mismo engalanado como el próximo Papa. Todo un viaje desde la isla de Epstein hasta el Vaticano, tal y como algunos se han dedicado a señalar. Sea como fuere, la mencionada imagen aterrizaba en redes sociales después de que a este hombre anaranjado le preguntaran a quién ve como sucesor de F R A NCISCVS y él bromeara (o no) sobre que le molaría ser Papa.
Lo interesante es que los católicos se han tomado regulinchi esta blasfemia. Y regulinchi significa regulinchi y no mal del todo, porque no hace falta que aclaremos que un criminal como él vistiendo las ropas del Papa no es una blasfemia, pero Lalachús sosteniendo una estampita de la vaquilla del “Grand Tour” es razón suficiente para pedir la lapidación pública de la presentadora. Así que Trump ha hecho lo mejor que sabe hacer, es decir: no hacerse responsable de nada de lo que hace ni dice y salir del entuerto afirmando que a los católicos les chifló su foto generada con IA y que son los fake media los que se han inventado la historia de la ofensa religiosa. Para que se olvide la historia cuanto antes mejor, además, el presidente de Estados Unidos celebró el Día de “Star Wars” (4 de mayo) con otra imagen generada con IA en la que se le muestra como un personaje de esta saga cinematográfica. Curiosamente, tanto a él como a su staff se les pasó que, en “Star Wars”, los sables láser rojos pertenecen a la Fuerza Oscura.
Y, aunque en este mundo en el que vivimos cada vez se olvida todo más rápido, en ocasiones se hace justicia (divina) y las burradas como esta se quedan entre nosotros durante algún tiempo, tal y como demuestra esta parodia emitida en el programa de Jimmy Kimmel. O como demuestra también un debate abierto en redes sociales donde se ironiza sobre cómo aquellos que pusieron el grito en el cielo contra las drag queens recreando la Santa Cena en las Olimpiadas de 2004 están actualmente bien calladitos. Algunos han bautizado al nuevo Papa como El Psicópata XII, mientras que la gran mayoría sabemos que este señoro se empeñó en ser presidente para que se le perdonaran sus crímenes de la misma manera que ahora quiere ser Papa para que se le perdonen sus pecados. ¿Conseguirá entonces Trump su propia fumata naranja?
Brevísima pausa publicitaria para informar de que Ghost, grupo sueco de heavy mainstream con unas pintas que parecen salidas de un videojuego de la franquicia “Dark Souls” pero que luego resulta que hacen una música un poco moñas, han lanzado una nueva cápsula de merchandising en edición limitadísima entre la que se pueden encontrar camisetas (¡solo 144 disponibles!), postales (¡solo 300 disponibles!)… y dildos con la cabeza del cantante de la banda (¡solo 666 disponibles!). De hecho, en un divertido juego de palabras que fusiona Ghost + dildo, estas piezas de coleccionista han sido bautizadas como Ghildos y, pese a su elevado precio, resulta que se han vendido en cuestión de minutos.
Mucho ojito, porque esto en verdad es una nueva versión de otro Ghildo que se lanzó hace unos meses y que hizo sold out instantáneo con una cajita en la que también se incluía un plug anal. Lo más bestia de todo es que algunos de los ¿afortunados? poseedores del Ghildo ya han empezado a tantear las redes con la idea de hacer un unboxing y un vídeo con la “reacción en vivo”… Ejem. Aporto prueba visual de lo dicho.
Hace unas semanas, el trend viral que animaba a generar imágenes con IA en estilo Ghibli hizo que muchos pusiéramos el grito en el cielo sin saber que aquello era tan solo el principio del final de los trend virales. Y es que poquísimo tiempo después aquí estamos, con una tontada sobre genios y deseos que ha venido a poner el último clavo sobre este ataúd. Es de suponer que, en los últimos días, te habrás topado con alguna imagen que bromee con eso de que, si hacemos caso a los cuentos tradicionales, a los genios hay que pedirles los deseos con muchísimo cuidado y teniendo en cuenta posibles malinterpretaciones de lo demandado. Porque, si el genio en cuestión puede aferrarse a la literalidad o a cualquier otro desliz léxico por parte de quien pide el deseo, te servirá una jugarreta de mucho cuidado.
Hay que reconocer que algunas de las imágenes que nos ha proporcionado este trend tienen su gracia, ya sea para advertirte de que nunca pidas “cagar dinero”, para ironizar con que el Gran Apagón fuese consecuencia de que alguien deseó “vivir un día en el siglo XIX” o para ejemplificar la problemática de que tu deseo sea “comerme los huevos de Henry Cavill”. Pero, en general, lo que produce este trend es una preocupación que va más allá de señalado en este bluit: “Lo que me parece peor del meme del genio que malinterpreta el deseo, es que me doy cuenta que la ‘mala interpretación’ es en realidad falta de comas y puntos porque la gente escribe como el orto”.
Lo más preocupante en este caso, de hecho, es la certeza de que nos encontramos ante otra nueva forma de normalizar el uso de una IA que se lleva por delante el verdadero encanto de unos trends que molaban precisamente porque se basaban en imágenes churriguerescas generadas por los usuarios de forma lo más patatera (y creativa) posible. Ahora, sin embargo, lo que tenemos es un millón de imágenes clónicas que recurren al clasicismo pictórico para hacer juegos de palabras que no tienen ni puta gracia, como puede apreciarse en este “pito gigante”, estos “dos melones grandes”, este “montón de hierba” o esta “perrita de Pedro Pascal”.
Si es que incluso hay artículos rollo “Cómo hacer tu meme El genio malinterpretó mi deseo usando ChatGPT”… ¿La muerte del trend viral? Puede ser. Espero que no. Y lo espero tirando de sarcasmo mientras chequeo las redes y pienso: “Así que el genio malinterpretó tu deseo ¿eh? Interesantísimo, Jose Ramón”. Por suerte, incluso en estos momentos de mínimos virales históricos hay motivos para la esperanza al ver que, por lo menos, el genio entendió bien el deseo de esta mujer, que es la única que ha sacado algo positivo de esta (mierda de) tendencia viral. ∎