Libro

David Pasqual (aka Perfumme)

DinosaurioColectivo Bruxista, 2024

“Dinosaurio”. ¿Qué es “Dinosaurio”? ¿Quién es “Dinosaurio”? ¿Dónde está “Dinosaurio”? La última novela del escritor y guionista David Pasqual (Valencia, 1981), también conocido como Perfumme, nos hace que nos preguntemos desde la primera página qué estamos leyendo realmente, quién es el narrador, quién es su familia, quién es su amante, quién es el niño que apareció muerto en la orilla del río. Esta incertidumbre, totalmente buscada, es el gran acierto de la narración y nos obliga a interrogarnos todo el rato sobre este ambiguo relato de iniciación.

Porque lo mejor que tiene esta novela es su ambición, su ambición por apostar por el subterfugio en lugar de la anécdota, por la diseminación de pistas en lugar del relato claro y lineal, por la disociación con cualquier realismo decimonónico o lenguaje narrativo al uso y su apuesta por lo lírico, épico y espiritual. En realidad, esto no se puede considerar una novela, sino más bien un salmo o parábola de una nueva religión kafkiana.

El argumento nos presenta un mundo, o un final del mundo, truculento y claustrofóbico, donde el narrador y protagonista nos habla de su día a día en una casa con sus padres ultrarreligiosos y un hermano que odia hasta el punto de pegarle palizas cada vez que se cruzan por los pasillos. Todos rezan al gran Donatello, el oráculo de los hombres fit y el culto por el cuerpo por encima de todas las cosas. ¿Quién es Donatello? Exacto, el personaje más oscuro de las Tortugas Ninja. Porque el mundo ha sucumbido a la cultura pop y a la televisión y ahora solo es simulación en estado puro.

Como si de “La naranja mecánica” (Anthony Burgess, 1962) se tratara, el narrador tiene su propio vocabulario y hacer el amor es “hacer el roma”. El lenguaje propio del protagonista, su aislamiento absoluto, hasta lingüístico, es muy importante en toda la narración. En realidad, y como está estructurado el libro, en pequeños capítulos encadenados a la manera de un collage, podríamos decir que la novela es una mezcla de “Dibujos animados” (1996), de Félix Romeo, y el “Oryx y Crake” (2003), de Margaret Atwood.

Nadie le puede negar su audacia. La ambición de la novela es clara. Sin embargo, a veces deja demasiado fuera del mundo a su protagonista, como si fuera uno de esos libros infantiles en que los que tú enganchabas una pegatina a un fondo fijo. Esta pegatina a veces quedaba bien, pero otras no concordaba en absoluto con el fondo y quedaba ridículo. Eso le pasa a nuestro protagonista, sobre todo cuando lo detienen y pasa a un laboratorio a lo “Stranger Things” donde le hacen todo tipo de pruebas.

No hay muchos libros como este en la literatura española reciente y eso hay que aplaudirlo. Está bien la temeridad de atreverse a hacer algo así, de apostar por aproximaciones no directas al relato de una historia que, en el fondo, podría contarse de una forma convencional, de género fantástico, y no pasaría nada. David Pascual busca su propio camino dentro de la narrativa y estamos convencidos que lo acabará por encontrar. Talento tiene de sobras.

Lo que parece claro es que los dinosaurios somos los propios lectores, personajes antitéticos de un mundo extraño que nos ha traspasado por completo y que ya no nos pertenece en absoluto. Es como si el tiempo se hubiese acelerado mientras nosotros nos encerrábamos en formol y mil años después resurgiésemos para encontrarnos ¿con qué? Esto. Un paisaje a medio camino del horror tergiversado del apocalipsis y la falsedad de los reality shows ultraguionizados.

Después de “Gordo de Porcelana” (2021), con Temas de Hoy, Perfumme se encuentra en la editorial Colectivo Bruxista con su compañero de viaje ideal para presentarnos esta historia apócrifa de una Biblia escrita por tortugas mutantes. Solo por la audacia de imaginar algo así ya se merece un premio. ∎

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