A Daniel de Visé no solo le interesa la música, sino también otras materias como la televisión y el cine, que de tanto en tanto impulsan y modelan artefactos convertidos en elementos irreverentes. Histriones, guionistas, productores de televisión y directores de cine que procesan, manufacturan y distorsionan los formatos audiovisuales que repercuten en los cánones de la cultura pop. Esa es la esencia, el contexto, los argumentos y las conclusiones de “The Blues Brothers. Granujas a todo ritmo” (“The Blues Brothers”, 2024; traducción de Íñigo García Ureta).
Ganar el Pulitzer le cambió la vida al periodista, pues el galardón le permitió iniciar una interesante carrera como escritor. De los cinco libros que ha publicado, dos títulos están dedicados a la música. Son dos nombres dispares. John Belushi y Dan Aykroyd dan vida a The Blues Brothers, fenómeno televisivo, luego musical y, por último, fílmico. Y el otro, que no disponía de un ensayo tan esmerado y contextualizado, es una leyenda de la música popular del siglo XX que cristalizó en “B.B. King. Rey del blues. Ascensión y reinado de Riley ‘Blues Boy’ King” (2021; Libros del Kultrum, 2023). “El Pulitzer fue un trabajo en equipo. Yo trabajaba en el ‘Miami Herald’ y cubrimos la redada federal en la casa de Elián González en Miami en 2000. Un caso muy sonado, pues la justicia norteamericana sentenció conceder la custodia del niño al padre, que decidió volver con su hijo a Cuba. ¡Apuesto a que mucha gente más joven no sabe quién es! No sé si soy uno de los mejores en mi campo, pero definitivamente soy uno de los pocos periodistas afortunado de poder publicar libros”.
En el ensayo sobre el dúo de cómicos, el autor pone en valor el peso generacional que tiene la televisión en la cultura popular de su país. Y destaca poderosamente la figura del creador, director y productor canadiense Lorne Michaels, que tuvo la brillante idea de hacer televisión para un público joven, ya que el cuadro de intérpretes era de una edad similar; además, se emitía en directo.
En otoño de 1975 se estrenó ‘Saturday Night Live’, que todavía sigue en antena. “‘Saturday Night Live’ es uno de los programas de televisión más importantes de la historia de Estados Unidos, aunque solo sea por el tiempo que lleva en antena. La primera mitad del libro cuenta la historia del origen del programa y de la creciente ‘generación televisiva’ de comediantes y actores de comedia improvisados, tales como Belushi, Aykroyd, Steve Martin, Gilda Radner y Eddie Murphy, que, de una manera u otra, pasaron por SNL”.
Con la distancia que da el tiempo, en el libro se intuye que John Belushi era un comediante singular, con una ética de trabajo más que discutible, y como actor sus habilidades eran escasas.
Cuando John Belushi murió en marzo de 1982, su obituario no apareció en la portada de ‘The New York Times’. En ese momento creo que era considerado un actor muy popular, pero probablemente no era uno de los más grandes de la historia. Su enorme importancia surgió a lo largo de los años, a medida que se hizo cada vez más claro que era el comediante más destacado del elenco fundador de ‘Saturday Night Live’, y quizá también el cómico más conocido de su generación, al menos a la par de Eddie Murphy y Bill Murray. Steve Martin, Lily Tomlin y Richard Pryor fueron enormemente importantes, pero no creo que ninguno de ellos pudiera protagonizar una película del tipo de la que hizo Belushi.
En tu libro, como en el de Bob Woodward, “Como una moto. La vida galopante de John Belushi” (1984; Libros del Kultrum, 2022), se vislumbra que el interés de la industria de Hollywood está en que el nombre del actor es sinónimo de dinero, a pesar de sus excentricidades. ¿Por qué se le consintió esa manera de proceder?
