Poeta, ensayista y cineasta, el argentino César González (Morón, 1989) no lo tuvo fácil antes de encontrar refugio y redención en el arte. El mayor de ocho hermanos, creció en una de las villas del extrarradio bonaerense y su infancia y juventud estuvieron marcadas por la violencia, las drogas, los robos y la cárcel, el material del que se nutre “El niño resentido” (2023; Reservoir Books, 2025), un libro que es un puñetazo a bocajarro, sin moralinas ni justificaciones.
En capítulos breves, González pinta el día a día de la vida de los expulsados de la sociedad del (supuesto) bienestar y nos pasea por los detritus de la villa Carlos Gardel (donde nació), con sus bandas de adolescentes abocados a la delincuencia para sobrevivir en los márgenes de un mundo que los teme y los desprecia. Existencias fuera de la ley donde la muerte ronda en cada una de sus polvorientas calles con el no future como sustancia para lograr destellos de una vida mejor.
Marginalidad, balazos, vulnerabilidad: niños desamparados que hallan en la camadadería del gang un boquete por el que expulsar la angustia de los que no tienen nada que perder.
La prosa, rápida y mortal como una balacera, prescinde de cualquier adorno superfluo e hinca los colmillos de forma austera en el fango de la realidad más brutal. Más en “Rengo yeta” (2025), segunda parte –en eBook en Reservoir Books– del recuento de –hola, Pasolini– una vita violenta. ∎