Serie

Autodefensa

Berta Prieto, Belén Barenys y Miguel Ángel Blanca(miniserie, Filmin)
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Vamos a calmarnos. Las ficciones sobre chicas-de-hoy-en-día no las inventa Lena Dunham en 2012. Recordemos que una cadena tan poco sospechosa de adelantarse a las modas como TVE ya emitía en 1991 una serie llamada, mira por dónde, “Las chicas de hoy en día” (Fernando Colomo y Joaquín Oristrell, 1991-1992), donde una pija catalana y una sevillana muy graciosa –vivan los estereotipos– se buscaban la vida como actrices en el Madrid de la posmovida. Pero algo hemos avanzado en treinta años y hoy el retrato en femenino de la juventud ya no pasa por el sainete sentimental, sino por devolverles la voz a las protagonistas para buscarse, perderse y reírse de sí mismas.

Esa parece haber sido la máxima de Miguel Ángel Blanca en Autodefensa” (2022), que surge del encuentro entre el director de “Magaluf Ghost Town” (2021) y las dos protagonistas, Belén Barenys y Berta Prieto. Y sí, claro que hay fascinación en la mirada de Blanca sobre estas chicas y su discurrir errático y sobrado por el mundo, pero sobre todo complicidad y sentido lúdico. Porque en “Autodefensa” hay morro, naturalidad, vacile, ternura, ironía y crudeza, pero su gran virtud es sobre todo la porosidad a las ganas de jugar y pasarlo bien de sus creadores.

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Ahora que Netflix ha impuesto la inercia como libro de estilo y las series solo se copian a ellas mismas, cuesta describir lo estimulante que resulta que “Autodefensa” se reinvente de episodio en episodio y sea casi imposible adivinar lo que está por venir en el siguiente: un homenaje a Pasolini en forma de sermón, una sesión de terapia de grupo, una búsqueda de un after... Ninguna serie española se había permitido antes ser tan libre y flirtear con lo anarrativo. Tampoco se ha visto en antena o plataformas esa naturalidad ante las drogas y el sexo, aunque no hay nada que no estuviera hace más de cuarenta años en “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” (Pedro Almodóvar, 1982). Todo es cuestión de contexto, sí, pero el contexto importa. El único patinazo de la serie es quizá el episodio sobre los abusos de poder, que denuncia la hipocresía del mundo del cine desde la caricatura y la fantasía justiciera. Mucho más punzante y atrevido es el retrato de la ansiedad de un aspirante a actor angustiado por la posibilidad de una cancelación. La reacción de Prieto resume la brillantez y el descaro de una actriz sin miedo a no caer bien, un arrojo que ya le están haciendo pagar en forma de odio las redes. ∎

De la mejor fiesta a la peor resaca.
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