Tras la edición en castellano, el año pasado, de la memorable novela “Baba Yagá puso un huevo” (2007), se nos muestra ahora otro perfil de Dubravka Ugrešić (Kutina, 1949); en esta caso, por medio de “La edad de piel” (“Doba kože”, 2019; Impedimenta, 2021), colección de ensayos enfocados en mostrar las debilidades y estigmas morales e ideológicos del individuo de nuestra era. Y lo hace por medio de diecisiete visiones complementarias de un todo absoluto, cifrado dentro de la descrita “sociedad de participación” (self-managament para los más audaces con las modas de expresión lingüísticas), que diría el rey holandés Guillermo Alejandro.
A partir de dicho eje de pensamiento, la escritora croata se erige en francotiradora de la moral consensuada y, finalmente, aceptada: de una pequeña oficina de correos en Novi Zagreb a la Pequeña Odesa neoyorquina, pequeños mundos concentrados en barrios y espacios cada día más globalizados.
Ya sea por medio de la pérdida de identidad, la teatralización del mal, nuestro turbio contexto geopolítico o los miedos surgidos de la vampirización social orquestada por los resortes neoliberales y reductos nacionalistas, que ella sufrió en primera persona en la antigua Yugoslavia, las frases se suceden dentro de una sinfonía perfectamente calibrada con reflexiones de muchos quilates y un estado latente de mordacidad, donde todo -ismo es diseccionado con afinado bisturí quirúrgico.
Las referencias a documentales, películas y toda muestra cultural también le sirven de apoyo para abrir el campo de acción escénico. El mismo donde caben desde erecciones provocadas por manuales de zapatería hasta alertas respecto a los medios de comunicación, cuya misión es borrar la memoria cultural.
Ugrešić hila fino con lenguaje conciso y poliédrico, siempre apoyado en la dualidad irónica expuesta en todo momento: humorística y dolorosa, a partes iguales. Sin duda, un logro incontestable que la aúpa entre las mentes más preclaras y necesarias de nuestra era. ∎