Sí, es verdad. ¡Mucho de lo que sucede en Hollywood tiene que ver con el dinero! Belushi era una estrella modesta cuando apareció en “Desmadre a la americana” (John Landis, 1978). Llevó esa película a la cima de la taquilla. A partir de ese momento, Belushi fue un fenómeno y no había duda de que los estudios lo pondrían en el centro de otra película. La única pregunta era: ¿qué película? El interrogante nos lleva a cómo se consiguió hacer la película de los Blues Brothers. En 1978, Belushi estaba obsesionado con su personaje, por lo que esa historia se convirtió en el tema de la inevitable nueva película del actor, “The Blues Brothers. Granujas a todo ritmo” (John Landis, 1980). Le correspondió al pobre Dan Aykroyd escribir un guion donde no existía una historia real. Recuerda que los Blues Brothers eran básicamente un sketch musical de cinco minutos, sin ninguna historia o idea real detrás, hasta que Aykroyd creó una.
Aparte de contar con una banda de primer nivel, ¿cuál podría ser la razón para explicar el éxito del dúo Belushi-Aykroyd ante su aparente falta de dotes musicales?
Hagamos una pausa para considerar la singularidad del momento en que los Blues Brothers surgieron en la cultura popular estadounidense. Había dos cómicos de televisión que de golpe se reinventaron como artistas musicales serios, liderando una banda increíble, grabando discos y saliendo de gira. Nadie lo hizo. Fue algo sin precedentes. Quiero decir que no estamos hablando de Doris Day o Sinatra. Estos tíos eran actores y comediantes sin un talento musical demostrado.
¿Cuáles han sido las motivaciones para interesarse por Belushi, Aykroyd y el director de cine John Landis? ¿Qué es lo que te decidió a hacer este ensayo sobre los Blues Brothers?
Se me ocurrió la idea de este libro mientras trabajaba en la biografía de B.B. King. King no apareció en la película de los Blues Brothers y quería saber por qué. Me comuniqué con John Landis, el director. Me explicó que B.B. King estaba demasiado ocupado para hacer la película. Luego Landis comenzó a hablar sobre la verdadera “misión de Dios” detrás de los Blues Brothers, que era ayudar a revivir las carreras de los grandes del rhythm’n’blues. Esa visión se convirtió en la idea de mi libro.
En el libro se indica que Landis no participaba de la parafernalia de las drogas. ¿Puedes explicar cómo se las ingenió para hacer un filme en semejantes condiciones?
Así es. Hasta donde yo sé, John Landis era abstemio, y en el set de los Blues Brothers estaba rodeado de un equipo que en muchos casos bebía, fumaba marihuana y esnifaba cocaína. Sin duda fue difícil hacer una película en esas circunstancias. El alcohol, la marihuana e incluso la cocaína proliferaban en los platós de cine y televisión en la década de los setenta, por lo que Landis tuvo que soportar en ese plató no fue, probablemente, tan inusual. Y supongo que la mayoría de los artistas y trabajadores eran capaces de realizar su trabajo a pesar de la presencia de alcohol y drogas. La mayoría de ellos, presumiblemente, bebían cuando no estaban trabajando. Sabemos que el propio consumo de Belushi se salió de control durante el rodaje. Probablemente fue un pequeño milagro que no acabara en el hospital, o algo peor, y que el rodaje pudiera terminar sin un gran retraso, según el calendario previsto.
Para quienes tuvieron la oportunidad de ver el filme en su día siendo adolescentes y, sobre todo, amantes del blues y el rhythm’n’blues, la película fue una revelación. Con los años, muchos de ellos siguen valorando la música, pero no tanto la trama.
No estaría de acuerdo. En Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia e Italia, que yo sepa, se celebra como una gran película. Muchas frases del guion – “volvamos a reunir a la banda”, “estamos en una misión de Dios”– están arraigadas en la cultura popular, tal vez para siempre. Las escenas de accidentes automovilísticos son muy valoradas. Y la película es apreciada como comedia y musical. Es una obra tridimensional y suceden muchas más cosas que los números musicales. Dicho esto, los números musicales son los que le dan la inmortalidad a la película. Lo de la trama, te lo concedo.
Si te comentaran que la aportación a la música pop de John Landis se reduce básicamente al vídeo de “Thriller”, que supone un punto y aparte para la industria de los videoclips, ¿qué dirías?
