Supernova.
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Ralphie Choo

“La experimentación parte del desconocimiento”

Fotos: Alfredo Arias

24.10.2023

“SUPERNOVA” es el álbum de debut de Ralphie Choo. Con solo 24 años y este disco a sus espaldas, ha conseguido situarse como nuevo cabecilla de la vanguardia urbana española, admirado públicamente por la propia Rosalía. En su imaginario caben influencias que van desde Debussy hasta Yung Lean, conformando así un álbum donde el orden y el caos se dan la mano.

Juan Casado Fisac es Ralphie Choo. Acaba de publicar uno de los discos del año. Comenzó su formación musical como trompista en un pueblo de Ciudad Real. De adolescente se interesó por el fútbol, pero una lesión y varios consejos de su madre provocaron que volviese a depositar interés en las canciones. Nunca ha estudiado ingeniería, pese a lo que dicen los medios, sino que su primera opción –por no tener ninguna otra que le interesara más– fue un grado de producción musical. Toma su nombre de un personaje de “Los Simpson” (Matt Groening, 1989-) y algunos hablan de él como la nueva revelación española. La misma Rosalía ha recomendado su escucha.

Todo el discurso biográfico –e historiográfico– que rodea la figura de Ralphie Choo enaltece un poco más la mística que rodea al nuevo genio. Sin embargo, forma parte de una narrativa secundaria en tanto que su producto, “SUPERNOVA” (rusia-idk/Warner, 2023), suscita interés por sí mismo, incluso aunque fuera imposible llegar al personaje que hay detrás.

En el álbum se pone de manifiesto que Casado posee un apetito insaciable, tanto por trascender como por conocerlo todo. Su disco de debut es un cuadro puntillista en el que a simple vista ninguno de sus motivos posee cualquier tipo de orden, pero, desde lejos, cada uno de los elementos encuentra su lugar formando una imagen nítida: desde Ravel hasta Frank Ocean, pasando por las influencias de su entorno más cercano –el colectivo rusia-idk, casa de Rusowsky, mori, TRISTÁN! o DRUMMIE–, el de “SUPERNOVA” es un caos ordenado en el que cada una de sus canciones evoluciona hasta no tener nada que ver con su punto de partida original.

Para el autor, el suyo se trata de un disco generacional, que versa sobre la desesperación juvenil ante un futuro incierto y la sensación de que el sistema, si no has conseguido revertirlo, te ha fallado. Toma varias de sus enseñanzas de la fábula “Juan Salvador Gaviota” (Richard Bach, 1970), en la que se narran las aventuras y desventuras de una gaviota cuyos intereses son diferentes a los de sus compañeras. Igual que el pájaro, Ralphie Choo también disfruta haciendo piruetas en el aire, preguntándose cuán alto puede llegar o hasta dónde se estiran los límites de la música en sí misma.

Un apetito insaciable.
Un apetito insaciable.


Es complicado abordar “SUPERNOVA” desde una única perspectiva, porque hay muchas capas de influencias muy variopintas. ¿Cuáles son los pilares sobre los que se sustenta la composición de este disco?

Hay varios pilares, pero la premisa fundamental ha sido intentar no copiar. Sobre todo no copiarse a uno mismo, no intentar elaborar algo ya hecho, sino conseguir nuevas conexiones entre géneros o nuevas canciones en general. También seguir el camino de la introspección, hacer caso a lo que iba sintiendo en todo este proceso, porque ha sido muy largo. No ha sido encerrarse en queli durante un mes y terminar con unas maquetas. Desde que sacamos el primer single o, bueno, desde que se baraja la posibilidad de hacer un álbum hasta que sale finalmente, pasan casi dos años. He tenido que hacer un proceso de maduración muy largo de todas las piezas en su conjunto y no por separado. También está el proceso de selección, de dejarlo bonito. Eliminar cosas también es fundamental.

¿Cómo ordenar en dos años todo el material que has recopilado, que es mucho y muy denso, sin hacerte un lío y desechando más de lo que deberías?

