La nueva película de Marc Recha (L’Hospitalet de Llobregat, 1970) se distancia de algunas de las tendencias habituales en su filmografía. Las películas del director de “Pau i el seu germà” (2001) destacan por estar rodadas en escenarios exteriores y naturales de localizaciones fronterizas. En cambio, “Centaures de la nit” (2024; se estrena hoy) se sitúa en Poblet, un histórico monasterio cisterciense en la Tarragona interior poco aprovechado como escenario cinematográfico. Este contexto religioso ha propiciado, probablemente, que Recha haya rodado la película en blanco y negro (se encarga de la fotografía Peter Zeitlinger, habitual de Werner Herzog) y en buena parte en interiores. Entre los puntos de partida de la propuesta, destaca la figura y obra de Evgen Bavčar, un fotógrafo invidente que también forma parte del elenco de protagonistas. Esta artista inspira la idea que atraviesa todo el filme, la creencia en ver más allá de lo que abarcan los ojos, un principio ligado tanto a la ceguera como a la práctica espiritual.
En este marco, Recha agrupa una panoplia de personajes e historias, conducidos por el protagonista que encarna Lluís Soler. Un veterano que parece ejercer de alter ego del cineasta, y acompaña a un grupo de ciegos de excursión a Poblet, mientras emprende la búsqueda de unas supuestas reliquias allí escondidas. El arranque de la película podría ser una revisión de “La noche de la iguana” (John Huston, 1964), con su panda de viajeros en un autobús destartalado que conduce una mujer con gran personalidad (Montse Germán en modo Ava Gardner catalana), mientras que otro personaje femenino maduro ejerce de figura controladora y castradora.