Libro

David Sedaris

Estoy bienBlackie Books, 2024

Llevo años leyendo a David Sedaris (Johnson City, 1956), y todavía no sé si le pillo el punto. A ver, me gusta, pero sus libros se me olvidan a los cinco minutos de terminarlos. A pesar de ello, siempre albergo la esperanza de estar empezando a leer su obra definitiva, aquella que me haga asentir con la cabeza, decir para mí mismo “esta era”. Y ya lo siento, pero “Estoy bien” (“Happy-Go-Lucky”, 2022; Blackie Books, 2024; traducción de Jorge de Cascante) tampoco lo ha sido.

Quizá el problema lo tengo yo, porque cada nueva obra del estadounidense me ha gustado un poco menos que la anterior. Lo descubrí con “Un vestido de domingo” (2004), y dejó un poso muy bueno que me llevó a buscar otros libros suyos. El siguiente fue “Cuando te envuelvan las llamas” (2008), y después vino “Calypso” (2018). Si buscan reseñas de cualquiera de estos libros, en todas ellas leerán las bondades de su literatura “desternillante”, para “reír a carcajadas”, comparable a Groucho Marx o Woody Allen. Pero mira, no.

Pese a que Sedaris es un autor cómico que incluye gags, chistes y algunas situaciones delirantes, su obra transmite más tristeza que alegría. Cómo decirlo… sus preocupaciones son problemas del primerísimo mundo y él lo sabe, y de algún modo su manera de enfrentar esa especie de culpa por ser un privilegiado es hacerlo a través del humor. Pero su comicidad no provoca carcajadas, sino sonrisas. A ver si me explico mejor: David Sedaris no inventa situaciones hilarantes, cuenta su día a día, y es en su manera de narrarlo donde suele encontrarse la gracia, no en aquello que sucede. No es el fondo, es la forma. De hecho, su forma de escribir es fluida y se lee de un tirón, pero igual que viene se va.

Ni que decir tiene que la literatura de comedia es un asunto muy serio. Ahí están grandes autores como los inigualables Tom Sharpe, Jardiel Poncela o el clásico PG Woodhouse para corroborarlo. Por no hablar de algunos de los grandes del género en la actualidad como Shalom Auslander, Percival Everett o el superventas Christopher Moore. Todos ellos manejan códigos propios que aúnan la calidad con la diversión. Frente a ellos, la obra de Sedaris palidece. La principal diferencia es que aquellos manejan con soltura el fondo y la forma.

El autor de origen griego utiliza en esta nueva obra su fórmula habitual, que consiste en una sucesión de historias autobiográficas cortas que una tras otra despliegan un mosaico de situaciones con algún nexo común. Aquí parecen ser el deterioro de su anciano padre casi centenario y las consecuencias de la pandemia del COVID. Pero tampoco se trata de líneas argumentales horizontales que se puedan rastrear en cada relato, sino leitmotivs que va dejando caer aquí y allá mientras narra sus viajes con amigos por países del este de Europa, sus días de compras en tiendas exclusivas con su hermana, la actriz Amy Sedaris, sus aventuras en la casa de la playa familiar, o los momentos más interesantes de sus charlas y presentaciones literarias (aquí están algunos de los mejores momentos del libro).

“Estoy bien” no es desternillante, no te va a hacer llorar a carcajadas pero te hará pasar un rato agradable y terminar su lectura con una sonrisa en la cara. Y esto ya es bastante, ¿no? Quienes busquen un rato agradable sin mayor trascendencia, léanlo sin dudar. ∎

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