Haciendo un gran esfuerzo por no escuchar las cosas, que a veces es difícil. Recuerdo que, cuando terminaba una canción, estaba como una semana escuchándola sin parar y era una lucha constante. Había un día que me cuadraba, y luego no, pero luego sí, no sé… Hay canciones que ya teníamos clarísimas que iban a estar, así que una vez íbamos cerrándolas las apartábamos, cerrábamos el pestillo y las dejábamos ahí para que madurasen por sí mismas. Otros temas han sido más espontáneos, de un momento, de una semana en concreto que sale una canción y piensas “esto pega un montón con esto otro”. Tampoco hace falta que esté todo estrictamente elaborado. “WHIPCREAM”, por ejemplo, es un tema de un momento de euforia, donde estamos descansando de trabajar de manera inteligente y de unir pistas unas con otras. Aquí nos creemos traperos, estamos saltando en una habitación, y así es como hay un poco de todo. En “VOYCONTODO” la estructura es más cercana a una canción pop, sin buscar nada, ninguna intención más allá de cantar y disfrutar. Muy “canción”, en general, muy radio.

Si “WHIPCREAM” y “VOYCONTODO” son las que menos trabajaste y las que más estructura tienen de canción, ¿no dedicas tu esfuerzo a desordenar el resto?

Bueno, creo que tiene mucho que ver la estructura de las canciones. Las canciones de pop siempre van a estar ahí, tienes que aguantarlas hasta que llegue el día en que salgan con el resto. En conjunto su estructura es cambiante y ya no parece tan formal, no es A-B-C. Todo junto va narrando una historia, una película, entra un personaje, sale otro, aparece de repente en otro lugar, en otra ocasión se enfrenta a cualquier problema… Es algo parecido al desarrollo que puede tener una película. Esas canciones forman parte del proceso creativo, pero cuando surge una nueva idea te vas hacia otro sitio, acabas en un lugar diferente.

“WHIPCREAM”, vídeo realizado por Roy Viceroy.

¿“SUPERNOVA” es una película, con sus personajes y sus escenas?

Lo utilizo como un recurso estético o estilístico. Me gusta ver canciones que parecen interminables y que nunca sabes dónde van a ir a parar por el factor sorpresa. En este caso también es una cuestión generacional, de estimulación constante, y que desde pequeño me ha interesado todo este tema de las bandas sonoras y el leitmotiv que desaparece, se reconvierte, se revierte y aparece más tarde.

¿Cómo compaginas la visión académica que tienes sobre la música con un álbum que se inserta dentro del género urbano?

No sé, iba probando. Un día me apetecía hacer una intro como “JUAN SALVADOR GAVIOTA”, así que sabía que al hacerla terminaría encajando de alguna forma en el conjunto general. Creo que es más desde fuera, ¿no? Igual desde dentro no lo veíamos tanto, pero una vez acabada se ve como una obra que es sólida, que no parece como un tema cada uno de su padre y de su madre. Al final todo adquiere un poco de orden dentro de ese desorden. También en las armonías de muchos temas se ve, aunque luego tienden hacia otra cosa: algunos arreglos y recursos del repertorio clásico romántico, colores impresionistas. Es un poco trabajo de campo, de coger de aquí y de allá.

Estas flautas tan románticas, que suenan a Debussy, y otros arreglos orquestales que tiene el disco, ¿son algo premeditado y pensado minuciosamente o surgieron de manera improvisada?

Hay un porcentaje también de testeo muy grande. Yo no pienso “ahora voy a tocar la sensible con esta flauta”. No es tan académico en plan psicópata, es más disfrutado. Voy leyendo hacia dónde va la música, surge una melodía en mi cabeza y la interpreto así. Y también hay mucho de poner las cartas sobre la mesa, jugar con las herramientas del DAW (se refiere al equipo de trabajo y composición digital) y ser consciente de los elementos con los que cuento y del programa que utilizo, y pasar esto por un delay y luego revertirlo, o utilizar un plugin determinado que puede generar un caos, pero sacando de ahí algo que pueda ser interesante y pueda utilizar más tarde. Hay varias pistas de lo mismo a través de distintos procesos, eso es una constante en este disco.

