Cómic

David Sánchez

Fuego de bengalaAstiberri, 2023
En cierta ocasión, un crítico interrogó a Picasso sobre el significado de las figuras que componen el “Guernica”. El pintor respondió, astuto, que un toro es un toro y un caballo es un caballo. Tal vez esa sea la mejor manera de enfrentarse a las obras de David Sánchez (Madrid, 1977), que regresa tras casi cuatro años sin publicar ningún libro con “Fuego de bengala”, un título que remite a una cita de Jean Giraud, “Moebius” (1938-2012), sobre la ruptura de las reglas narrativas clásicas. En él, como en el “Guernica” según Picasso, las cosas tienen un significado literal y tautológico: un pato antropomórfico es un pato antropomórfico.

Sin embargo, en el incansable periplo del protagonista, un jugador que busca superar nivel tras nivel hasta alcanzar el último para ganar el juego, se intuye una visión determinada de la realidad, matizada por los medidos y velados diálogos de Sánchez. El viaje a través de los diferentes niveles revela que lo real es pura ilusión, y que la percepción de nuestra mente es la que da forma a las cosas. Puede que no haya una gran epifanía en “Fuego de bengala”, pero en su sentido del humor, más desarrollado que en otras obras del autor, también se alcanzan revelaciones trascendentes si se sabe entender cómo llegar a ellas.

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Más concreta y directa que “Un millón de años” (2017) o “En otro lugar, un poco más tarde” (2019), esta nueva obra parece interesada en explorar territorios más gráficos que conceptuales, de forma que el autor se atreve con escenas de acción, escorzos y secuencias inéditas en su obra. Se nota el goce del dibujante con todo ello, situado en la tensión, siempre presente en la obra de Sánchez, entre lo intuitivo de los argumentos y lo cerebral de un dibujo cerrado y limpísimo. Las grandes viñetas y las dobles páginas de “Fuego de bengala” otorgan nuevos espacios y permiten otro tipo de lectura, más inmersiva y casi lúdica: el cómic de David Sánchez es más cómic que nunca.

Muy lejos ya de aquellos referentes que, como la lista de los reyes godos, se repetía en cada reseña de sus obras tempranas –David Cronenberg, Charles Burns, David Lynch–, Sánchez ya solo se parece a sí mismo. En su camino como dibujante siempre se ha observado una búsqueda de la verdad trascendental de la existencia y la realidad, pero en “Fuego de bengala” se hace ya evidente que esa búsqueda se acompaña de otra no menos importante: la de la verdad profunda del lenguaje del cómic. Arte y vida solo tienen sentido si acaban siendo indistinguibles entre sí, y cuando ambas búsquedas confluyan y lleguen a la misma conclusión, David Sánchez alcanzará su propia revelación como autor. ∎

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