Sí, John Landis dirigió el vídeo de “Thriller”. Es muy importante para él y recuerdo que me pidió que incluyera el crédito cuando lo agregué a la contraportada del libro de B.B. King. Creo que Landis es extraordinariamente versátil. Además de “Thriller”, dirigió “Un hombre lobo americano en Londres” (1981), una de nuestras grandes películas de terror. Pero, ante todo, creo que es uno de los directores de comedia más importantes de Estados Unidos. Diría que “Desmadre a la americana” (1978), “Entre pillos anda el juego” (1983) y “The Blues Brothers. Granujas a todo ritmo” se encuentran entre las mejores comedias que tenemos. “Made In U.S.A. (1977) y “El príncipe de Zamunda” (1988) tampoco se quedan atrás.
En lo musical, los Blues Brothers, sus álbumes y breves giras, ¿se pueden considerar una referencia de la cultura pop?
Claramente, millones de personas compraron discos de los Blues Brothers, al menos en Estados Unidos. Cientos de miles de personas acudieron a sus espectáculos. En ese momento, en 1978, 1979 y hasta junio de 1980, lo único que teníamos era la banda actual y sus grabaciones. Luego vino la película, y en los 44 años siguientes la cinta seguramente llegó a eclipsar las grabaciones. Y los recuerdos de las giras se desvanecieron. Cuando volví a casa del cine después de ver “The Blues Brothers” por primera vez fui a la tienda y compré “The Best Of Sam & Dave”. Creo que eso es lo que Jake y Elwood hubieran querido.
Es agradable leer la importancia que The Paul Butterfield Blues Band tuvo en la escena blues de Chicago de los años sesenta. Mike Bloomfield era un excelente guitarrista. Lo que hizo para que B.B. King tocase el Fillmore West de San Francisco fue tremendo. Lástima la manera como murió…
Como escribí en mi libro de B.B. King, he llegado a creer que Mike Bloomfield y Elvin Bishop eran casi los únicos guitarristas blancos estadounidenses de su época que estaban familiarizados con la tradición de la guitarra de blues negra. En otras palabras, eran prácticamente los únicos guitarristas estadounidenses blancos que podían tocar como B. B. King, o que incluso conocían su sonido, antes de que B. B. irrumpiera en 1967. Una enorme barrera de racismo separaba la música blanca y negra en los Estados Unidos en ese momento y, francamente, hasta el día de hoy.
John Belushi transmite una imagen violenta y bastante asocial. ¿Cómo es que su proyección pública es tan atractiva para el público, especialmente para los más jóvenes?
Creo que hubo un momento, inmediatamente después de su muerte, en que algunas personas desestimaron a Belushi por imprudente, violento y antisocial. Sin embargo, con el paso de los años, creo que ha surgido el verdadero Belushi. Amigos y seres queridos lo recuerdan como un hombre cariñoso, apasionado, leal, protector, sensible, reflexivo y profundamente talentoso. Sí, tenía arrebatos de violencia y comportamientos desagradables, pero creo que esa era la cara de la adicción. Era un adicto. Creo que tal vez sea un error culpar al verdadero Belushi, al sobrio, por las acciones del adicto. Y, en cualquier caso, ahora es más recordado por sus personajes de televisión y cine. Como Cookie Monster, Harpo Marx, Bluto, el Samurái y Jake Blues.
¿Después de ‘Saturday Night Live’, qué te atrae de Dan Aykroyd como comediante y guionista?
Creo que los dos mayores logros de Dan Aykroyd son los guiones de “The Blues Brothers” y “Los cazafantasmas” (Ivan Reitman, 1984). Creo que ambas existieron como ideas cuando él todavía era actor en ‘Saturday Night Live’, pero las películas terminadas salieron en los años siguientes. Yo diría que “The Blues Brothers” es la obra más importante, pero “Los cazafantasmas” fue un evento cultural masivo, uno de los momentos definitorios de 1984 en la cultura popular estadounidense. Supongo que “¿A quién vas a llamar?” es una frase tan familiar como “estamos en una misión de Dios”. Creo que cualquier actor tiene suerte de tener un gran éxito y Aykroyd ha tenido varios.
¿Lorne Michaels es lo mejor que le ha pasado a la televisión de los años setenta y ochenta?