¿Perdiste el interés por la música cuando eras joven? Es algo que le suele pasar a bastantes niños que empiezan en algún conservatorio o escuela. Si es así, ¿cómo lo recuperaste?

Sí que lo perdí. Empecé en una escuela de música de un pueblo y toqué varios palos: la guitarra, trompa, percusión, solfeo, todo eso… Cuando ya tienes 15 o 16 años te empiezan a interesar otro tipo de cosas. Pensé que no podía quedarme a medio camino: lo siguiente era dar el paso y de repente irme al conservatorio a estudiar. Además, lo que entendía yo en aquella época del conservatorio era que te hacía literalmente una máquina de reproducción perfecta para llegar a donde querías llegar, ¿sabes?


“Legó la hora de tomar la decisión de entrar en la universidad, ver que estudiamos, ¿no? Había varias cosas en las que estaba pensando, pero mi madre me propuso estudiar un grado que era un híbrido entre toda la parte armónica y de tradición musical de conservatorio, a la vez que te enseñaban cosas de producción. Al final acabé metiéndome en eso”



Es un poco lo que te venden que es, sí.

En aquella época dije “mira, yo paso, no me quiero meter en este embrollo, quiero ser, por así decirlo, un chaval normal”. Tenía mis aficiones, mis colegas, el fútbol. Después de eso llegó la hora de tomar la decisión de entrar en la universidad, ver que estudiamos, ¿no? Había varias cosas en las que estaba pensando, pero mi madre me propuso estudiar un grado que era un híbrido entre toda la parte armónica y de tradición musical de conservatorio, a la vez que te enseñaban cosas de producción. Al final acabé metiéndome en eso, pero fue más bien porque no tenía nada claro lo que quería hacer con mi vida. La música no fue un trauma de pequeño, simplemente era algo que no me apetecía hacer o que no era lo mío en ese momento, y dije “paso”.

Lo que has mencionado antes sobre no copiarte a ti mismo, ¿implica también no copiar a los demás? ¿Hasta qué punto eso es inevitable?

Yo creo que la labor del artista también es contemplar el mundo real, lo que tiene alrededor para, más tarde, reinterpretarlo y darle su visión. Entonces, y creo que más aún en los tiempos que vivimos ahora, es muy fácil caer en la copia o el sounds like, ¿sabes? Es superfácil. A lo que me refiero con no copiarme a mí mismo es a evitar formar parte de ese prototipo de peña que, cuando le sale una fórmula bien, se queda en esa y la repite una y otra vez. Más bien me pongo un recordatorio y me digo “oye, tienes que seguir aprendiendo y desarrollando este producto, este proyecto, hacia donde quieras que vaya o hasta donde puedas”. Prefiero no quedarme en la sistemática en la que, si con esta canción me ha ido guay me voy a pegar con esto, voy a seguir haciendo esto. Aunque sería en parte un camino más fácil.

Siguiendo este proceso de aprendizaje como músico y después de haber hecho este disco y haberlo publicado, ¿qué es lo que sientes que te queda por seguir aprendiendo?

Muchísimo. De hecho, ahora me han surgido varias oportunidades de adentrarme en algún mundo más particular. Por ejemplo en el flamenco, ir un poco más de cabeza hacia eso. No me gusta el purismo de las cosas, pero me mola adentrarme, por lo menos un poco, en la boca del lobo. Saber qué hay ahí, cómo se contempla o cómo lo miden ellos. Voy pensando y me van surgiendo ideas.

Sed de conocimiento.
Sed de conocimiento.


¿Crees que tienes que conocer el núcleo puro de un género para poder llegar a experimentar con él?

No. De hecho creo que la experimentación parte del desconocimiento, de enfrentarse a algo que todavía no sabes qué es. Y a raíz de eso surge de repente una cosa nueva y descubres otra. Creo que en la medicina lleva pasando eso toda la vida, ¿no? Por no conocer bien lo que estás haciendo y juntar esto con esto otro de repente descubres algo nuevo.

Sin embargo, esta experimentación que tú haces se está convirtiendo en una tendencia que está virando hacia el mainstream. ¿Se está convirtiendo lo normativo en salirse de la norma?

