Llevamos ya tres días de esta semana y aún no me puedo creer que no hayamos tenido que lamentar ninguna muerte, ningún deceso, ninguna baja definitiva de algún tótem de la música del siglo XX. Al menos ningún músico célebre. Porque Silvio Berlusconi no era precisamente una estrella del rock, aunque seguramente él pensara que sí. Él se va, pero su legado populista permanece: basta echar un vistazo a los primeros acuerdos de gobierno autonómicos y municipales en España, fraguados con una celeridad que rara vez (por no decir nunca) ha tenido la izquierda. Mejor dedicar nuestro tiempo a asuntos mucho más edificantes, que esa realidad bastante ensucia ya de por sí nuestro entorno, en todos los sentidos. O recordar con estima, cómo no, a
Cormac McCarthy (1933-2023), autor de obras como “Meridiano de sangre” (1985) o
“La carretera” (2006) –por la que recibió el Pulitzer; en 2009 se estrenó la adaptación cinematográfica, realizada por John Hillcoat–, uno de los grandes novelistas norteamericanos del último siglo, fallecido hace solo unas horas. La noticia la comunicó Stephen King, para quien McCarthy era
“el más grande novelista de su tiempo”. Nacido en Providence (Rhode Island) en 1933, debutó en 1965 con “El guardián del vergel” y el reconocimiento definitivo le llegó con la llamada “Trilogía de la frontera” formada por “Todos los hermosos caballos” (1992), “En la frontera” (1994) y “Ciudades de la llanura” (1998). El pasado año, tras un prolongando silencio, volvió con la dupla
“El pasajero / Stella Maris”.
Por lo demás, el capítulo de novedades discográficas y escénicas viene tan surtido como de costumbre. En primer lugar, con quien podría ser una nueva estrella en el firmamento del pop nacional. Al menos, de aquel que aún podríamos calificar de pop de dormitorio, en el sentido menos estricto del término. Se trata de
yavy, que es el alias creativo de la artista canaria Yavanna Cubas Callero: debuta con
“Nada que aportar” (2023), un álbum que se mueve, según su sello discográfico,
“entre una hipotética Britney Spears triste” y una
“Julieta Venegas electrónica”. Synthpop e indie-folk con ecos de Juana Molina, Rigoberta Bandini, La Buena Vida, Clairo, Devendra Banhart o Mac DeMarco.