Sí y no. Creo que la creación de ‘Saturday Night Live’ es ahora uno de los momentos decisivos en la historia de la televisión estadounidense. Pero también se podría argumentar que el programa es tan importante precisamente porque ha durado tantos años. Si Lorne Michaels hubiera dejado ‘Saturday Night Live’ a finales de la década de los setenta, cosa que hizo, y nunca hubiera regresado, él y el programa probablemente serían recordados hoy como los puntos culminantes de la televisión nocturna de la década de 1970. Creo que Lorne Michaels y ‘Saturday Night Live’ importan mucho por su perdurabilidad y por seguir siendo relevantes, lo cual, pensándolo bien, es algo bastante difícil de conseguir.
¿Cómo interpretas la intuición de Michaels de crear un grupo de guionistas femeninas para ‘Saturday Night Live’? ¿Qué te parece Tina Fey como actriz?
Creo que ‘Saturday Night Live’, en los primeros años, era una especie de club de chicos. Hay muchos informes de sexismo, misoginia, dobles raseros y cosas así entre el elenco y el equipo, aunque grandes intérpretes y escritoras brillaron desde el principio: Gilda Radner, Laraine Newman, Jane Curtin, Rosie Shuster, Anne Beatts, etc. Por supuesto, las mujeres son primordiales para los cometidos de ‘Saturday Night Live’. Yo diría que Tina Fey, Kristen Wiig y Kate McKinnon podrían ser las tres intérpretes de ‘Saturday Night Live’ más importantes de este milenio. ∎

Un mérito del ensayo es que el autor intenta comprender la personalidad y la manera de actuar en la vida, los escenarios y los platós de John Belushi (1949-1982) antes que justificarlas. O demonizarlas. Si a ello se suma la capacidad para contextualizar y obtener informaciones que saben tomar distancia del actor, el personaje y su impacto ante la audiencia, estamos ante un documento con valor añadido a nivel social y cultural de la industria del audiovisual. “Al igual que sus homólogos de la industria televisiva, los ejecutivos del cine de los años setenta tampoco entendían a la emergente generación de la televisión”. Y de qué manera impactó el talento de Belushi y el de quienes lo rodeaban. Además de su caótica relación con Hollywood. “Por lo general, John solía hallar el modo adecuado de dar salida a su querencia cavernícola por la intimidación y la violencia”. Tal vez no lo sintiera así, pero Belushi en su camino hacia la autodestrucción dejó algo más que rastros de misantropía.
El argumento de “The Blues Brothers. Granujas a todo ritmo” es salvar un orfanato de Chicago. Dan Aykroyd, que se hizo cargo del guion, tenía un objetivo más suculento: honrar la entonces olvidada tradición del blues y el rhythm’n’blues. La amalgama de nombres que aparecen en la película se extiende de Aretha Franklin, James Brown y John Lee Hooker a Ray Charles y Cab Calloway, que venía de las orquestas de swing de finales de los años treinta. La banda de los Blues Brothers estaba constituida por insignes músicos del sello Stax, como el compositor, guitarrista y productor Steve Cropper y el bajista y productor Donald “Duck” Dunn. Little Richard rechazó la invitación. Ya tenía su propia misión divina como pastor.
Daniel de Visé describe la evolución de la comedia de los años setenta en los ámbitos de la televisión, ‘Saturday Night Live’, la revista satírica –luego productora de cine– ‘National Lampoon’ y el grupo de actuación Second City. El productor y director de ‘Saturday Night Live’, Lorne Michaels, aventuró que el comediante sería una caja de Pandora en un grupo de por sí lleno de egos. Sin embargo, supo aglutinar un elenco joven y deslenguado, proveniente de las escenas de Chicago, Toronto y Nueva York. El relato detrás de las bambalinas de cómo se hizo la película contiene episodios amistosos, ácidos y memorables.
En 2020, pocos podían imaginar que la película de John Landis sería oficialmente catalogada “cultural, histórica o estéticamente significativa” por la Biblioteca del Congreso. De Visé considera que la cinta no es un simple entretenimiento, es un signo distintivo de una generación de humoristas, cómicos, actores y profesionales audiovisuales que supo reinventar los códigos del lenguaje textual y corporal de la comedia en todo tipo de formatos. ∎