Algo parecido pasó con el punk. Se comercializan un montón de modas, al final todo lo fagocita el mainstream. Interesa sacar partido a un producto, un interés económico, y me parece muy guay que lo hagan de esta manera porque siento que enriquece la cultura. De repente entran en la ecuación un montón de cosas que nadie había contemplado antes.

La primera canción de tu disco, que es “JUAN SALVADOR GAVIOTA”, toma su nombre de una fábula de Richard Bach. ¿Por qué la escoges para abrir el álbum y cómo forma parte ese relato de tu imaginario?

Es la antesala de lo que son todas las canciones que vienen. Te diría que ese libro es algo así como una biblia o una religión para mí. Es un método para afrontar la vida de alguna manera, y los proyectos y las cosas que te apasionan. Quería hacerle un guiño porque me vino muy bien cuando lo leí y además fue una recomendación de Yung Lean, que en un vídeo de YouTube decía que era su libro favorito o el que más le gustaba en ese momento, no me acuerdo muy bien. Recuerdo que me dije “hostia, pues algo tiene que tener ese libro, ¿no?”.


“Te diría que ‘Juan Salvador Gaviota’ es algo así como una biblia o una religión para mí. Es un método para afrontar la vida de alguna manera, y los proyectos y las cosas que te apasionan. Quería hacerle un guiño porque me vino muy bien cuando lo leí y además fue una recomendación de Yung Lean, que en un vídeo de YouTube decía que era su libro favorito o el que más le gustaba en ese momento



¿Cuáles son las enseñanzas, tanto a nivel musical como a nivel personal que has sacado de ahí?

La mayoría son cosas muy simples y que te han repetido mucho a lo largo de tu vida. “Sigue tu camino”, esas cosas que parecen algo ridículas cuando te dan un consejo. Realmente esas cosas tan simples que resuenan mucho son verdades. Es parecido a cuando alguien hace una letra que es superfácil de asimilar y dices “joder, qué razón tiene, sé que es algo supertonto pero cómo está pesando en este momento cuando la estoy escuchando”. Sobre todo el papel de desmarcarse un poco, de seguir tu camino, de salirte de la bandada de gaviotas que te está diciendo que hagas lo común y que está centrada en su vida normal de alimentarse y en su hacer cíclico.

Tomar ejemplo de una ficción suele ser bastante complicado, pero parece que hablas del libro como si fuese tu único aliciente para toda la experimentación que posee “SUPERNOVA”.

Creo que a raíz de tener todo claro sobre hacia dónde estaba enfocándose el proyecto, me di cuenta de que tenía mucho que ver con este libro. Igual podría ser como el padrino o la madrina de este proyecto, porque lo cojo de referencia y lo llevo al límite hasta tal punto que llamo una canción así. Tampoco es que vaya diciendo “guau, gracias a esto tengo esto otro”. En cierto modo, un poco, pero son una serie de factores.

¿Qué papel sientes que ha desempeñado rusia-idk en todo esto? Lo que comenzó siendo un grupo de colegas ahora es la nueva hornada del pop. ¿En qué sientes que ha cambiado tanto el colectivo como tú dentro de él en estos años?

rusia-idk nace de compartir unos intereses comunes, no tanto musicales, sino más bien de cosas de la vida cotidiana que nos interesaban, de conocernos y caernos bien. mori estaba haciendo algo que se parecía al bedroom pop de Estados Unidos, y mola mazo y lo hace en español, así que nos vamos juntando todos, nos vamos conociendo y vamos currando juntos. Aprendemos unos de otros y claro que tienen que ver mucho en mi vida, en mi proyecto, y yo en el de ellos.

Lazos de comunidad.
Lazos de comunidad.


¿Cómo os conocéis?

La primera persona que conozco es a Rus (se refiere a rusowsky), a través de una amiga en común, Natalia, que me habla y me dice: “Oye, tengo un colega que está haciendo música que igual te interesa”. Yo había sacado varias cosas en Soundcloud y creo que él estaba publicando sus primeras canciones en Spotify a través de un agregador. Creo que a la semana de estar hablando con Rus me enseña “So so”, y pienso que este pavo está adelantadísimo. En plan “¡qué cojones, quiero saber cómo funciona su puta cabeza!”. Así que nos empezamos a hacer colegas. Luego publicó “olas” con mori y me dice que vaya al concierto. Ahí ya los conozco a todos, porque yo al principio estaba en Goblins. Hay un punto en el que soy supercolega de esta peña. Me relaciono mayormente con ellos, así que lo natural es que comenzase a currar con rusia-idk, por una cuestión de compartir intereses mutuos. Así, uno descubría una vaina, se la enseñaba al resto y comenzamos a nutrirnos los unos de los otros.

¿Sentís que habéis generado una escena estando juntos en ese momento concreto que igual de otra manera no se hubiese generado?

Sí, totalmente. Es muy importante, rusia-idk como nexo de unión entre nosotros y entre lo que nos hemos aportado, para llegar cada uno a donde está con su proyecto aparte.

Y, cuando estabas componiendo “SUPERNOVA”, ¿sentías que lo que estabas haciendo era trascendental, o al menos algo que no sucede todos los años?

La verdad que no, porque hago mucha comparación con la gente de fuera. No barajaba la posibilidad de hacer algo así desde España. También es que empecé haciéndolo en inglés, y luego me comió la cabeza mi mánager para que lo hiciese en español. Al final, hacerlo en español se convierte en la intención. Sacar este tipo de música, con estas referencias de fuera, para adaptarlas a nuestro idioma y la escena de aquí.


“Yo creo que no hace falta una letra que te haga sentir. Sinceramente, hay un montón de palabras que no pillo de una canción de Frank Ocean, pero me traslada a un sitio, me imagino algo y puedo pasar horas escuchándola. Hay veces que algo te sorprende porque un artista no está diciendo algo tan importante, pero lo transmite tan bien que eso es con lo que me quedo”



Entiendo, entonces, que tampoco te preocupa demasiado la letra…

Hay momentos en los que siento que determinadas imágenes o algunas palabras sueltas evocan algo y que, al final, parecen motas en una pintura que, desde lejos, tiene sentido y forma un conjunto, pero desde cerca eres capaz de adivinar la figura que estás haciendo. Y también hay letras A, B y C. Letras que son una tontería que sale en ese momento y que expresarla es igual de válida porque forma todo parte de un engranaje mucho más complejo. Yo creo que no hace falta una letra que te haga sentir. Sinceramente, hay un montón de palabras que no pillo de una canción de Frank Ocean, pero me traslada a un sitio, me imagino algo y puedo pasar horas escuchándola. También hay un factor que mola mucho: descubrir lo que estás diciendo después de haberlo escuchado. Hay veces que algo te sorprende porque un artista no está diciendo algo tan importante, pero lo transmite tan bien que eso es con lo que me quedo.

También haces uso de muchas palabras inventadas.

Sí, hay palabras inventadas en el disco. Hay catch phrases que son balbuceos o cosas sin sentido. Y los dejo porque pienso que tienen que estar ahí, igual que un arreglo romántico de flautas.

Entonces, si tú pudieses salir de tu cuerpo y escuchar tu disco como la persona que no lo ha hecho, ¿qué crees que te evocaría?

Es un disco generacional, entiendo que mucha gente puede sentirlo así. No sé mucho de la generación millennial, o Z, o como sea. Pero son las personas de los noventa hasta, no sé, una generación que nace con la sensación de incertidumbre y de no saber qué va a pasar con su vida, que se tiene que buscar la vida como puede. De repente tira para este lado porque cree que es algo fiable y que le va a asegurar un futuro, pero en realidad es todo lo contrario. Al final acaba siendo un engaño, así que ahora tenemos una especie de futuro en el que la peña está haciendo cosas que le gustan también. Y que está luchando por hacer lo que quiere, porque no quiere acabar cabreado toda la vida trabajando en una cosa que no le gusta. Yo he sufrido esto, yo he sentido esto. Todos los paisajes sonoros que hay me pueden evocar un recuerdo de la infancia, por los tintes de nana que tienen. O el momento en que estás en tu mejor concierto, o en el concierto de tu artista preferido. A cada uno le evocará una cosa diferente. ∎

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